¿Una final sin público?

¿Una final sin público?

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¿Dónde está el clima electoral de la constituyente? Si faltaran dos semanas para un duelo clave de “la Roja” -uno en el que se jugara su clasificación al próximo mundial, por ejemplo- en los medios, en la calle y en la sobremesa se palparía el ambiente. A una semana de la elección más trascendental de nuestra historia reciente, que, siguiendo con el equivalente futbolero, es el partido de vuelta de un plebiscito que se jugó a estadio lleno, ni la pauta medial ni la conversación en redes parece haberse enterado.

  • Y no solo la conversación pública parece abstraída del evento, los principales impulsores del proceso constituyente e incluso quiénes desde antes del estallido habían hecho de la cuestión constitucional su principal bandera, parecen ocupados en asuntos presidenciales y/o legislativos y a esos menesteres dedican sus afanes, entrevistas y disputas. Ahí quedaron pues los pañuelos “AC” y “Marca tu voto”.
  • Razones puede haber muchas. Sin duda que el agotamiento pandémico y el cambio de fecha no ayudan. Como tampoco lo hace la friolera de listas; coaliciones (sí, los partidos se agruparon diferente en cada elección); candidatos y elecciones contenidas en un solo evento (cada elector va a recibir un total de cuatro cédulas). Sumemos además que cada elección tiene reglas electorales diferentes: según sea el caso las hay proporcionales; mayoritarias con segunda vuelta, con paridad y con escaños reservados.
  • A estos datos de la causa se debe agregar la profecía autocumplida de una derecha cuyo actor principal, el Gobierno, está en el suelo y su moral yace a su lado. Y por cierto la dispersión de una oposición cuya desconfianza entre facciones asoma como simplemente patológica. ¿O cómo podríamos llamarle al nuevo ritual de puntos de prensa conjunto entre la candidata oficial de la DC y su correligionaria presidenta del Senado?

Esperanza y riesgo. Con todo, aún podemos albergar esperanzas en la opinión pública no publicada. En la conciencia de los que participaron del histórico plebiscito constituyente como uno más, de forma anónima. Tal vez sean ellos los que sacudan nuevamente este marasmo, mezcla de cansancio y desesperanza que parece inundarlo todo.

  • O tal vez ese fin de semana esté lindo el día y se despierte con ello la memoria individual y colectiva -ya algo apaleada- de la ritualidad de ir a votar y volver con el diario en una mano y la bolsa del pan en la otra. De saludar a los vocales de mesa que van por la décima elección consecutiva, con un saludo que encierra un secreto “gracias” por estar ahí en lugar de uno.
  • Puede que solo nos quede encomendarnos al efecto día de la marmota de la pauta mediática, que obligará a los canales a poner en pauta el proceso, aunque sea la última semana. Quien sabe
  • Pero a estas alturas, será bueno encomendarnos a algo, porque estamos a días de tejer un chaleco que nos puede terminar quedando como poncho si no logra mínimos de participación, legitimidad y representación para alcanzar a cumplir siquiera una mínima parte de las expectativas que tantos, ahora dormidos, depositamos en esta aventura. (Ex Ante)

Camilo Feres

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