El candidato Heraldo

El candidato Heraldo

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Hace algunas semanas se realizó el 51° Congreso Ideológico y Estratégico del PPD. En dicha ocasión el presidente de la colectividad hizo un sentido mea culpa con respecto a la capacidad de la oposición de canalizar el descontento ciudadano, señalando entre los motivos aquellos relacionados con la existencia y la dificultad de convivencia de las distintas ‘almas’ que hoy aglutinan a la centroizquierda.

El dato no deja de ser curioso, dado que en la misma ocasión el PPD debía tomar una posición al respecto. El debate se daba en términos de definición ideológica, entre clichés conceptuales que promovían el llamarse de ‘centroizquierda democrática’ o de ‘izquierda democrática’.

Lo cierto es que el ex canciller miró de lejos la disputa, concentrándose en lo que aunaba las voluntades de todos: que lleve el ‘apellido’ democrático.

La posición asumida en dicha ocasión resume las posibilidades electorales internas de Heraldo Muñoz. Cual comandante que une los ejércitos, pero sin otra opción que la de mirar desde lejos la disputa interna, termina por asumir una posición ‘super partes’ que ofrece -ante todo- tranquilidad a los caudillos internos.

De ahí que la defensa del carácter ‘democrático’ como elemento definitorio del partido, más que una sutil búsqueda de situar al PPD como un puente capaz de tender lazos con la DC y el FA, o de cerrar la puerta al discurso de la retroexcavadora y de la defensa madurista, termina siendo el único margen de maniobra del ex canciller.

Sin embargo, para ello la leva es cómoda. Desde el sitial que le ofreció la cancillería, y que aún le ofrece la favorable credibilidad ciudadana en torno a su persona, puede desplegar la búsqueda de posicionamiento por medio de cierto estatus de “estadista de otros tiempos”.

En ello también hay flexibilidad. No entrar en la “pelea chica” caudillista se condice con el discurso de la geometría variable de los acuerdos; buscar el estatus de estadista le permite entrar en temas de interés global, como lo es el cambio climático y su reciente nombramiento como embajador mundial de los océanos.

Aun así, la pregunta es más bien si esa leva y esa flexibilidad sean más bien una limitante para el potencial de Heraldo Muñoz, pero también si realmente tiene otra opción que no sea la de mirar desde lejos lo que pasa dentro del partido, sabiendo que tendrá la agridulce tarea de guiar un barco hacia el destino que quieren definir otros.

Con todos estos condimentos su candidatura parece ser la idónea, siempre y cuando se mantenga ajeno a las disputas internas del PPD y distante de la pelea chica en política. Pero si tener un candidato con las características y potencialidades que aquí se señalan es también lo que buscan las mil voces del PPD y sus caudillos, eso es parte de otra historia.

 

Nicolás Freire/La Tercera

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