Bachelet en su limbo

Bachelet en su limbo

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La reciente visita de la Presidenta a La Araucanía, pone de manifiesto hasta dónde este gobierno tiene una capacidad infinita de enredarse, de hacer las cosas mal. Porque lo que se suponía era una puesta en escena para resaltar la figura de la Mandataria, termina siendo todo lo contrario.

Aquí hay dos cosas graves. La primera es la exclusión del viaje del ministro Burgos. Más que dejarlo abajo del avión, la cosa es peor. Ni siquiera fue informado. Se enteró cuando su jefa ya iba en viaje. La situación no es menor, porque Burgos, como titular de Interior, es el encargado directo del problema que tiene esa zona del país. Dejarlo fuera no tiene excusa alguna.

Todo esto revela la crisis que se vive al interior de La Moneda con el jefe de gabinete. La historia de desencuentros Bachelet-Burgos es antigua, pero esta es la confirmación más clara de aquello. Burgos no está en el círculo de confianza de ella. Y ahora se lo hizo saber con todas sus letras.

Si esto fuera una pelea de amigos, no daría ni para teleserie. Pero resulta que Burgos debiera ser el hombre fuerte de La Moneda. Por algo es el jefe de gabinete. Si eso no sucede, la cosa se desarma. Esto no es nuevo para la Mandataria. Por algo ella tiene un récord de ministros del Interior. Tres en su primer gobierno y ahora van dos. Algo dirá aquello respecto de su estilo de liderazgo. Nada bueno, en todo caso.

Ahora Burgos podrá quedarse, pero en condición decorativa. Ha sido humillado y desautorizado. Pero la cosa no termina ahí. La Presidenta abre con esto un conflicto innecesario con la DC, la que no dudó en acusar el golpe y ventilarlo de manera muy fuerte, debilitando la coalición de gobierno.

Bachelet no solo se equivocó en eso. La puesta en escena de su viaje fue patética. La idea de viajar en secreto, de invitar periodistas sin decirles dónde iban, de organizar reuniones donde los asistentes no sabían con quién se juntarían, terminó creando una situación propia de un estado en guerra. Nunca un Presidente había actuado así. El guión parece calcado de aquella ocasión cuando el Presidente Bush visitó las tropas norteamericanas en Irak en pleno conflicto bélico. ¿Acaso La Araucanía es Bagdad? ¿Eso es lo que se quiere trasmitir?

O sea, todo mal. Los genios que idearon esta visita -los famosos asesores- debieran irse para la casa. Nunca una puesta en escena había tenido resultados tan malos. No solo crearon una crisis política, sino que, además, trasmitieron una sensación de inseguridad pocas veces vista en democracia.

Pero la principal responsable es la propia Presidenta. Sabía que estaba en deuda con La Araucanía. Pensó terminar el año en gloria, pero le salió justo al revés. Y sucede por lo mismo de siempre. Por su obstinación de hacer las cosas a su pinta. Parece que el affaire de la gratuidad no le sirvió como lección. Bachelet insiste en hacer lo mismo una y otra vez. Y las consecuencias de esto son siempre las mismas: un desorden que nadie entiende. Ni siquiera quienes trabajan para ella. Esta semana dijo que el 2015 fue el peor de los seis que ha sido Presidenta. En eso tiene toda la razón.

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