En el editorial del sábado titulado “Declaraciones políticas intemperadas” se hace referencia a que los dichos emitidos por mí serían “reveladores de aspiraciones de ciertos grupo extremos en torno al plebiscito de abril”. Sobre el particular, lo siguiente.
La aspiración de una “Asamblea Constituyente Soberana” en lo absoluto es una aspiración personal, representa el anhelo legítimo de grandes mayorías que por años hemos aspirado a construir las bases y fundamentos de una nueva organización política del Estado verdaderamente democrática, los que por cierto son antagónicas a las concepciones que inspiraron en su momento a Jaime Guzmán para redactar la Constitución del 80.
Tan mayoritaria y necesaria es esta demanda, que desde fines de los ochenta, el Grupo de Estudios Constitucionales (“Grupo de los 24”) venía solicitándola y proponía como alternativa a la actual Constitución, una Carta Fundamental que reconociera ciertos derechos como fundamentales.
Resulta injusto que por años estemos sometidos a concepciones que le asignan, por ejemplo, más valor a la propiedad privada que al derecho al agua. El que este proceso no tenga el carácter soberano no invalida en lo absoluto la legítima aspiración de quienes creemos de verdad en la necesidad de restituir el poder soberano al pueblo para una tarea tan importante como esta.
He sido dirigente social por casi cuarenta años. Luché contra la dictadura a cara descubierta, por lo que parece un despropósito dar certificados de demócrata a quienes fueron colaboradores directos de la tiranía.
Mis palabras no han sido más que la expresión de quien cree que la democracia es un asunto que compete a toda la ciudadanía, y porque creo firmemente en una democracia realmente representativa y republicana, es que lucharé con todas mis fuerzas para que este proceso constituyente sea todo un éxito en beneficio de la gente de trabajo, de la gente sencilla, de aquella que desea de verdad acabar con el abuso y lograr la paz social, para que sea ella la que pueda en esta ocasión ser protagonista genuina y escribir el futuro con el que sueña para nuestro país. (El Mercurio Cartas)
Luis Mesina
