Trump se apresta a poner su sello en la Fed

Trump se apresta a poner su sello en la Fed

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En los primeros 18 meses de su período como presidente de Estados Unidos, Donald Trump tendrá la oportunidad de determinar por más de una década el carácter de la política monetaria y financiera del país: podrá nominar a cuatro de los siete gobernadores de la Reserva Federal (Fed), así como elegir al presidente y vicepresidente del banco central más influyente del mundo.

El mandatario, quien ha prometido deshacerse de gran parte de las leyes que regulan al sector financiero, tiene a su favor la contingencia: la Fed tiene, hace casi tres años, dos cargos vacantes, a los que el próximo mes se sumará la salida de Daniel Tarullo y, en 2020, el fin del período de Stanley Fischer.

El próximo año, además, Trump podrá designar a la plana mayor de la entidad, cuando llegue a su fin el período de la presidenta Janet Yellen y del vicepresidente Fischer en sus cargos.

Sus nominados para esas posiciones deberán atravesar un proceso de confirmación en el Senado, donde los republicanos no tienen contrapeso.

“Trump tiene una oportunidad casi sin precedentes de hacer una revisión completa del banco central”, escribió en una columna el periodista de Reuters, Rob Cox. “Dadas algunas de sus iconoclastas elecciones en el gabinete, la independencia de la Fed no puede ser tomada como un hecho”, aseguró.

UNA NUEVA FED

Durante su campaña hacia la Casa Blanca, Trump fue crítico de la labor de Yellen, a quien acusó de mantener tasas históricamente bajas para apoyar al gobierno de Obama. “Ella es muy política”, señaló. “Debería sentirse avergonzada”, dijo.

Estoica, la funcionaria respondió en septiembre que el Comité Federal de Mercados Abiertos (FOMC, su sigla en inglés) que preside “no discute política en las reuniones ni considera a la política como un factor en las decisiones. Puedo decir enfáticamente que la política de los partidos no tiene rol alguno en nuestras determinaciones”.

Más allá de la polémica, el gobierno de Trump busca impulsar una fuerte desregulación a la banca, comenzando por derogar la llamada Ley Dodd-Frank, que separa a los bancos comerciales de los de inversión, instaurada en respuesta a la crisis financiera.

“Si alguien de verdad quiere desregular la economía estadounidense, tiene que comenzar con la Reserva Federal”, dijo a Politico el analista de Rafferty Capital Markets, Dick Bove.

La visión del hoy presidente es diametralmente opuesta a la que defendía Tarullo, quien anunció su salida en febrero sin explicaciones detalladas. En sus ocho años en el cargo, fue uno de los grandes impulsores de una mayor regulación a la banca estadounidense. Según un reporte del New York Times, algunos demócratas le pidieron mantenerse al menos un año más, pero no lo convencieron.

Tarullo, no obstante, se fue con una nota optimista. “Creo que los cambios centrales, especialmente respecto a las grandes entidades, como las mayores exigencias de capital y de liquidez, pruebas de estrés y mejor administración de riesgo, son importantes y duraderos”, sentenció, al anunciar su salida.

ANSIEDAD REPUBLICANA

Las dos vacantes en el directorio de la Fed fueron reservadas por la mayoría republicana en el senado, que se negó a confirmar a los escogidos por Obama: el ex director del Banco de Hawái, Allan Landon, y la economista Kathryn Dominguez.

Ahora, con el control del banco central al alcance de sus manos, los senadores oficialistas han pedido formalmente a la Reserva Federal que se abstenga de emitir nuevas reglas financieras hasta que el presidente haya llenado los puestos vacantes.

Según la propia Yellen, ese deseo no es muy difícil de cumplir, pues “no tenemos muchas regulaciones urgentes”. No obstante, el hecho da cuenta de la ansiedad oficialista por dar pie a la desregulación.

LA DEFENSORA DE UNA FED BASADA EN DATOS ESTADÍSTICOS

En sus tres años a la cabeza de la Reserva Federal de Estados Unidos, Janet Yellen ha perseguido una política monetaria que no dependa directamente de las decisiones fiscales, sino que se sustente únicamente en las estadísticas. La mayor prueba de esa postura la vive hoy, cuando la llegada a la presidencia de Donald Trump remece a los mercados que esperan un banco central más agresivo. Ella se mantiene fiel a su decisión y, en una era en que se cuestiona la efectividad de las políticas monetarias a nivel mundial, no da señales de buscar medidas innovadoras.

Antes de asumir su cargo actual, Yellen trabajó como asistente para el Directorio de Gobernadores del banco entre 1977 y 1978, cuando ya era una economista prominente. Integró ese mismo directorio por primera vez entre 1994 y 1997, y más tarde presidió la Reserva Federal de San Francisco. En 2010, en plena crisis financiera, asumió la vicepresidencia de la Fed y en 2014 se convirtió en la primera mujer en presidirla. Su período termina en 2018 y, según ha dicho, pretende cumplirlo hasta el final.

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