Según el portavoz del Alto Comisionado de la ONU para los DD.HH., entre el 21 y el 26 de enero, 40 personas fueron asesinadas en Venezuela, la mayoría de ellas por las FAES, los escuadrones de criminales a sueldo que creó Maduro en 2016. Aislado dentro del país y repudiado internacionalmente, el tiranuelo empieza a sentir el viento helado del ocaso y se refugia en los cuarteles. Es el capítulo final de la ruinosa experiencia del “socialismo del siglo XXI”.
Desde 2013 hasta hoy, el PIB de Venezuela se contrajo en 49,6%, según el FMI, lo que es un desastre. Se ha convertido en el país más corrupto de América Latina, según el índice de Transparencia Internacional. La inflación, que en 2012 era de 21%, en 2018 llegó a 1.370.000%, de acuerdo a datos difundidos por France-Presse. En 2012, la producción petrolera era de 2,4 millones de barriles diarios; en 2018, solo de 0,5 millones. El país tiene uno de los índices más altos de criminalidad del mundo. La llamada “Revolución Bolivariana” ha sido, pues, una faena de demolición, y sus bases, no hay que olvidarlo, fueron puestas por Hugo Chávez, quien expropió cientos de empresas que finalmente quebraron y usó los ingresos del petróleo a su entero capricho. Fue Chávez quien compró la adhesión de militares y jueces, buscó ahogar a los medios de comunicación opositores y trató de quedarse indefinidamente en el poder.
Venezuela se liberó de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez en 1958. Al año siguiente, Fidel Castro tomó el poder en Cuba y buscó afanosamente influir en Venezuela: incluso presionó al presidente Rómulo Betancourt para que le regalara petróleo, a lo que este respondió que el petróleo no le pertenecía a él, sino al país. Castro alentó y financió las guerrillas contra Betancourt (1959/64) y contra Raúl Leoni (1964-69), pero no consiguió someter a Venezuela a sus dictados. La ironía es que se salió con la suya 30 años después por la vía de seducir a un militar megalómano. En los hechos, Chávez le entregó las llaves de la casa a Castro y permitió que Cuba colonizara a Venezuela, un país ocho veces más grande, con una población tres veces superior y mucho más rico.
Hay entre 20 mil y 40 mil cubanos enquistados en el aparato estatal venezolano. Están en el Servicio Bolivariano de Inteligencia, el Ejército, la Aviación, la Marina, la Policía y los ministerios ¿Por qué Chávez designó a Maduro como sucesor en 2012? Pues, porque los hermanos Castro le dijeron que era la persona indicada. En rigor, era perrunamente fiel a ellos. ¿Y ahora, qué? ¿Los cubanos se jugarán la vida por un régimen que se hunde?
Es admirable la rebelión democrática venezolana, a cuya cabeza está hoy Juan Guaidó, quien ha demostrado coraje y sensatez al encarnar las esperanzas de su gente, lo que le ha ganado el respeto de millones de personas en todo el mundo. Esperemos que Venezuela gane la libertad y la paz muy pronto. (La Tercera)
Sergio Muñoz



