En un enérgico discurso, el presidente de Brasil, Lula da Silva, condenó la tarde de este sábado la invasión a las sedes del Congreso, de la Corte Suprema y del palacio presidencial de Planalto, por parte de manifestantes bolsonaristas radicales, quienes además se enfrentaron con la Policía Militar, ocasionando graves disturbios en Brasilia.
El mandatario que asumió el pasado domingo 1 de enero manifestó que quienes protagonizaron estos hechos “aprovecharon el silencio del domingo cuando todavía estábamos formando el gobierno para hacer lo que hicieron”, atribuyéndole responsabilidad de lo sucedido al expresidente Jair Bolsonaro, como a los partidos que lo apoyan y a sus adeptos.

A su vez defendió la democracia de ese país, señalando que lo ocurrido nunca se había visto en la historia de Brasil, afirmando que “es un hecho sin precedentes”.
Además, advirtió que llegará hasta el último responsable de lo sucedido, como también irá detrás de quienes financian a estas personas que formaron parte de los disturbios, asegurando que los perseguirá con “todo el peso de la ley”, tildándolos de fascistas y de antidemocráticos.
No obstante a ello, y citando a la Constitución de Brasil, Lula nombró a un interventor y anunció una intervención federal que ya está en marcha para lograr reordenar el país, con el fin de que no se incentive que estos hechos continúen desarrollándose.
Por otra parte, anunció que visitará los tres palacios que fueron asaltados e invadidos, aclarando que esto “no quedará impune”. En ese sentido recordó las veces en que él perdió las elecciones de 1994 y 1998, asegurando que “nunca se me pasó por la cabeza ni a mis partidarios hacer algo como lo que estamos viendo hoy”.
POLICIA RETOMA INSTITUCIONES Y DETIENE A 150 PERSONAS
Las fuerzas de seguridad brasileñas lograron recuperar el control del Congreso y del Palacio de Planalto -sede presidencial-, con lo que ya han expulsado a los simpatizantes del expresidente Jair Bolsonaro de las sedes de los tres poderes del Estado.
Los agentes de la Policía Militar lograron recuperar el control del Congreso a primera hora de la noche empleando medios antidisturbios y granadas aturdidoras, informa ‘O Globo’.
También se informó que han desplazado a los asaltantes del Palacio de Planalto, el palacio presidencial, aunque los manifestantes continúan concentrados en la conocida como Explanada de los Ministerios comunica todos estos edificios, ahora contenidos por un cordón de seguridad de los agentes.
Previamente las fuerzas de seguridad habían desalojado a los manifestantes de la sede del Tribunal Supremo Federal, donde han provocado importantes daños materiales.
Las autoridades brasileñas, además, informaron que han sido detenidas 150 personas tras el asalto a las sedes de los tres poderes del Estado por parte de simpatizantes de Jair Bolsonaro que demandaban un golpe de Estado.
Los sospechosos quedan ahora pendientes de una audiencia de custodia que decida sobre su detención definitiva, según informa la cadena de televisión brasileña O Globo.
Los detenidos se encuentran en dependencias de la Policía Civil del Distrito Federal, concretamente en el Departamento de Policía Especializada, donde se espera la llegada de más sospechosos.
La mayoría están siendo arrestadas por el Artículo 359-M del Código Penal, que prevé entre cuatro y 12 años de prisión por “tentativa de destitución de un gobierno legítimamente electo”. (La Tercera)



