Como si de pronto hubiera tenido una epifanía, la ex Presidenta de Argentina Cristina Fernández ha publicado un libro bajo el título “Sinceramente”, y todo parece indicar que es el dato que faltaba para confirmar su decisión de competir en las elecciones de noviembre; unido, por cierto, a no pocas encuestas que le otorgan ventaja en un inevitable balotaje.
“Más que un libro de una expresidenta, es un libro de una candidata a la presidencia”, fue el primer comentario que surgió entre los analistas de la city porteña. ¿Cómo puede explicarse que CFK, imputada en al menos siete procesos -enriquecimiento ilícito, lavado de dinero mal habido, etc.-, tenga, por una parte, la posibilidad de ser candidata y, lo que es más grave, la expectativa de ser elegida?
Para intentar esa explicación es necesario recordar que el sistema jurídico le permite mantener su fuero parlamentario, mientras la propia cámara a la que pertenece -Senado- no se lo retire por un quórum calificado, lo que no ocurrirá mientras no exista condena, según han dicho sus pares, provenientes de las diversas vertientes del peronismo. Salvado aquello, puede ser candidata.
Ahora, por qué puede ganar. Para ello, es indispensable detenerse en el contexto político económico en que se debate Argentina, que en el mejor de los casos será el mismo en que se desarrollarán las elecciones presidenciales de fin de año. El Presidente Macri, que llegó al poder hace casi cuatro años, en un contexto de corrupción desatada, economía estancada, de un gasto público desenfrenado, de inexistente inversión, mucho no puede mostrar al terminar su cuatrienio e intentar su reelección. Es cierto que la corrupción es combatida y en eso marca una diferencia notable; y es cierto también que ha posicionado a su país en el concierto internacional: Argentina ya no es amiga del chavismo ni de la dictadura cubana.
Los agentes económicos internacionales, hasta el momento, siguen confiando en su tarea ordenadora de la economía; el vigente e importante préstamo del FMI lo confirma. Pero, paralelamente, ni la macro ni la micro han funcionado. En tres años, casi dos millones de argentinos han caído en el drama de la pobreza. La inflación, honestamente calculada (no como antes), lejos de ceder se instala como una lacra. Piénsese que en el primer trimestre de este año, la inflación ha sido superior a la que Chile tuvo en los últimos tres años.
Así las cosas, puede encontrarse una explicación al riesgo que alguien que gobernó pensando en sus intereses, los de su familia y sus paniaguados, muchos de ellos o refugiados en Cuba, o cumpliendo presión preventiva. Explicación, pero no justificación.
Argentina, su gente, merecen mucho más que repetir 12 años de un populismo ramplón. Si Macri perdió la confianza, aún es tiempo de buscar alternativa, pero sinceramente no CFK; por Argentina, por nuestro barrio.
Jorge Burgos/La Tercera
