Llama la atención que a pocos meses de una elección se esté aprovechando la propuesta de votar durante dos días para modificar un tema esencial de nuestra democracia, que es el derecho a voto y su obligatoriedad.
En la práctica democrática, la transparencia, la claridad de las normas y la anticipación de estas son parte esencial de lo que cualquier observador electoral neutral analiza al evaluar un proceso electoral. Chile siempre ha sido un ejemplo en este ámbito.
El espectáculo de parte de nuestro Congreso respecto de las normas electorales vigentes es muy preocupante.
Durante los últimos años, se ha hecho gala de los principios de universalidad de las normas y de la no discriminación. Sin embargo, se constata que, en razón del informe de la Comisión Mixta del Congreso, se ha generado una situación que discrimina a los extranjeros residentes en nuestro país y que pretende transgredir el principio de igualdad ante la ley en relación con la imposición de multas por no votar. Sorprende esta conducta, cuando la obligatoriedad para chilenos y extranjeros no se ha discutido ni antes ni después de las últimas elecciones. ¿Por qué ahora?
Como si esto fuera poco, se elimina de hecho la obligatoriedad del voto, rompiendo el consenso logrado a este respecto ante la crisis de participación con el voto voluntario, lo que acrecentaba la denominada crisis de la representación que afecta a las democracias.
Llama la atención que la discriminación señalada aparece como una iniciativa fundada en declaraciones ministeriales que, a última hora y en un tema tan importante, genera la situación que culmina con el rechazo de la norma aprobada en la comisión respectiva del Senado.
Las suspicacias respecto de una visión cortoplacista, que buscaría disminuir la concurrencia de los electores a las urnas, recorren la ciudad.
Ahora, el país está pendiente del veto anunciado por el Gobierno que podría salvar esta grave situación. En caso contrario se abre un conflicto con diversas iniciativas que agregará incertidumbre respecto de cuáles serán las reglas de la próxima elección.
Ojalá que, a la publicación de esta opinión, todo esto se haya solucionado. Y si así fuere, se tome conciencia de que en el tema electoral se debe actuar con anticipación, prudencia e irrestricta consecuencia cívica con la democracia y sus conceptos básicos. (El Mercurio)
Gutenberg Martínez Ocamica


