Es cada vez más válido lo que escribió Lewis Carroll: “… ¿Podrías decirme, por favor, qué camino he de tomar para salir de aquí? —Depende mucho del punto adonde quieras ir —contestó el gato”.
No se trata de buscar lo negativo, pero es fácil encontrar ejemplos que de repetidos pasan a ser la tónica.
El precio absurdo acordado por un edificio en Santiago; la nula comprobación de las identidades de los presos; las licitaciones sin resultados para conocer el estado de la infraestructura escolar; las medidas precautorias de estar en un domicilio que, se sabe, no se cumplen; el estado deplorable de las cárceles que aumentan la delincuencia, etcétera, etcétera, etcétera…
“Me da casi igual adónde —dijo Alicia. Entonces no importa qué camino sigas —dijo el gato”.
Es penoso que, a punta de chapucerías y tonteras, no sepamos adónde llegaremos, pero avizoramos una dirección a la que lleva un camino cuesta abajo en la rodada. Ojalá exista criterio para detener la caída. (El Mercurio Cartas)
Hugo Lavados Montes
Exministro de Economía
