Mientras un 19% de los adultos de los países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) tiene problemas para entender un texto, en Chile más de la mitad muestra esa dificultad. Y sus limitantes son tales que, según la OCDE, a los connacionales les cuesta incluso seguir las instrucciones para armar un mueble.
Y esa situación no solo se da en los adultos. Según la última prueba nacional de lectura aplicada en 2° básico, un 24% de los casi 255 mil niños «no tiene las competencias mínimas de comprensión lectora», dice Carlos Henríquez, secretario ejecutivo de la Agencia de Calidad.
Es decir, 61.700 menores «están recién con las competencias iniciales de un 1° básico en marzo. Pueden identificar solo letras, algunas palabras y obviamente no pueden acercarse a la comprensión», revela Henríquez.
-¿Significa que en 2° básico estos niños no saben leer?
«Por una prueba de selección múltiple, e incluso con una pregunta abierta, no podemos saber (si tienen esos resultados), si no tienen la competencia lectora o no pueden siquiera leer el texto».
Henríquez añade que, ante ese escenario, los niños «difícilmente van a poder tener una experiencia de resolver un problema de matemática, o leer un artículo de un escritor, o saber la historia de una pintora».
Asimismo, el encargado de la agencia indica que esos alumnos «entran a 3° básico, donde se parte con el trabajo del currículum, pero por no tener las competencias mínimas, ingresan a una ‘zona de pánico’, donde es muy poco probable tener una experiencia de aprendizaje con ellos».
QUÉ HACER
El mayor salto en los resultados de lectura fue, según Henríquez, entre 2007 y 2010, cuando comenzó la Subvención Escolar Preferencial (SEP). Desde 2012 que el desempeño está estancado.
Sin embargo, la autoridad afirma que ahora podrían comenzar nuevos cambios: «Tenemos un sinnúmero de oportunidades que no teníamos como país en 2012, en cuanto a una mejor organización del sistema escolar, mayores recursos, nuevas reglas y priorización del desarrollo docente. Y se suma la agenda del Gobierno, que quiere que todo lo que se implementa aporte al aprendizaje».
Eso sí, Henríquez postula que el sistema escolar debe «identificar tempranamente a los niños, con nombre y apellido, para que haya un trabajo personalizado». Añade que la lectura no solo debería abordarse en la asignatura de Lenguaje, sino también en Educación Física, Historia y Matemática.
Además, asegura que «las familias, aunque sean vulnerables, pueden aportar a mejores competencias lectoras contando historias. Eso se puede hacer incluso si los adultos no saben leer». Henríquez agrega que, en los resultados, «marca la diferencia asistir a prekínder y kínder».
Otro aspecto que se tiene que abordar es la tecnología, que sería un factor que explicaría los malos resultados que tienen en lectura los hombres de 2° medio. «La tecnología es un medio que hay que utilizar, mediar y hay que aprender a autocontrolar a los estudiantes, porque la lectura requiere de concentración en los primeros años: Puede ser una oportunidad o una distracción si no somos capaces de mediarla». (El Mercurio)



