Ascanio Cavallo: “Se confirmó que estética y ética del 18-O es la...

Ascanio Cavallo: “Se confirmó que estética y ética del 18-O es la destrucción»

Compartir

Premio Nacional de Periodismo 2021, Ascanio Cavallo es autor de libros ya clásicos como «La historia oculta de la transición» y un destacado crítico de cine. En esta entrevista, reflexiona sobre los hechos de vandalismo del 18 de octubre. Dice que la futura Constitución podría tener problemas de legitimidad si se insiste en ligarla a la violencia y será objeto de reformas “una y otra vez”.

-Los contornos de una efeméride adquieren su significado con el tiempo. ¿Qué significa el 18-0? ¿El origen del proceso constituyente o un día de violencia que fue aplacado por las marchas pacíficas que vinieron después?

-Toda convulsión social quiere ser una efeméride, celebrarse a sí misma con su propia estética. Por muchos años tuvimos la del 11 de septiembre; después, la del 5 de octubre. Se van apagando con el tiempo, hasta que se borran del calendario. Lo que se confirmó anoche es que el 18-O sólo puede ser celebrado por la destrucción. Guste o no, esa es su estética y su ética.

-Hoy volvimos  a ver imágenes de saqueos, de destrucción sin sentido, una especie de fiesta de violencia. ¿Deberemos acostumbrarnos a vivir cada aniversario con este nivel de destrozos? ¿Una jornada hedonista de “poseer y destruir” como dice Lucy Oporto?

-La mitad del problema es el impulso de destrucción. La otra mitad es un estado abatido, incapaz de repeler el empleo vengativo del espacio público. ¿De qué se vengan? De una noción oscura de la propia vida, ¿cómo podría ser de otro modo?

-¿No sería una solución cambiarle el nombre a la plaza, poner un monumento a la paz y que sea un espacio público de encuentro?

-La naturaleza del odio destructivo es que no se aplaca, sólo se consume. Las soluciones condescendientes lo estimulan, como ocurre en cierta medida con la Convención Constitucional. Que lo diga la Tía Pikachu.

-¿Crees que la nueva constitución, de aprobarse, va a estar siempre ligada a estos hechos violentos (la destrucción del Metro, saqueo de comercios y supermercados, violación de DDHH) y será un problema su legitimidad?

-No tiene por qué estarlo, a menos que sus dirigentes quieran ligarla. Si insisten en que sea un producto de la violencia, por supuesto que va a tener problemas de legitimidad, parecidos a los de la Constitución del 80.  Y no sólo eso: va a ser objeto de reformas una y otra vez.

-Aún no sabemos quién quemó el metro y si hubo una coordinación. Lo curioso es que nadie se hizo cargo, ningún movimiento reconoció la autoría. ¿Fue un acto planificado o una pura expresión de rabia improvisada?

-Con el Metro no cabe duda de que hubo coordinación, al menos en un grupo significativo de estaciones. En otros hubo una noche de furia vecinal de la que los propios vecinos se arrepintieron un par de días después. En cuanto al primer grupo, nadie lo ha reconocido porque muchos atentados que corren el riesgo de ser impopulares no son reivindicados. No todos los ultras son tan pechugones.

-En la Revolución Francesa los jacobinos terminaron en la guillotina. Acá, los ultras han sido finalmente funados o agredidos, como la tía Tía Picachú, por no ser suficientemente ultras. ¿Vivimos tiempos revolucionarios como dijo hace un tiempo Alfredo Jocelyn-Holt?

-Si así fuera, los acecha una ley de la historia: la revolución se devora a sus hijos.

-Claramente hay una mezcla de grupos anarcos con simples delincuentes o aprovechadores que saquean. El PC, por otro lado, intenta dar la idea de que dominan la calle, pero sospecho que no es así. ¿Cuál es la estrategia comunista?

-Para hablar de un partido hoy hay que preguntar cuál parte del partido. No creo que el PC escape de esto. Hay una parte que quiere maximizar su porcentaje de votos para el Congreso. Hay otra que quiere empujar lo más lejos que pueda la nueva constitución. Y hay otra que teme que la violencia sea en verdad la “partera de la historia”, que se sube al carro en la pisadera y que se pasea por la Plaza Italia, pero por un ratito. Al final, anarcos y comunistas son enemigos a muerte: no caben bajo el mismo sol. (Ex Ante)

 

Dejar una respuesta