Culturas y ciudadanía

Culturas y ciudadanía

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Frente a ciertos cuestionamientos infundados en torno al Proyecto de Ley que crea el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, nos parece pertinente entregar algunos antecedentes para despejar dudas acerca de su contenido y de cómo fue concebido.

La iniciativa, que hoy se encuentra en segundo trámite legislativo en el Senado, ha recorrido un largo camino. Son años de debates, comisiones, seminarios y encuentros en que todas las instituciones, creadores, cultores y ciudadanía, incluyendo las asociaciones de funcionarios del CNCA, Dibam y CMN, han trabajado incansablemente para materializar este proyecto.
Las instituciones que conformarán el Ministerio están en condiciones de enfrentar los desafíos venideros bajo una misma estructura. La Dibam, desde el año 1929, ha desarrollado una labor invaluable de salvaguardia y promoción del patrimonio, del mismo modo que el CMN (1925) efectúa un trabajo crucial en la protección de sus dimensiones culturales y naturales. Con la creación del CNCA el 2003, surgió una institución -heredera de la División de Cultura del Mineduc- que fortaleció una labor orientada al financiamiento de la producción cultural y la creación artística.

Hoy, los recursos dirigidos a los Fondos de Cultura, alcanzan solo el 19% del presupuesto total del CNCA. Diametralmente opuesto a lo que sucedía en sus inicios, donde llegaba a un 70%.
Actualmente, el 80% de los recursos que gestiona nuestra institución, están destinados al desarrollo e implementación de políticas culturales nacionales, sectoriales y regionales, como también a programas que benefician a los creadores, y a la ciudadanía cultural en su conjunto.

De allí se deriva la creación de líneas estratégicas, como los programas de Intermediación y Otras Instituciones Colaboradoras (OIC); la Red Nacional de Espacios Culturales; la instalación del programa Cecrea en cada una de las regiones; el programa de Fomento y Difusión de la Cultura y las Artes de los Pueblos Indígenas, y tantos otros planes y programas implementados desde los territorios, capaces de generar trabajo articulado, y bajo una mirada descentralizada.

Durante los últimos años -a través de un proceso de participación de la comunidad artística y ciudadana- nuestra institución ha articulado y actualizado las políticas del Libro, la Música y el Audiovisual. Este año contaremos con políticas para Artes Escénicas, Artesanía y Artes Visuales, junto con iniciar el trabajo de elaboración de las políticas de Arquitectura y Diseño. Documentos que no solo proyectan estrategias de acción a mediano plazo, sino que además, lo hacen tejiendo relaciones interministeriales.
Los avances de nuestro país en el plano cultural, desarrollo artístico, patrimonial y creativo han cimentado las bases para la construcción del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. Éste se torna fundamental para tener una institucionalidad más robusta, eficiente y coordinada.
Por eso invito a cambiar las interpretaciones alarmistas y desinformadas que hemos leído y escuchado, ya que reflejan desconocimiento de las dinámicas del Estado y poca generosidad con un proceso tan anhelado por el sector cultural y la ciudadanía. (La Tercera)

Ernesto Ottone, ministro

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