Waldo Bown: «Varias víctimas de Poblete dicen que él era amigo de...

Waldo Bown: «Varias víctimas de Poblete dicen que él era amigo de sus padres»

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Le sonaba su nombre por la televisión, las revistas, por obras de caridad. Pero lejos de eso, el nombre de Renato Poblete no significaba mucho para Waldo Bown Intveen.
Hasta ahora.

El abogado de 42 años todavía no tiene demasiado claro por qué fue que los jesuitas se acercaron a él para hacer las investigaciones internas de las denuncias sobre abusos por parte de sacerdotes de la Compañía. Su lejanía con ese mundo es quizás lo que más sentido le hace.

Una petición que, paradójicamente, lo hizo entrar en lo más profundo de la orden, indagando el oscuro pasado de uno de los más emblemáticos curas jesuitas.
Ya había realizado otras investigaciones eclesiásticas, pero nunca una que involucrara a un sacerdote fallecido que no podría entregar su testimonio, ni medios de defensa. Pero tomó el desafío.
Dedicado a la práctica privada en el estudio de abogados Balbontín, Linazasoro & Cía., Bown es distante de las cámaras. De ahí que dice a Reportajes que cree que esta será la primera y la última vez que se referirá al informe que confeccionó para los jesuitas, en el que se recogieron 22 testimonios directos de mujeres con los que Bown determinó que Poblete “abusó de manera reiterada, grave y sistemática” de, al menos, 22 mujeres.

Por qué la Compañía de Jesús lo contacta, teniendo en cuenta que usted no es muy cercano a la Iglesia. ¿Qué le pidieron?

Esto es un tema que lleva mucho tiempo. A principios de 2018, me pidió el provincial Cristián del Campo que hiciera una investigación previa canónica respecto del exsacerdote Jaime Guzmán Astaburuaga, la que fue bastante larga y copiosa. Luego, realicé otras investigaciones canónicas, bajo las mismas circunstancias. No me dieron razones para mi elección, pero entiendo que buscaban a alguien que no estuviera relacionado con ellos, en el sentido de no haber estudiado en colegios jesuitas ni haber participado en sus obras, como Techo para Chile, Hogar de Cristo, etc.

¿Su calidad de no miembro de la congregación -un foráneo- fue una dificultad a la hora de la indagación? En una comunidad hay códigos, complicidades…

Para nada. Como ya le dije, llevo más de un año indagando asuntos relacionados a la congregación. Ahora, si a complicidad usted se refiere a la complicidad en materia de abusos, es un aspecto que al menos yo no detecté en este caso, pero quiero decirle que mis facultades de investigación son limitadas.

Antes de tomar esta investigación, ¿qué sabía usted del sacerdote Renato Poblete? ¿Cuál era su impresión de él?

Tenía una noción muy básica de quien fue Renato Poblete, una idea de su participación en asuntos caritativos y presencia constante en los medios de comunicación de la época, y en asuntos noticiosos, como el secuestro de Cristián Edwards. Más allá de eso, nada. No sabía que se había escrito una biografía suya.

¿Y la leyó?

Así es…, la leí.

En su investigación, ¿contó con la colaboración de la Compañía de Jesús o hubo sacerdotes que se ampararon en secretos de confesión para no declarar…?

Sí, conté con total colaboración de la Compañía. Para hacer una investigación interna, ya sea por un auditor o un abogado, se requiere la colaboración de la institución que solicita la investigación. De no haber recibido colaboración no habría podido concluir el trabajo, y habría renunciado.

En la declaración que leyó Cristián del Campo señaló que -además de entrevistas- realizó diligencias complementarias, como análisis de documentos, recepción de testimonios vía correo electrónico e inspección de lugares. ¿Cómo estructuró su trabajo?

Las diligencias se estructuraron sobre la base de la información obtenida en documentación, toma de declaraciones y otras actividades. En cuanto a las declaraciones, hice un mapa de personas a las que podría entrevistar por haber trabajado cerca de Renato Poblete; esta información la obtuve de las propias instituciones: Hogar de Cristo, Cisoc, Revista Mensaje, etc. Recibí mucha colaboración. Todas las personas a las que cité como testigos quisieron declarar, salvo un par de casos. Ya que el tiempo para investigar era poco, había que focalizar en aspectos pertinentes. Investigar 50 años de la vida de una persona es mucho tiempo y se trataba de investigar todos los hechos durante los años en que Renato Poblete estuvo adentro de la Compañía de Jesús, esto es entre 1945 y 2010. Para lograr esto, conté con la colaboración de la abogada Victoria Carvajal, ministra de fe de las diligencias, que tenía pleno dominio de los hechos.

Entrevistaron a 102 personas. ¿Cómo fue ese trabajo?

En algunas ocasiones el proceso de toma de declaración era doloroso para las víctimas y testigos, pero, en general, sentí que lográbamos explicar la necesidad de realizar este procedimiento. En el caso de las entrevistas con los jesuitas se trató de llegar con la mayor cantidad de información posible, y en algunos casos se tomó más de una declaración. Tuve varias reuniones y jornadas de trabajo con el consejo asesor, fue un trabajo muy colaborativo, no podría haberlo hecho solo.

Usted logró establecer la plausibilidad y credibilidad del testimonio de Marcela Aranda, la única víctima pública. ¿Con qué pruebas lo hace?

No le puedo dar datos específicos de la investigación, ya que tengo secreto profesional. En general, le puedo decir que declararon personas de la época, que conocieron a la señora Aranda y al investigado, y entregaron información relevante. Estos testimonios fueron analizados de acuerdo a otra información relevante para establecer la credibilidad de los mismos, de acuerdo a mi juicio y el del consejo asesor. La denunciante, con el avance de la investigación, fue entregando mayores antecedentes.

Hablar por primera vez

¿Logró determinar quiénes eran los sujetos que Aranda dice que participaron en violaciones múltiples a su persona? ¿Logró determinar qué médicos le hicieron abortos?

No, ni lo uno ni lo otro. Mis facultades de investigación son muy limitadas. No tengo los poderes que tiene el Ministerio Público o la policía. Por ejemplo, puedo pedirles a personas declarar, pero ellas no tienen ninguna obligación de hacerlo. En ese sentido, mi investigación es absolutamente privada y se basó en los antecedentes que las personas voluntariamente querían aportar. Fue complejo, además, porque, ya sea por el transcurso del tiempo, en el caso de los testigos, o por el proceso de disociación que muchas veces afecta a las víctimas de abusos, no es fácil que ellas recuerden todo.

¿Qué pasa con el tema de los abortos? Aranda dice que se hizo tres y usted establece que Poblete participó en uno. ¿Cómo logra saber esto?

No le puedo decir cómo se llegó a eso. Le puedo decir que en el caso de uno de los abortos denunciados, las circunstancias del relato se consideraron plausibles, y el testimonio directo de la víctima, por distintos factores, fue considerado creíble y coherente. Además de eso, se obtuvieron algunas evidencias externas, sobre la existencia de un aborto, en que habría tenido participación Renato Poblete, lo que potenció la denuncia de la víctima. Respecto de los otros dos abortos denunciados, si bien las circunstancias son consideradas plausibles y creíbles, no se logró conocer ningún elemento externo que potenciara la denuncia.

Marcela Aranda hizo su denuncia pública, pero usted establece 22 víctimas que entregaron su testimonio. ¿Cómo comenzaron a acercarse?

De distintas formas. No tengo el conteo exacto, pero creo que muchas se comunicaron directamente y me plantearon su intención de declarar, o de conversar. No es fácil para las víctimas el hecho de “declarar”, de dejar por escrito y firmar sus testimonios. Por lo general, quieren contar lo que les sucedió, desahogarse, y después viene un momento en que se les pide que declaren formalmente. En mi caso, no era fácil pasar a lo “formal”, pero es necesario el registro para los fines de la investigación.

Imagino que lo que más les complicaba eran los años que habían pasado y que quizás nunca le contaron a su familia lo ocurrido…

Hubo varios casos en que los datos para identificar eventuales víctimas nace de otras declaraciones y ahí hay que buscar la forma de ubicarlas. Ahí me conseguía el teléfono, y me surgían dudas sobre cómo acercarse, ver por qué vía contactarlas, qué decirles. No se puede llegar directamente diciéndoles que ‘se supo que podría ser una persona agredida y que se le quiere tomar declaración’. Debía nacer de la propia víctima el relato y eso fue complejo. Hubo otros casos en que víctimas o testigos se comunicaron primero con la Compañía y ellos las derivaban a mí.

Cuando una mujer decidía ser parte de este informe, ¿qué siente que lograban?

Fundamentalmente, exteriorizar sus malas vivencias. Hay muchos casos, y no me estoy refiriendo solo al caso Poblete, en que las víctimas no les han contado a sus familiares más cercanos, ni a sus amigos. Hay casos en que se me dijo, y así lo creí, que era la primera vez en la vida en que se contaba lo sucedido. La mayor parte de las víctimas decían que buscaban el “establecimiento de la verdad”. Eso es lo que las movía y el informe contiene un capítulo que recoge estos requerimientos señalados en sus declaraciones, los que luego sirvieron de base para realizar sugerencias de medidas de reparación.

¿Cuál era el mayor temor de las víctimas?

Hay víctimas cuyos episodios ocurrieron en los años 60 y de ahí en adelante, por lo que ya son mayores. El mayor temor que me expresaron muchas de ellas fue que se conocieran sus nombres o datos para llegar a ellas. Eso hay que respetarlo de manera absoluta. En algunos casos, algunas víctimas me señalaron que si sus identidades se conocen, el daño para ellas sería terrible. Una víctima, después de terminada la declaración, me pidió que no la volviera a contactar jamás, ni que nadie volviera a hacerlo, porque su declaración la hacía principalmente para apoyar el testimonio de Marcela Aranda, para que no se dijera que era la única y se conociera la realidad respecto del investigado. No recibí ninguna denuncia anónima.Defensores

Entrevistó a sacerdotes, el círculo íntimo de Poblete, su familia. ¿Cuál era su reacción? ¿Estaban sorprendidos?

Es difícil determinar cuál era el círculo más íntimo de Renato Poblete dentro de los jesuitas, considerando que el indagado falleció el año 2010, a los 80 años, y varios de sus más cercanos en la Compañía también estaban muertos. Renato Poblete tenía varios círculos cercanos fuera de la congregación, de laicos. Algunos aportaron indicios y antecedentes concretos para la investigación. También hubo algunas personas que se contactaron conmigo para hablar de su cercanía con él y su desconocimiento de actos indebidos del sacerdote. Hay quienes incluso se acercaron, legítimamente, para defenderlo.

Se establecieron 22 víctimas directas, entre ellas cuatro menores de edad. Pero hay quienes no quisieron ser parte de este informe. ¿De cuántas víctimas potenciales estamos hablando?

En el informe se tomaron 22 denuncias con declaración de la víctima. Además, se estableció que existen noticias de otras 24 eventuales víctimas, aproximadamente. Digo aproximadamente, porque algunos de esos 24 casos consisten en personas afectadas que no fueron individualizadas y que no habiendo sido individualizadas, tampoco puede descartarse que se trate de una eventual víctima. La calidad de víctima en estos casos se estimó como plausible, en todos los casos en que existían indicios, antecedentes o pruebas que iban en ese sentido. Por ejemplo, un sacerdote señaló que luego de la denuncia pública de Marcela Aranda se habían acercado tres personas a comentarle que habían sufrido hechos de naturaleza abusiva de parte de Renato Poblete, y la descripción del relato coincidía con la de muchas otras víctimas, entonces se consideró plausible este hecho. La credibilidad respecto del mismo no pudo ser analizada en estos casos, ya que al no contar con la denuncia directa, es difícil analizar este aspecto, que es más subjetivo. En todos estos casos, lamentablemente, no se logró contar con la declaración de las supuestas afectadas por diversos motivos: algunas de ellas señalaron que preferían no verse envueltas en este tema, otras no me contestaron, otras están fallecidas o en muy mal estado de salud. Pero como dije, en estos casos hay indicios de actos abusivos.

¿Se pudo hacer un contexto de la época de los abusos? ¿Por qué un sacerdote logró hacer todo esto que se le atribuye? ¿Realmente era posible que nadie se diera cuenta?

Como los hechos denunciados van desde 1960 a 2008, los contextos temporales fueron cambiando. Las víctimas reaccionaban de otra forma de acuerdo a las épocas, pero el patrón de comportamiento del investigado, de acuerdo a los antecedentes, fue siempre el mismo. Esto es que Poblete seleccionaba a personas con alguna vulnerabilidad, ya sea por edad, en el caso de niñas; ausencia de alguno de los padres, o momentos de peleas de las víctimas con alguno de los padres o madres; problemas sentimentales de las víctimas; problemas de discernimiento religioso, como el caso de la señora Aranda y otras víctimas; dependencia laboral; ayuda como guía de tesis; necesidades económicas, etc. Siempre estaba presente la vulnerabilidad, de alguna u otra forma.

Qué tan doble la vida

¿Tenía Poblete una doble vida muy oculta?

No sé si su doble vida, que la tuvo, fue tan oculta. Lo que se concluye en el informe es que con los antecedentes que se pudieron recabar no se estableció que existiera encubrimiento en los términos del Código Penal, y que, además, ningún abuso de menores, ni violación, ni aborto fue comentando por alguna de esas víctimas a un tercero. Ahora, esa es mi opinión, la de un abogado privado al que se le pidió por parte de la Compañía, y por parte de Marcela Aranda, que existiera un pronunciamiento al respecto. Creo que no haberme pronunciado sobre esto habría sido incumplir lo solicitado por el mandante y una de las víctimas.

Algo que llamó la atención de su informe es el manejo del dinero en torno a las acusaciones de Poblete… ¿De dónde provenía esa plata? ¿Por qué fue importante para que se ejecutaran las conductas de abuso?

Yo creo que este tema no se ha entendido muy bien. Lo que se dice en el informe es que en algunos casos, de los 22, que no son más de cinco o seis, el dinero fue un facilitador para las conductas de abuso. En todos los otros casos, los abusos tienen distintos factores, como los que ya señalé. Las personas que sufrieron abusos por parte del investigado no son todas vulnerables económicamente, por el contrario, muchas víctimas eran personas que pertenecían a grupos familiares de nivel socio económico alto o medio. Varias víctimas relatan que Renato Poblete era amigo de sus padres y en esos contextos cometía las agresiones. También está el caso de una religiosa, de una congregación que en medio de un acto de confesión en su convento sufrió una agresión de tipo sexual de parte del investigado.

¿Hay algún indicio de que Poblete haya tenido hijos?

No. Algunas personas declararon haber escuchado rumores sobre este tema, se investigó y no se llegó a ningún resultado que corroborara estos rumores.

¿Qué pasa con el derecho a defensa de un muerto? ¿Su informe carece de lo que resguarda la Constitución, que es el debido proceso? ¿Cómo lo resolvió?

Aquí no se trató de un “proceso” propiamente tal. Nunca podría haber sido un “proceso” con una persona fallecida, no hay bilateralidad. El informe no condena, tampoco arriba a juicios definitivos más allá de toda duda razonable, que es el estándar necesario para condenar en un tribunal. Pero las víctimas estaban vivas y ciertamente no tienen responsabilidad en que Renato Poblete haya muerto. Ellas merecían ser escuchadas, una víctima no pierde el derecho a denunciar por el hecho de que a quien imputa responsabilidad esté muerto. En estas circunstancias, es razonable que las conclusiones del investigador, yo en este caso, no sean sobre la culpabilidad del investigado, sino sobre la plausibilidad y credibilidad de las denuncias de quienes se presentan como víctimas.

¿Por qué el informe establece que a priori no hay conductas de encubrimiento?

No es que el informe establezca “a priori” que no exista encubrimiento. El informe señala que analizados los antecedentes recabados, con las limitaciones que ya le dije, y considerando que es mi opinión y no la de una autoridad, no se encontraron elementos que aparezcan como constitutivos de encubrimiento en las hipótesis que se establecen en el Artículo 17 del Código Penal. Ese artículo no señala que quien haya sabido de una conducta particular sea encubridor. Ese artículo señala en sus tres primeras hipótesis que hay que saber que se cometió un crimen o un crimen simple delito específico, y que luego se haya efectuado una conducta positiva de encubrimiento, como ocultar, aprovecharse, facilitar, etc.

¿Cuál es la cuarta hipótesis?

En la cuarta hipótesis se requiere que se acoja o proteja habitualmente a alguien que se sepa que se dedica a cometer “delitos”. En este sentido, no cualquier acto de conocimiento de un hecho es encubrimiento. La fiscalía va a investigar esto, y puede que las mismas conductas que yo estimo como no constitutivas de encubrimiento , sí lo sean a su juicio, y los tribunales pueden pensar lo mismo, o lo contrario. Esto no quita que se encontraron responsabilidades éticas individuales y responsabilidades institucionales.

¿Cuál es el sentido de enviar el informe al Ministerio Público si todo estaría prescrito?

Es una decisión de la Compañía de Jesús, que también fue sugerida por mí y por el consejo asesor, pero siempre bajo la prevención de que las víctimas, en la casi totalidad de los casos, pidieron expresamente que no se entregaran sus nombres y datos al Ministerio Público. Debo decirle que personalmente las insté a ponerse en contacto con el fiscal, y les di los datos para acercarse. Asimismo, aprovecho la oportunidad para decir que tampoco es una mala idea que las víctimas, de quererlo así, se pongan en contacto entre ellas.

¿Qué pasa con los laicos que supieron de las conductas de Poblete? El jueves, Benito Baranda dijo que supo de dos testimonios…

La investigación describe conductas que se observaron en laicos ligados a la Compañía de Jesús, pero a diferencia del caso de los jesuitas, en que se dio una opinión sobre sus responsabilidades, a los laicos consideré que no me correspondía establecer responsabilidades, solo hacer descripciones de lo observado.

¿Como el caso de Baranda, entonces?

No me puedo referir a casos específicos, por secreto profesional.

Hay voces que tras su informe ahora han centrado sus sospechas en la figura de Alberto Hurtado e incluso la fiscalía dijo que no descartaba investigarlo… ¿Hay algo respecto de él que pueda ser cuestionado?

En ninguna de las investigaciones que me ha tocado tramitar me ha llegado el más mínimo detalle, rumor o antecedente de alguna conducta indebida del padre Alberto Hurtado. Ninguno.

La Tercera/Agencias

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