Funeral anticipado

Funeral anticipado

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Esta semana Mariana Aylwin afirmó que un sector del electorado DC simplemente no está dispuesto a votar por Alejandro Guiller, y que de no tener otra alternativa optará por el candidato de la oposición. Un pronóstico demoledor, que ilustra el grado de desafección que hoy recorre a un segmento del partido. También, una señal contundente de los costos internos que está pagando la Falange, luego de una experiencia de gobierno donde su irrelevancia política no ha dejado de aumentar.
La reciente votación sobre el proyecto de educación superior fue, nuevamente, una confirmación dolorosa. La negativa del PC a aprobarlo en primera instancia lo dejó al borde del fracaso y el gobierno tuvo que ceder sin siquiera atreverse a cuestionar el chantaje. Al final, los comunistas se llevaron el botín para la casa, confirmando una vez más la enorme asimetría de fuerzas que el Ejecutivo acepta y también promueve, ya que la presión del PC se ha convertido en la mejor garantía para que la agenda presidencial pueda imponerse.
La DC tuvo que resignarse al pie forzado sin derecho a queja. Una situación que se ha vuelto rutina y que en buena medida explica por qué dicho partido está hoy tensionado al máximo a raíz de su decisión presidencial. Forzado por sus socios a someterse a una primaria en la que está derrotado de antemano, ahora un sector de la propia DC también dejó en claro que no está dispuesto a correr riesgos, dando inicio al sacrificio público de Carolina Goic. Así, sin eufemismos ni sutilezas, la declararon en ‘interdicción’ para participar en las tratativas presidencial y parlamentaria del oficialismo, una degradación sin precedentes que operó como un crudo anticipo de lo que ese sector del partido considera ya la única opción: el apoyo a la candidatura de Alejandro Guillier.
Pero no fue todo: en paralelo, un masivo coro de parlamentarios salió al ruedo para cuestionar la decisión de su candidata de llegar hasta la primera vuelta, acusándola de buscar anteponerse a las resoluciones que debe tomar la próxima Junta Nacional y de arriesgar la continuidad de la Nueva Mayoría. Una crítica insólita que, en caso de aprobarse finalmente el escenario de las primarias, dejaría a la candidata y presidenta DC como ya derrotada por su propia colectividad.
En rigor, después de lo observado en los últimos días, cabe preguntarse cómo Carolina Goic podría remontar en las encuestas si está siendo sometida a este nivel de trato público por sus propios camaradas. Es simplemente imposible. Más bien, lo único que queda es asumir que hay un segmento no menor de la dirigencia partidaria que ha preferido resolver esta disputa con un grado de descalificación inédito, que empieza a parecerse al abandono sufrido por Claudio Orrego en la elección pasada.
En definitiva, la DC ha ilustrado esta semana hasta dónde puede llegar la necesidad y la obsesión por mantener los espacios de poder. A estas alturas, la discusión sobre si se va a primarias o a primera vuelta está dejando de ser relevante. Más bien, pareciera que la Falange simplemente decidió realizar un funeral anticipado de su opción presidencial, en una puesta en escena descarnada que Carolina Goic no se merecía. (La Tercera)

Max Colodro

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