Será un tema ineludible en el cónclave de este próximo jueves 3 de noviembre entre el Presidente Gabriel Boric y sus dos coaliciones -Apruebo Dignidad y Socialismo Democrático- en Cerro Castillo. ¿Está su gobierno en el mismo escenario en que la exmandataria Michelle Bachelet se vio forzada -en 2015- a redefinir la ruta de su administración ante la crisis económica que enfrentaba el país?
Lo que se denominó por esa época como “realismo sin renuncia” -es decir, enfrentar las condiciones del presente, moderando y priorizando los compromisos programáticos, sin comprometer el carácter transformador de su agenda-, es algo que aparece como un verdadero fantasma para el actual oficialismo y, en particular, para La Moneda.
La derrota en el plebiscito constitucional del 4 de septiembre fue la señal más clara -y así lo ha reconocido el propio Presidente- de que es necesario reordenar ciertas prioridades, concentrando los esfuerzos particularmente en las urgencias ciudadanas como la delincuencia. Y pese a que el Jefe de Estado ha reiterado que se puede “masticar chicle y caminar al mismo tiempo” en cuanto a los cambios comprometidos, en el Ejecutivo reconocen que hay materias que están en compás de espera, por ejemplo, la reforma a la salud o la condonación del Crédito con Aval del Estado (CAE), y que hay otras que deben agilizarse como la reforma tributaria y la de pensiones (que debería ingresar al Congreso la primera semana de noviembre).
La crisis de seguridad, pero también el escenario económico global, dicen en Palacio, es algo que el gobierno no puede soslayar. Lo que es claro y también preocupa a La Moneda es que sobre la necesaria priorización del programa no hay una sola mirada en el oficialismo. Es más: estos últimos días ha escalado una verdadera pugna entre el Socialismo Democrático y Apruebo Dignidad sobre este punto. Mientras la centro-izquierda ha abogado por recalcular la ruta de la administración, en el PC y el Frente Amplio están por mantener inalterable -con algunos matices- el rumbo del gobierno.
“Una preocupación que hemos levantado posplebiscito es que no exista una especie de ‘realismo sin renuncia 2.0′ y un cambio de rumbo en relación a nuestros compromisos programáticos. Entendemos que los cambios deben ser con gradualidad, responsabilidad fiscal y diálogo democrático -más si no tenemos mayorías en el Congreso-, pero que eso no implique renunciar a nuestro horizonte transformador y de superación del neoliberalismo en Chile”, dijo a La Tercera Domingo el timonel RD, Juan Ignacio Latorre.
En Reportajes de El Mercurio, el senador por Valparaíso fue más allá cuestionando la postura que defienden sus socios de la centro-izquierda, lo que provocó incomodidad tanto en la interna de RD como en el Socialismo Democrático. “Yo no sé cuál es la lectura que tiene el senador Fidel Espinoza. Si él es tan iluminado, podrá dar su receta, pero acá no hay un cambio de rumbo ni una renuncia al programa; lo ha dicho en todos los tonos el Presidente (…). Si un sector del oficialismo cree que se debe volver a lo que hizo la Concertación, que lo diga, pero ese no es el programa de gobierno al que los invitamos”, afirmó el legislador.
Análisis que, en todo caso, no se hace cargo de los dichos emitidos por el propio Presidente Boric, el pasado 18 de octubre. A tres años del estallido social, el Mandatario advirtió que “sabemos que Chile nos pide reformas, pero no le está dando un cheque en blanco a quienes las estamos impulsando. Y las reformas que pide no siempre coinciden con las que promovemos los reformistas. El primer proceso constitucional fue, de hecho, una prueba de ello y el resultado del plebiscito así lo ha dejado claro. Como gobierno estamos trabajando para recoger este mensaje y actuar en consistencia porque reconocemos que nuestra lectura de los cambios sociales que el país necesita estuvo muchas veces nublada por nuestras ideas preconcebidas”.
Y agregó: “Se equivocan quienes piensan que el compromiso con las reformas se juega solamente en no ceder y en no dialogar con quien piensa distinto. El compromiso y la responsabilidad se juega en concretarlas para mejorarles la calidad de vida a nuestros compatriotas y para hacerlo hay que actuar sobre la realidad que tenemos y no sobre la que desearíamos tener, con un Congreso con dispersión de fuerzas políticas y en donde hoy día necesitamos más diálogo que nunca para sacarlas adelante. Así se cambia la realidad, no sólo quejándose de ella, sino que actuando sobre ella”.
Las tensiones entre las coaliciones de gobierno, en todo caso, no son nuevas. Se agudizaron tras el triunfo del Rechazo en el plebiscito constitucional, ya que -tras ese hito- Boric decidió incorporar al corazón de gobierno al Socialismo Democrático, con los fichajes de Carolina Tohá (PPD) en Interior y Ana Lya Uriarte (PS) en Segpres. Desde entonces, Apruebo Dignidad quedó resentido. A eso suma que han tenido diferencias en los partidos de gobierno en el marco de la negociación constitucional.
En este escenario, el PPD ha sido una de las colectividades que ha impulsado con fuerza la necesidad de “recalcular” el trayecto que se había trazado el Mandatario respecto de su programa. Así lo señaló hoy la timonel de la colectividad, Natalia Piergentili.
El senador de ese partido Ricardo Lagos Weber, por su parte, lo planteó así: “Podemos tener las mejores ideas pero si eso no se traduce en votos para aprobar las reformas urgentes como la previsional, tributaria o 40 horas, será una nueva desilusión para la ciudadanía. En paralelo se debe trabajar en enfrentar la delincuencia, la inflación y el crecimiento. No se puede dejar una tarea de lado. Se deben avanzar coordinadamente en todos los temas. El Realismo sin renuncia es cuando no se tiene mayoría parlamentaria y es equivalente a avanzar ‘en la medida de lo posible’… manteniendo las convicciones y el camino a seguir”.
Y las palabras de Lagos Weber no son baladí. El gobierno tiene en la Cámara Baja 38 parlamentarios de Apruebo Dignidad, mientras que el Socialismo Democrático tiene 27 escaños, sumando un total de 65 de los 155 votos, es decir, menos que la mayoría simple de los legisladores. En el Senado, en tanto, el oficialismo también tiene minoría, llegando solo a 18 de los 50 escaños.
La misma mirada tiene el presidente del Partido Liberal, Patricio Morales, quien advirtió que “frente a la crisis económica mundial y la guerra en Ucrania debemos tener cautela. Debemos ser pragmáticos y realistas. Hay que llevar adelante al menos una reforma estructural en este gobierno, ya sea en salud o pensiones. Al mismo tiempo, debemos reactivar la economía y romper la tendencia de inseguridad”.
Sobre la opinión de sus socios, agregó que “si Apruebo Dignidad piensa que una reforma estructural en salud o pensiones, reactivar la economía y mejorar la seguridad es poco, entonces los llamaría a abandonar complejos y tener realismo de gobierno”.
Si bien en el Frente Amplio reconocen que el escenario político y social que enfrenta el Ejecutivo no es el mismo con el que asumieron y que se deben reordenar las prioridades, Marco Velarde (Comunes) aseguró que “la velocidad con la que actuemos por darle énfasis a mejorar la vida cotidiana de la gente no pone en riesgo la orientación de los cambios que le propusimos al país para tener derechos sociales universales”.
El dirigente añadió que el bloque de origen del Presidente es el llamado a “la defensa por la orientación de las reformas, como la de pensiones o salud. Pero también es importante que sigamos manteniendo vivas demandas tan sentidas como la de la condonación al CAE. Se equivocan de gobierno aquellas actorías políticas que quieren reeditar el realismo sin renuncia. Desde el Frente Amplio no vamos a echar pie atrás a la orientación de los cambios que le propusimos a la ciudadanía”.
La diputada Catalina Pérez (RD), por su parte, manifestó que no cree “que el gobierno deba renunciar a su programa si fue electo para sacarlo adelante”.
Y agregó: “El escenario económico y la distribución de fuerzas en el Congreso nos pondrán dificultades en el camino y ahí el desafío será enfrentarlas con inteligencia, convicción, unidad y diálogo. Para eso creo que es clave poder trazar el camino buscando responder de manera prioritaria a las urgencias y necesidades de las y los chilenos mediante la ejecución de nuestro programa, sin perder además la perspectiva histórica del ciclo de cambios que estamos viviendo”.
Pese al sinceramiento de Latorre, el presidente electo de Convergencia Social, Diego Ibáñez -en entrevista con La Tercera PM-, aseguró que “no veo ese temor” respecto de un posible “realismo sin renuncia 2.0″.
En el análisis más íntimo de la coalición del Presidente Boric apuntan a no hacerse cargo de un relato que les es ajeno -como el realismo sin renuncia-, pero sí ir reconociendo, de forma leve, que el contexto político y económico es adverso. Parte de esas conversaciones más de fondo en el Frente Amplio buscan internalizar en la ciudadanía que este es el primer gobierno progresista de varios más, y que el programa transformador necesita iniciar las primeras reformas bajo Boric, pero continuarlas bajo una próxima administración.
También hay críticas al Socialismo Democrático. La lectura es que su ingreso -resistido por algunos de estos sectores- y mayor preponderancia en el gobierno fue, precisamente, para hacer cumplir el programa, tarea en la que el exsegpres Giorgio Jackson estaba debilitado. Sin embargo, en algo coincide la mayoría: “No se puede tirar la toalla tan pronto, antes del año de gobierno”.
Las diferencias entre las coaliciones para abordar el rumbo del gobierno, además, es un tema que esperan tocar en el comité político ampliado de esta jornada, que se desarrollará en La Moneda a las 15.00. (La Tercera)


