Concordará conmigo el senador que del hecho que se produzcan irregularidades en el terreno de la política o la medicina, no autoriza a extrapolar hasta llegar a decir “las leyes se hacen a la medida de quien las paga” o que “las licencias médicas se hacen a la medida de quien las paga”. El valor de un informe en Derecho, como el de cualquier peritaje, depende de su aptitud, observable y verificable por la comunidad de especialistas, para ilustrar sobre un problema o demostrar alguna causa o explicación.
El hecho que, a veces, el pago provenga de quien es parte en un conflicto no descalifica el producto. Si el informante quiere preservar su credibilidad, base esencial de su función, deberá ser capaz de sostener sus propias conclusiones aunque no convengan a quien quiere encargar la consulta, incluso si eso significa en lo inmediato “perder” algún encargo. Las volteretas inexplicables y las tesis sin fundamento plausible rápidamente desacreditarán al mercenario. La coherencia en el tiempo y la honestidad para asumir conclusiones que, aveces, pueden ser ingratas para las preferencias propias o de amigos reforzarán el peso de esa opinión. Finalmente, y muy importante, el hecho de que los informantes que se desempeñen en la academia publiquen sus investigaciones será siempre un factor de transparencia que contribuirá al escrutinio. (El Mercurio-Cartas)
Patricio Zapata Larraín
Abogado


