El test de Uriarte para salvar la presidencia de la Cámara para...

El test de Uriarte para salvar la presidencia de la Cámara para K. Cariola

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Una larga reunión sostuvo el miércoles en la tarde la ministra secretaria general de la Presidencia, Ana Lya Uriarte (PS), con la diputada Karol Cariola (PC), quien es la carta del oficialismo para presidir la Cámara en un nuevo período.

El encuentro, realizado en las oficinas del gobierno, ubicadas a un costado de la sala de la Cámara, en Valparaíso, se producía tras una seguidilla de señales e informaciones que ratificaban que Cariola hoy corre serio riesgo de ser derrotada en la elección para la presidencia de la corporación, que se realizará el próximo 7 de noviembre.

En la cita también participaron los jefes de bancada de la DC, Eric Aedo; del PC, Boris Barrera; de RD, Catalina Pérez; del PS, Marcos Ilabaca, y del Partido Radical, Cosme Mellado, además de la subjefa del comité comunista, Daniela Serrano.

La reunión sirvió para acercar posiciones entre el PC y la DC, que puso en duda el voto por Cariola luego de que un par de diputadas comunistas avalaran una querella contra Sergio Micco, exmilitante falangista, por su antigua gestión como director del Instituto Nacional de Derechos Humanos.

Según informó Aedo, en la ocasión se le entregó “un esbozo” de una posible declaración del PC, tomando distancia de la querella contra Micco, que quedó de analizar con su bancada.

Al término de la reunión, la ministra Uriarte remarcó que “Karol Cariola, de acuerdo al acuerdo administrativo, es la candidata… en eso estamos”.

Luego de que la Cámara aprobara, el miércoles en la mañana, la renuncia de su actual mesa directiva, encabezada por Raúl Soto (PPD), se había iniciado a una cuenta regresiva en el proceso de renovación de autoridades que culminará en esa elección en la sala.

Serán días tensos para la corporación y el gobierno, período en que la capacidad de la ministra Uriarte (PS) está sometida a una difícil prueba para intentar salvar la elección de Cariola. En esta tarea también han colaborado la ministra del Interior, Carolina Tohá (PPD), y el subsecretario de Desarrollo Regional, Nicolás Cataldo (PC).

Según el acuerdo administrativo -suscrito en marzo pasado por un grupo mayoritario de bancadas, en el que solo quedó excluida la derecha-, tras la aceptación de la renuncia del diputado Soto correspondería elegir a Cariola como nueva presidenta.

Sin embargo, el cumplimiento del acuerdo fue puesto en duda por el PDG, la DC y algunos diputados independientes, incluidos en ese pacto, que establecía una rotación de la presidencia de la Cámara y una distribución de cupos y jefaturas de comisiones legislativas, instancias cruciales para definir qué leyes se someten a discusión.

Salvar la elección de Cariola se transformó en una prioridad para la ministra Uriarte (PS), ya que al perder la titularidad de esta rama del Congreso, la derecha, en alianza con el PDG, la DC y otros grupos descolgados, podría tomar el control de la Cámara e imponer una agenda legislativa distinta a la del Ejecutivo. Las secuelas de un hecho de esa naturaleza serían catastróficas, dicen en el Congreso, para la administración del Presidente Gabriel Boric, que aún no logra recuperarse de la derrota en el plebiscito del 4 de septiembre.

Por ahora, el cuadro es negativo, ya que las gestiones de Uriarte han sido infructuosas.

El martes en la mañana ya se había reunido con el jefe de bancada de la DC, quien mantuvo la posición de bancada de no respaldar a Cariola, mientras el PC no le quite el piso a una querella contra Sergio Micco, acción judicial que fue avalada por las diputadas comunistas Carmen Hertz y Lorena Pizarro.

Un hito clave para la DC, según habían dicho públicamente sus legisladores, era la votación de un proyecto de resolución, impulsado por la UDI, para que la Cámara expresara un respaldo a la gestión de Micco. Si el PC rechazaba esa resolución (como finalmente ocurrió), la DC le iba a quitar definitivamente el voto a la diputada comunista para presidir la Cámara.

Sin embargo, en la conversación entre Uriarte y Aedo, al menos la ministra logró ganar tiempo, ya que los diputados DC finalmente no zanjaron su postura a partir de esta resolución, que fue aprobada por la sala. La decisión final de la DC quedó a la espera de esta carta que redactaría el presidente del PC, Guillermo Teillier, frente a esa querella contra Micco.

Uriarte, además, se encargó de remarcar que esa resolución era ofensiva contra el Ejecutivo. Ello ayudó a descomprimir y levantar el ultimátum que se había planteado respecto de esa declaración.

El problema es que independientemente de lo que el PC resuelva sobre la querella contra Micco (presentada por la Comisión Chilena de DD.HH., entidad donde colaboran algunos abogados comunistas), hay algunos parlamentarios falangistas que ya tienen decidido no apoyar a Cariola.

En una tensa comida realizada la noche del martes, el diputado Miguel Ángel Calisto (DC) y Felipe Camaño (independiente DC) habrían admitido que optarían por el candidato que proponga la derecha para competirle a Cariola.

En las últimas semanas, la secretaria de Estado, además, sostuvo conversaciones particulares con diputados independientes que han puesto en duda su apoyo a la legisladora comunista. Se reunió con Andrés Jouannet, Carlos Bianchi y René Alinco, con quien incluso se juntó dos veces, una de ellas con la propia Cariola presente. No obstante, algunos de estos legisladores sin militancia no han cambiado su posición, al punto que el mismo Alinco se alineó el martes con la derecha y el PDG para sacar a la diputada Consuelo Veloso (RD) de la presidencia de la Comisión de Agricultura.

La ministra también ha sostenido conversaciones con parlamentarios del PDG, donde están divididos. No obstante, los que están a favor de respetar el acuerdo para elegir a Cariola están sometidos a una fuerte presión en redes sociales para que reviertan su postura.

EL PLAN B

El martes en la noche, la ministra Uriarte también participó de una comida entre diputados del Partido Socialista y de Convergencia Social (colectividad donde milita el Presidente Gabriel Boric). Ahí, se analizaron los escenarios y posibles caminos alternativos ante el riesgo de que Cariola sea derrotada. En la conversación, una de las salidas que se analizó fue explorar una negociación con las fuerzas de Chile Vamos (RN, Evópoli y la UDI).

Una estrategia de esa naturaleza, sin embargo, implicaría hacer sacrificios de ambos bloques a cambio de una mayor estabilidad. La derecha tendría que renunciar a su incipiente alianza con el PDG, mientras el oficialismo se vería obligado a deponer la candidatura de Cariola.

Otra alternativa es que el PC cambie el nombre y lo reemplace por otro (a) diputado (a) comunista. Luis Cuello, Daniela Serrano y Alejandra Placencia, se mencionan como cartas en las bancadas oficialistas.

Una jugada de ese tipo permitiría conservar algunos sufragios, ya que uno de los problemas que le han transmitido algunos legisladores díscolos al gobierno es que particularmente Cariola, dada su popularidad, tiene una carga negativa por haber sido rostro y coordinadora de la fallida campaña del Apruebo.

Otra salida es que derechamente el PC ceda el cupo o enroque su presidencia para otro año, a cambio de que asuma ahora un representante de otro comité oficialista.

DISPUESTA A JUGARSE 100% POR CIENTO DE SU CAPITAL POLÍTICO

Continúan las conversaciones en torno al acuerdo administrativo en la Cámara de Diputadas y Diputados. El 7 de noviembre, la Sala deberá votar la nueva mesa directiva, tras la renuncia de la testera liderada por Raúl Soto (PPD).

Según el pacto suscrito en marzo por las bancadas oficialistas, la Democracia Cristiana (DC), el Partido Ecologista (PEV), el Partido de la Gente (PDG) e independientes, la diputada Karol Cariola (PC) debería asumir la presidencia para este periodo.

Sin embargo, desde la DC y el PDG, además de parlamentarios independientes, han puesto en jaque el acuerdo de gobernabilidad, manifestando dudas para apoyar a la legisladora comunista.

Ante ese escenario, la ministra de la Secretaría General de la Presidencia (Segpres), Ana Lya Uriarte se ha desplegado en conversaciones con diferentes parlamentarios para asegurar que se mantenga el acuerdo administrativo.

“Al Ejecutivo lo que le importa es tener una gobernabilidad tranquila y clara en la Cámara de Diputados, y a nosotros nos parece desde un punto de vista político que estamos empeñados, mi tarea como Segpres apunta a eso fuertemente, a consolidar, fortalecer el diálogo democrático, el encuentro cívico”, señaló esta mañana la secretaria de Estado en conversación con Radio Cooperativa.

Nos parece que sería muy sano desde el punto de vista democrático que pudiera cumplirse ese acuerdo”, enfatizó., y remarcó que “en ese sentido el cumplimento del acuerdo tiene en este periodo como la persona que estaría presidiendo la Cámara de Diputados a Karol Cariola”.

Nos interesa que el acuerdo se cumpla, mas allá de la persona”, agregó Uriarte.

Consultada sobre cuánto capital político está dispuesta a jugarse en esta discusión, en su rol de nexo entre el Ejecutivo y el Congreso, afirmó que “en la tarea de gobierno estoy dispuesta a jugármelo 100%, lo entrego entero si es que eso sirve a la causa de la gobernabilidad y del cumplimiento de mi tarea”.

Aclaró, eso sí, que “estamos en un tema donde las fuerzas políticas presentes en el Congreso Nacional, y particularmente en la Cámara de Diputados, son las que tienen que tomar decisión”.

“Yo he estado escuchando a los actores, he tratado de apoyar en coordinación, pero naturalmente los decisores finales son ellos”, enfatizó la ministra de la Segpres.

Frente a su rol como articuladora entre La Moneda y el Parlamento, Uriarte señaló que “yo no tengo problema en que desde afuera se trate de evaluar mi gestión en torno a este tema, yo lo que quiero es apoyar y cooperar”.

“Si se logra mantener el acuerdo, bien”, comentó, y reconoció que le parecería “lamentable” que no se respetara el pacto.

En esa línea, también indicó que en caso de mantenerse el acuerdo de gobernabilidad, pero que ciertas fuerzas políticas quisieran modificarlo o “mejorarlo en el sentido que legítimamente algunas colectividades puedan querer prerrogativas, creo que también es positivo”. (La Tercera)