Sin Larraín y con Monckeberg: Así fue la jornada en que se...

Sin Larraín y con Monckeberg: Así fue la jornada en que se discutió el salario mínimo

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El Congreso decidió ayer rechazar el proyecto de salario mínimo que propuso el Gobierno, siendo la gran piedra de tope la plurianualidad: el Ejecutivo buscaba una próxima negociación en diciembre de 2020 y la oposición presionó para que se realizara en marzo del mismo año. Es decir, el problema se tradujo en que si la próxima revisión se realiza antes o después de las elecciones municipales y de gobernadores que son en octubre de 2020, ya que en el monto hubo acuerdo.

Pero la fallida negociación, que dejó al Gobierno y a sus parlamentarios en tensión con los legisladores de la ex Nueva Mayoría y el Frente Amplio, había comenzado a evidenciarse desde la tarde del lunes, cuando el Senado ratificó el rechazo ya dado por la comisión mixta.

Mientras los miembros de la Cámara Alta discutían al respecto, los representantes de la oposición hicieron duros cuestionamientos a los ministros por no estar en la Sala en ese momento escuchando el debate. Lo anterior se debió a que mientras eso ocurría, el ministro de la Segpres y su subsecretario, Gonzalo Blumel y Claudio Alvarado respectivamente, junto al titular del Trabajo, Nicolás Monckeberg -sin el ministro de Hacienda, Felipe Larraín- planeaban en una oficina del cuarto piso del Senado el anuncio del veto presidencial que ayer se concretó.

Así, el martes a las 10:00 de la mañana la Cámara de Diputados tomó conocimiento de la decisión del Gobierno y comenzó su tramitación. «Que me digan dónde está el ministro de Hacienda; aquí no hay nadie que sepa de números», dijo el diputado Pablo Lorenzini (DC), quien fue uno de los que evidenció la molestia de algunos parlamentarios, debido a que ayer al jefe de la billetera fiscal no se le vio por el Congreso ya que asistió al Encuentro de Empresarios Regionales en Concepción.

Así el clima entre Parlamento y Gobierno seguía complicándose. El despliegue del ministro que fue diputado Luego, cuando la Cámara estaba en medio del debate por la votación del veto y faltaban seis minutos para dar por finalizada la discusión, los dos secretarios de Estado, que veían como la oposición se impondría, salieron del Hemiciclo.

Instantes después volvió Monckeberg para liderar un despliegue de última hora. Avanzó hacia donde se ubica la UDI y les dio instrucciones, luego pasó por las bancadas de Renovación Nacional y Evópoli manteniendo la atención de sus diputados que afirmaban con la cabeza lo que él decía. Luego, el único ministro de este trío que hasta el año pasado fue diputado, se acercó a la DC, generando un murmullo general en la Sala, hasta que logró conversar con todos los legisladores, incluyendo algunos del Frente Amplio que se levantaron de sus sillas para saber qué era lo que estaba proponiendo. Esto obligó a que la presidenta de la Cámara, Maya Fernández (PS), suspendiera por 30 minutos la sesión. Ahí se conoció que el titular del Trabajo intentó salvar el proyecto, ofreciéndoles a los diputados de oposición retirar el veto si es que ellos accedían a escuchar y respaldar una nueva propuesta.

Sin embargo, tras discutir los jefes de cada comité de la ex NM y el FA a puertas cerradas, se negaron y pusieron como condición que Monckeberg primero retirara el veto y luego conversaban. Eso no ocurrió. Por lo anterior, al regreso de la sesión ocurrió lo esperado: los diputados -con mayoría de oposición- rechazaron el veto presidencial. Y se dio inmediato paso a la votación de la insistencia, herramienta que tiene el Congreso para reponer lo aprobado en el Parlamento en la comisión mixta.

En ese momento vino la sorpresa, ya que esta acción requiere de dos tercios del quórum para avanzar, y ante la mirada atónita del ministro Blumel y el subsecretario Alvarado, la insistencia fue rechazada debido a que no logró reunir los votos, teniendo a todo el oficialismo con una posición negativa. Con eso, el proyecto terminó ahí su paso por el Congreso y los trabajadores no tienen por ahora reajuste. El único camino es que el Ejecutivo presente una nueva iniciativa, lo que probablemente ocurrirá la próxima semana.

Impasse con la prensa

Cuando el ministro Monckeberg explicaba ese procedimiento, lamentaba el rechazo del proyecto y criticaba a la oposición por el rechazo ante la prensa, fue protagonista de un impasse con los periodistas que en ese momento lo escuchaban. «Vemos que la Nueva Mayoría sencillamente rechazó el reajuste de $320 mil y quiso únicamente dejarlo en $300 mil», dijo el titular del Trabajo. Ante esto, y debido a que varias veces hizo ese planteamiento, los periodistas que estaban a su alrededor le insistieron que la oposición «rechazó la temporalidad, no la cifra». «No, rechazó la cifra», dijo otra vez Monckeberg y luego lo repitió.

En medio del punto de prensa, el periodista de Televisión Nacional, Fidel Oyarzo, aludiendo al tiempo en que el ahora secretario de Estado fue parlamentario, a los 28 años que él ha ejercido las comunicaciones en el Parlamento y la forma en que trabaja la prensa acreditada ahí, le dijo: «Eso que usted dice es falso, con todo respeto. Que hayan votado en contra del guarismo, eso no es así. El guarismo fue aprobado».

«El tema fue la plurianualidad», exclamaron los otros periodistas que participaban del diálogo, generando la incomodidad de Monckeberg. La diferencia entre los reporteros y el ministro se dio porque hasta la comisión mixta del lunes, la oposición sí aprobó el reajuste de $10.000 llegando a $286.000 en agosto (si es que se despachaba) y también respaldó el reajuste a $300.000 en marzo del próximo año, además de otros puntos. Pero rechazó que la próxima negociación se realizara en diciembre de 2020 como quería el Gobierno. Lo que posteriormente ocurrió es que en el veto el Ejecutivo presentó una sustitución a todo lo ya pactado, y además de referirse a la plurianualidad, modificó los reajustes y proyectó que al 2020 podría alcanzarse los $320.000. Pero esta acción no podía votarse por separado, y por eso se dio por entendido que todo fue negado.

La discusión no terminó ahí y continuó por las redes sociales en donde el titular del Trabajo insistió en su planteamiento y finalmente Oyarzo le pidió disculpas por lo ocurrido a través de Twitter.

 

Emol/Agencias

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