Vitacura y Las Condes, elecciones trascendentes

Vitacura y Las Condes, elecciones trascendentes

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Nos vamos a ir a dormir bastante tarde el domingo 16, porque los escrutinios serán largos y tediosos. Los medios nos van a llenar de porcentajes y de nombres, pero va a haber dos elecciones que los precandidatos presidenciales de Chile Vamos y del Partido Republicano mirarán con especial atención.

Se trata de dos competencias por alcaldías de comunas en que ganó el Rechazo: Vitacura y Las Condes.

Por supuesto, son distintas las condiciones con que afrontarán los comicios las dos duplas de candidatos principales, el republicano Cristián Araya frente a la Evópoli Camila Merino, en Vitacura, y la UDI Daniela Peñaloza frente al republicano Gonzalo de la Carrera, en Las Condes. Mirado solo en términos políticos, Araya podría contar a su favor con el apoyo silencioso pero efectivo del voto Rechazo, proveniente en buena medida no solo de los republicanos, sino de militantes y simpatizantes de la UDI y de RN, mientras que Merino sin duda se apoyará en la adhesión del electorado centroderechista del Apruebo.

Pero en una comuna tan llena de riesgos para la seguridad personal —tengo ahí mi oficina de investigación histórica, y ya he sido asaltado dos veces—, ciertamente primarán en la consideración de los electores las medidas que uno u otro candidato hayan propuesto para enfrentar este grave problema. Y en esa materia, la audacia y radicalidad con que se ha planteado Araya —a partir de su experiencia como concejal enfocado en esa materia— podría darle una ventaja importante. Siempre es más fácil servir en un cargo relevante cuando se ha tenido la experiencia de haberlo hecho en uno de menor rango.

Sin duda, Merino exhibe por su parte una destacada trayectoria ministerial, pero no le resultará fácil capitalizar esa imagen ante un electorado muy exigente en el día a día de su calidad de vida, gravemente deteriorada por la delincuencia.

Paralelamente, en Las Condes, la situación de Daniela Peñaloza es muy paradojal. No tiene que representar al Apruebo, ya que votó Rechazo, pero carga con el peso de un Joaquín Lavín que sí estuvo a favor del cambio de Constitución y que, por años, ha buscado moverse en zigzag, tratando de recoger más adhesiones de su izquierda que conservar las que tenía a su derecha. Y eso probablemente da dividendos en el Chile promedio, pero seguramente resta en Las Condes. Nada de eso afecta a De la Carrera, quien fue desde el primer día un rotundo defensor de la Constitución vigente.

En materia de gestión, en Las Condes la incógnita es mayor, porque si Peñaloza puede colgarse de los logros de Lavín, De la Carrera aporta una trayectoria en tareas ejecutivas que podría ser apreciada como más experimentada y fructífera que la de su contradictora.

Pero nada de eso importará al momento de evaluar los resultados: los números serán puros y duros. Los dos, uno o ninguno de los candidatos de Chile Vamos habrá logrado ganar, y eso afectará principalmente las pretensiones presidenciales de Ignacio Briones y de Joaquín Lavín. Una derrota de Merino en Vitacura sería un golpe mortal para Briones; una mala votación de Peñaloza en Las Condes dejaría a Lavín en shock.

Para José Antonio Kast, la apuesta es de menor riesgo, pero puede ser de mucha relevancia. Desde su casi 8% de hace cuatro años, si lograra obtener con los candidatos republicanos porcentajes superiores al 25% en comunas de votación tradicionalmente UDI-RN, se beneficiaría de un resultado-catapulta para sus aspiraciones de noviembre. Y si alguno de los candidatos republicanos efectivamente ganara en una de las dos elecciones, ese resultado le daría un gran piso para la consiguiente negociación parlamentaria. (Emol)

Gonzalo Rojas

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