Rusia se sumó hoy a la guerra comercial e impuso este viernes aranceles de entre el 25% y el 40% a una serie de productos estadounidenses en respuesta a los aranceles adoptados por EE.UU. para la importación del aluminio y el acero rusos.
«En particular, las medidas afectan a cierta maquinaria de obra en carretera, equipamiento para el sector petrogasístico, máquinas, herramientas para trabajar el metal y para la perforación de roca, además de la fibra óptica», explicó el ministro de Economía ruso, Maxim Oreshkin.
La medida se ha tomado en respuesta a la decisión de Washington de imponer aranceles del 10% y del 25% a las importaciones de determinados productos de aluminio y acero, respectivamente.
«Las pérdidas de los exportadores rusos por los aranceles estadounidenses se calculan en US$537,6 millones. El incremento de nuestros aranceles en esta etapa permitirá compensar sólo parte de las pérdidas, unos US$87,6», precisó Oreshkin.
Esa es la cantidad que puede compensar por ahora Rusia, según las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC). «El resto de las medidas compensatorias podrán ser implementadas cuando transcurran tres años desde la entrada en vigor de los aranceles de EE.UU.», que se cumplirán el 21 de marzo de 2021, o en caso de que la OMC determine la ilegalidad de las medidas estadounidenses, afirmó Oreshkin.
El Gobierno ruso denunció este lunes a EEUU ante la OMC por la imposición de aranceles, y pidió celebrar consultas con Washington bajo el sistema de resolución de disputas de la OMC por los aranceles ordenados por la Administración del presidente Donald Trump al acero y al aluminio rusos.
Rusia sigue así los pasos de la Unión Europea, Canadá, México, China, la India y Noruega, que también han denunciado a EEUU ante la OMC por los aranceles.
El Gobierno ruso, al igual que los demás denunciantes, afirma que los aranceles estadounidenses violan provisiones del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio de 1994 y el Acuerdo de Salvaguardia.
Las conversaciones bilaterales proporcionan la oportunidad de discutir durante 60 días el litigio y de hallar una solución mutuamente satisfactoria sin tener que dar otro paso en el conflicto ante la OMC.
Si las consultas no prosperan en ese plazo de 60 días, Moscú puede pedir a la OMC que se establezca un panel de resolución de disputas, algo que EEUU puede bloquear una única vez.
PRIMER DISPARO
Las dos mayores economías del planeta iniciaron oficialmente una guerra comercial, cuando Estados Unidos comenzó a aplicar aranceles de hasta 25% a una lista de 818 productos provenientes de China, por un total de US$ 34 mil millones. En las próximas semanas, se sumarían otros US$ 16 mil millones.
Beijing ha asegurado que no quiere un enfrentamiento, pero responderá a las acciones de Washington de manera proporcional, aplicando gravámenes a una lista de 545 productos de EEUU, incluyendo la soya y la carne de cerdo. Esta madrugada, el Ministerio de Asuntos Exteriores aseguró que hubo un contraataque inmediato, sin dar detalles.
Pero el presidente estadounidense Donald Trump señaló ayer que la disputa no quedará ahí. Horas antes de que comenzaran a aplicarse sus aranceles, reiteró sus amenazas de que implementará cobros por otros US$ 200 mil millones en importaciones «y después de eso tendremos otros US$ 300 mil millones».
De concretarse sus amenazas, los aranceles estadounidenses golpearían a la totalidad de las importaciones chinas, que el año pasado llegaron a US$ 505.500 millones.
Por su parte, la administración de Xi Jinping evalúa acciones que podrían afectar a empresas estadounidenses presentes en el país, desde Coca Cola hasta Apple.
El enfrentamiento no sólo involucra a las dos mayores economías del planeta. EEUU ya aplicó aranceles contra el aluminio y el acero de la Unión Europea, México y Canadá, todos los cuales ya han tomado medidas en represalia.
Pero los mercados globales parecen más enfocados en la guerra entre China y EEUU. En Beijing y Hong Kong, las bolsas ya han entrado en la fase de «bear market», con retrocesos de cerca de 20% desde su último peak. En EEUU, la respuesta llegará con la apertura de los mercados esta mañana.
Los analistas de mercado ya se preparan. «Los inversionistas deberían esperar que la volatilidad continúe», dijo a Bloomberg el jefe de inversiones de UBS Global Wealth Management, Mark Haefele.
Agregó: «recomendamos que los inversionistas consideren cinco acciones: buscar alternativas, recortar la exposición a acciones, mejorar la calidad del crédito, diversificar los riesgos por sector y país y pensar más a largo plazo«.
Por su parte, el exrepresentante adjunto de comercio de Barack Obama, Robert Holeyman, fue pesimista: «Una vez que estos aranceles entren en efecto, es claro que el conflicto es real. Si no encontramos una salida, esto se acelerará como una bola de nieve bajando por un cerro», sentenció.
IMPACTO
Analistas de Bloomberg han calculado que, con estas medidas, el Producto Interno Bruto de China para 2019, que está previsto que crezca un 6,5% este año, podría sufrir una desaceleración de dos décimas.
En EEUU, en tanto, según proyecciones del centro de estudios Peterson Insitute for International Economics, con sede en Washington, el impacto a nivel macroeconómico será «mínimo», pero sí afectará a nivel micro en determinados sectores y empresas, y podría generar pérdida de empleos, ralentización de las inversiones y subida de los precios en el país.
La economista Monica de Bolle, investigadora del PIIE, manifestó a EFE que «este intercambio de golpes es el comienzo de una guerra comercial entre EE.UU. y China (…) Cuando uno castiga y el otro toma represalias, los dos países entran en una guerra comercial. Era esperada, no me sorprende: China y Estados Unidos no están negociando, solo atacando», .
Además de las consecuencias en las economías de ambos países, la guerra comercial entre EE.UU. y China afectará al funcionamiento del comercio global, tal como han previsto numerosas organizaciones multilaterales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Con ese análisis coincidió De Bolle, que explicó que hoy en día el comercio «está muy interconectado a nivel mundial», por lo que este conflicto económico «creará inestabilidad y aumentará el nivel de alteración en el sistema global».
RESPUESTA CHINA
China anunció hoy, en medio de un escenario de confusión y falta de claridad, que ha contraatacado a Estados Unidos después de que entraran en vigor sus aranceles a productos chinos importados, aunque no precisó ni sus medidas ni su alcance.
A las 00.00 horas de la costa este de EEUU (y también para Chile) se hacían efectivas las amenazas del presidente estadounidense, Donald Trump, y entraban en vigor aranceles del 25 % a bienes importados de China por valor de 34.000 millones de dólares, principalmente del sector tecnológico e industrial.
Comenzaba así oficialmente lo que China ha calificado como «la mayor guerra comercial de la historia» entre las dos grandes potencias económicas del mundo, pero tal y como había avanzado Pekín, sin que fuera ella la que «disparara la primera bala».
La respuesta china no se hizo esperar, aunque careció de la contundencia y claridad que se esperaba, cuando pocos minutos después del mediodía el Ministerio de Comercio chino publicaba un comunicado algo confuso en el que afirmaba que el país «se vería forzado a realizar los contraataques necesarios«.
Tres horas después, un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Lu Kang, confirmó en rueda de prensa que «después de que EEUU activara sus medidas arancelarias contra China, las medidas de China contra EEUU se activaron inmediatamente».
No detalló, sin embargo, si esos contraataques consistirán en imponer aranceles a productos estadounidenses por el mismo valor, tal y como ya había anunciado en abril el Gobierno de Pekín.
Los mercados esperaban que China respondiera de forma inmediata confirmando su amenaza previa de imponer aranceles del 25 % a 545 productos estadounidenses por valor de 34.000 millones de dólares, la mayoría de ellos agrícolas (sobre todo soja) y productos de consumo como automóviles o whisky, sin embargo no fue su estrategia.
En opinión de Louis Kuijs, de la consultora Oxford Economics, el objetivo de China pasa por «posicionarse como la campeona del sistema internacional que se rige por las reglas (de la OMC) y de la globalización económica», mientras EEUU se retrata a sí mismo iniciando la guerra comercial en varios frentes.
«Esto tiene mucho significado y es muy importante para el futuro», destacó a Efe Kuijs, quien resalta que no es causalidad que China aprovechara su comunicado matutino para recordar que seguirá abriendo su economía, que protegerá los derechos de propiedad industrial y mejorará las condiciones para las firmas extranjeras.
Estas tres son algunas de las principales reivindicaciones que hacen diariamente EEUU y Europa a China, y en las que se escudó Trump para aplicar los aranceles aprobados hoy contra productos industriales y tecnológicos de alto valor añadido hacia los que la potencia asiática quiere reorientar su industria dentro de la estrategia «Made in China 2025».
Esta iniciativa es uno de los principales quebraderos de cabeza de Trump, según los expertos, que consideran que una de las razones subyacentes a esta batalla comercial es la disputa entre China y EEUU por saber quién liderará la revolución tecnológica y se posiciona líder en los sectores clave.
En opinión de Mark Tinker, responsable de la división de renta variable Framlington de AXA IM en Asia, todo parece apuntar a que EEUU está «invocando leyes de emergencia para limitar la inversión de China en compañías estadounidenses involucradas en las llamadas industrias del futuro», es decir, aeroespacial, inteligencia artificial, robótica o dispositivos médicos, entre otros.
Si China, por su parte, responde con aranceles que gravan sobre todo productos agrícolas, su elección podría ser dañina para Trump.
«La respuesta de China parece muy dirigida, golpeando a algunos estados estadounidenses que han apoyado las políticas populistas y proteccionistas del presidente Trump», apunta Carsten Menke, analista de materias primas del banco suizo Julius Baer.
Este experto explica que EEUU es uno de los dos mayores vendedores de soja a nivel mundial, junto a Brasil, y que China es el máximo comprador -un 60% sobre el total de importaciones-.
«Si se introducen los aranceles, los granjeros estadounidenses perderán competitividad en el mercado de exportaciones y necesitarán encontrar otros compradores«, lo que impactará en sus negocios y podría perjudicar a Trump en las elecciones de medio mandato de noviembre en EEUU, señala.
La aprobación de medidas por parte de China podría llevar a EEUU a cumplir con sus amenazas de imponer una nueva remesa de aranceles a productos procedentes del país asiático cuyo valor total podría ascender a los 500.000 millones de dólares, provocando un aumento del conflicto.
«No queremos ver una escalada de las fricciones comerciales», recalcó hoy Pekín, que anunció que contactará inmediatamente con la Organización Mundial de Comercio (OMC) y otros países para «proteger conjuntamente el libre comercio y el sistema multilateral».
CHINA: «NADIE GANARÁ»
El primer ministro chino, Li Keqiang, salió a recalcar que «nadie sacará provecho de este enfrentamiento arancelario» y señaló que ese tipo de conflicto «obstaculiza» el comercio mundial.
Así, tras reunirse con su homólogo búlgaro en la ciudad de Sofía, el asiático afirmó que China «nunca hubiese iniciado una guerra comercial con nadie» porque saben que «no es una solución razonable», en alusión a la escalada de la crisis de aranceles entre Washington y Beijing.
Pero, aclaró, «si algún país decide subir los aranceles, entonces aplicamos medidas para defender nuestros intereses», resaltó. Además, la autoridad sentenció que «nadie ganará ninguna guerra comercial. Nadie saca provecho de ella. Tal guerra obstaculiza el proceso multilateral del comercio mundial».
Li aseguró que China defenderá los intereses legales de las compañías presentes en el país, sin importar su origen, y garantizará un constante y estable crecimiento económico.
Por otra parte, expresó su satisfacción por la unidad en Europa y la fortaleza del euro. «Nos congratulamos de una Europa unida y un euro fuerte. Lo más importante es seguir las reglas comerciales y las leyes de la Unión Europea (UE)», subrayó.
Según el primer ministro, «China entiende que la UE es una fuerza importante para la prosperidad global. Sin Europa en el escenario global, no habrá desarrollo global«.
Li se encuentra de visita oficial en Bulgaria, donde mañana participará en la séptima reunión de jefes de Gobierno de China y dieciséis países de Europa central y oriental (16+1) que se celebra en Sofía, con el objetivo de profundizar los lazos comerciales y la cooperación económica entre Pekín y esta región. (Emol EFE-DF)



