La influencia de Francia en Medio Oriente

La influencia de Francia en Medio Oriente

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París afronta el aniversario del desembarco de los Aliados en las playas de Normandía -ocurrido hace 75 años- como una oportunidad para reforzar su filosofía diplomática, haciendo énfasis en que fue un acontecimiento que contribuyó a la fundación del multilateralismo contemporáneo.

Después de la visita de Donald Trump durante los actos de noviembre pasado -en el centenario del final de la I Guerra Mundial- se insiste en la solidez de una alianza entre Francia y Estados Unidos. Será por ello que el país galo se unió ahora a la subida de tono que marcó el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, después que comprendió que la escalada norteamericana de las sanciones contra Irán es seria.

Pero se estima que la principal meta de París es consolidar su presencia en el territorio sirio cuando se restablezcan las infraestructuras de extracción de petróleo y gas. Observando atentamente, todos los intereses de Francia están concentrados en la orilla oeste del río Éufrates y al sur de ella, regiones donde se encuentran los yacimientos, lo que implica que tiene objetivos comerciales.

No es un secreto que los países del golfo, encabezados por Arabia Saudita, buscan un cambio de poder en Siria y dividir el país en zonas de influencia antes de que llegue la etapa final para implementar las decisiones del Consejo de Seguridad de la ONU, previstas en la resolución 2254 que incluyó una “hoja de ruta a un proceso de paz en Siria, estableciendo un itinerario” para las conversaciones entre las partes. Esta resolución, que surgió de una iniciativa rusa, le otorgó estatus legal de facto a la declaración del Grupo de Apoyo Internacional a Siria (GAIS), que se reunió en Viena el 14 de noviembre de 2015.

Debemos tomar en cuenta que lo que busca Occidente es repartirse los pedazos del antiguo legado del Imperio otomano.

Desde el inicio del año el Ministerio de Relaciones Exteriores de Siria, criticó al presidente francés, Emmanuel Macron y a la historia de Francia, calificándola de “legado oscuro del colonialismo y la esclavitud de las personas”

Este señalamiento se produce porque el gobierno sirio denunció que Paris “brindó todo tipo de apoyo a grupos terroristas y su ministro de Relaciones Exteriores describió a los terroristas de Al Nusra como rebeldes, trabajando para socavar las iniciativas políticas dirigidas a resolver la crisis en Siria, careciendo del mínimo de credibilidad, porque hablan de un proceso político con criterios coloniales occidentales que contradicen los intereses y aspiraciones de los sirios”

Cabe recordar que Bashar Al Asad pasó de amigo de Francia a dictador, aun cuando fuera condecorado con la orden de la Legión de Honor por sus reformas en Siria.

La declaración siria se produjo pocos días después de que el periódico francés Le Figaro señalara que “los responsables del Estado francés están preocupados por la retirada de las tropas estadounidenses de Siria”, lo que demuestra la subordinación de Francia a las políticas norteamericanas en Siria y en Oriente Medio en general.

Según el diario galo, “ha pasado mucho tiempo desde que Francia perdió su influencia política en Siria, y la decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de retirar sus tropas del país podría ser un golpe fatal para las capacidades diplomáticas de París”.

Le Figaro señaló que las perspectivas diplomáticas de Francia eran bastante sombrías: Rusia, Irán y Turquía dominan ahora la escena y han privado a París de lo que le quedaba de influencia aunque a finales de marzo, Macron declaró que su país apoyaba a los kurdos sirios.

Francia está coqueteando con los kurdos porque quiere acceder a sus yacimientos de petróleo y de gas. La intervención de las tropas francesas en Siria va en esta dirección y si los estadounidenses deciden retirarse de Siria, las fuerzas galas permanecerán en el país árabe.

Cuando Macron intercedió por Líbano.

En el precipitado viaje a Riad del presidente francés Emmanuel Macron en 2017 para rescatar al primer ministro del Líbano, Saad Hariri, retenido allí con su familia, sufrió una afrenta pública sin precedente.

Macron está pagando por su propia incapacidad para fijar una nueva política de París para el Oriente Medio, teniendo en cuenta que Francia es la ex potencia colonial que ocupó el Líbano hasta la Segunda Guerra Mundial y por mucho tiempo ha impuesto su voluntad en ese país.

En definitiva, el presidente francés viajó a Riad inútilmente. No pudo traer de regreso a Saad Hariri y el príncipe heredero Mohamed ben Salman, diciendo estar consciente de las numerosas obligaciones que esperaban al presidente Macron en París, le mostró el camino de regreso.

Por el momento los emiratíes ya no toman en serio a los franceses. Los sauditas no han olvidado lo que el candidato Macron dijo de ellos, ni tampoco lo que dijo a favor de Catar, el actual padrino de la Hermandad Musulmana. Así que le dieron a entender que no debe meterse en los asuntos del Golfo ni en las disputas de sucesión de los Saud, menos aún en la querella contra Irán o en los conflictos alrededor del Líbano.

Todo esto aconteció a pesar de que en marzo de 2016, Francia concedió al príncipe heredero de Arabia Saudita la “Legión de Honor”, anteponiendo en estos momentos la cuestión de los derechos humanos frente a sus prósperos negocios armamentísticos entre ambos países.

Cabe estar pendiente cómo se desenvuelve la tensión entre Irán y Arabia Saudita, donde la diplomacia francesa tendrá que desplegarse dentro de su defensa de los intereses comerciales, la apertura de nuevos mercados y las posibles fricciones en Medio Oriente.

 

Rafael Rosell/La Tercera

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