150 mil chilenos y chilenas- David Bravo

150 mil chilenos y chilenas- David Bravo

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La masividad y el carácter pacífico de la mayor parte de las manifestaciones que hemos presenciado en los últimos días, así como el surgimiento de encuentros de diálogo espontáneos y autoconvocados, son dos aspectos que permiten mirar con optimismo los desafíos que tiene Chile por delante.

Tenemos aquí una gran oportunidad para fortalecer nuestra democracia y para darle un sustento a la difícil tarea de progresar simultáneamente en nuestro desarrollo económico y humano.

A los cabildos espontáneos que se han generado en distintos puntos del país y a los encuentros de diálogo que se han producido al interior de numerosas empresas, al ir regularizándose la situación laboral, se deberá sumar una propuesta organizada de diálogos ciudadanos o bien de una continuación de los cabildos del proceso constituyente de la administración anterior.

Estos mecanismos formales de diálogo ciudadano pueden tener relevancia para fortalecer la democracia, permitir el encuentro de las ciudadanas y ciudadanos, recoger información sobre las distintas visiones de la ciudadanía en los temas del país, sobre sus propuestas y su opinión respecto de la priorización de diversas medidas.

Me atrevo a realizar algunas propuestas metodológicas que podrían ser relevantes para que estos nuevos mecanismos de diálogo formal que se establezcan tengan un mayor impacto.

Propuesta 1: Seleccionar de manera aleatoria a los representantes de la ciudadanía para participar en estos diálogos. Por ejemplo, escogiendo al azar al 1% de la población de 18 años y más, lo cual podría ser hecho por una institución como el Servel (más detalles sobre el muestreo se pueden considerar para dar una representación mínima a cada región).

En general es sabido que los grupos organizados, los partidos políticos, el Gobierno o cualquier movimiento, por legítimo que sea, tienden a tratar de copar asambleas o reuniones abiertas. El procedimiento indicado le dará el derecho a cada seleccionado para expresar sus opiniones y propuestas.

Propuesta 2: Propongo también que dicho diálogo no se produzca al interior de las comunas, sino que permita el encuentro de ciudadanas y ciudadanos de distintas comunas dentro de una región.

El problema de los cabildos autoconvocados es que tienden a juntar a los iguales, a los que piensan parecido, a quienes viven cerca, a los que tienen un nivel educacional similar o categoría ocupacional. Cuando nos juntamos entre iguales me temo que seguimos profundizando las diferencias porque solo tenemos un imaginario de quienes no están allí; de ahí la riqueza proveniente del diálogo entre personas de diferentes realidades, algo lamentablemente poco frecuente en nuestra segregada realidad. Por ello, la propuesta apunta a mezclar a los participantes de los diálogos al interior de cada región.

Propuesta 3: El marco de los diálogos debe asegurar que sus preguntas y temáticas no lleven a resultados obvios, pero inútiles para efectos de ser traducidos en políticas públicas.

Caricaturizando (no tanto si se miran encuestas recientes), si se pregunta a las personas si quieren ganar más, o bien si quieren trabajar menos ganando lo mismo, los diálogos no nos darán información relevante. Por otra parte, si las personas pueden priorizar dentro de un conjunto de medidas o bien si es que se asegura que el diálogo se produce considerando que hay y habrá siempre recursos limitados y que, por lo tanto, dicha restricción presupuestaria, tan familiar a la vida cotidiana de todas las personas, es también fundamental para las decisiones sociales, entonces el diálogo podría guiar al Gobierno y al Congreso.

Propuesta 4: Los diálogos deben permitir que cada persona pueda dar su opinión y tenga los mismos espacios de participación. Por ejemplo, si se considera que el 1% de la población de 18 años y más asciende a unas 150 mil personas, se requeriría la realización de 300 encuentros de 500 personas cada uno. Evidentemente, cada encuentro deberá, a su vez, ser dividido en grupos aleatorios más pequeños que posibiliten el escucharse recíprocamente. Por cierto, será fundamental la existencia de facilitadores neutros que generen un espacio confortable, inclusivo y seguro de diálogo; aquí es donde el camino ya realizado previamente es de gran utilidad.

Ciento cincuenta mil chilenos y chilenas, representándonos a todos, en un momento y para una tarea histórica; elegidos al azar pero en encuentros no improvisados, sino que realizados con el mejor estándar técnico, para poder delinear un mejor futuro para Chile. (El Mercurio)

David Bravo

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