Un 51% de las personas en Chile declara recibir, semanalmente, comunicaciones con intentos de fraude, y dos de cada tres chilenos sitúa la delincuencia como la primera prioridad de la agenda pública.
Esas son parte de las conclusiones de la encuesta elaborada en abril por Ipsos en conjunto con Fundación Paz Ciudadana. Para el informe N°39 «Claves Ipsos», se encuestaron a 800 personas con el fin de identificar las principales opiniones y comportamientos de las y los ciudadanos respecto a temas de interés para el país.
El documento detalla que la seguridad pública se mantiene por tercer año consecutivo como problema prioritario para la agenda del gobierno, según la ciudadanía: 66% de las personas instaló la delincuencia como una de las tres prioridades para la agenda del Gobierno y 41% la ubicó en el primer lugar.
Además, desde el año 2023, ha aumentado 10 puntos porcentuales como prioridad de la agenda, pasando de 56% a 66%. Aunque un 76% de las personas consultadas considera que los problemas de seguridad han aumentado durante el último año en el país, esta percepción va a la baja, al compararlo con el 85% que opinó de la misma forma en marzo de 2023.
Respecto del principal problema de inseguridad consultado, 52% indica que son los asaltos, robos y «portonazos», seguido de la inseguridad y delincuencia por consumo de drogas, alcohol, personas durmiendo en las calles o prostitución, con 22%. Ambos problemas de inseguridad han aumentado las menciones desde la primera que vez que se midieron en el 2022 (10 y 8 puntos más, respectivamente).
Sobre la principal causa de los problemas de seguridad consultados, 50% indica a las bandas de crimen organizado y un 47% al insuficiente control en las fronteras. Además, se observa una opinión dividida en cuanto a la percepción ciudadana sobre la preparación de Carabineros para enfrentar el tipo de criminalidad actual en el país: 33% de las personas considera que la institución está poco o nada preparada, mientras que otro 33% cree que está muy o bastante preparada.
«El origen de la inseguridad cambió en Chile hace unos años, cuando las personas percibieron la aparición de un nuevo formato de delito y el aumento de bandas criminales. A esto se agrega la incertidumbre respecto de si las instituciones relacionadas con el control y la prevención del crimen están preparadas o no para afrontar este nuevo escenario. Las consecuencias de la inseguridad no sólo se traducen en cambios de sus rutinas y su libertad de acción, sino que afectan directamente a la calidad de vida de las personas», comenta Alejandra Ojeda, gerente de Estudios Públicos de Ipsos Chile. (Emol)



