RN, la jaqueca presidencial

RN, la jaqueca presidencial

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La peor pesadilla para el Presidente es ver juntos a Ossandón y Allamand. Por sí solos han sido capaces de complicar más de una vez al gobierno en sus gestiones, y juntos pueden ser más peligrosos que Bonnie & Clyde. Esta conjunción se ha dado en el escenario en que el gobierno tiene sus dos reformas fundamentales en el Senado.

La reforma de pensiones y el cambio en el sistema tributario son asuntos fundacionales de la segunda gestión de Piñera. El Presidente ha dicho en público y privado que pretende pasar a la historia como el Presidente que logró un acuerdo para reformar el sistema de pensiones privado basado en la capitalización, en la cual su propio hermano fue uno de los creadores. Como narran en varios episodios en la biografía escrita por Daza y Del Solar, pocas causas le pueden causar más placer que ganarle una contienda política a José Piñera.

Por otro lado, la modificación a la reforma tributaria es la verdadera razón por la que la segunda aventura de Piñera tuvo un apoyo profundo en el sector empresarial. La reforma propuesta por Bachelet implica un alza en los impuestos pagados por los dueños de las empresas, que ha dolido profundamente. Pese a todos los esfuerzos comunicacionales por derribar tal reforma, terminó aprobada en la cocina del Senado.

Ossandón y Allamand decidieron aliarse, dejar de lado un rato sus propias personalidades y ponerse las batas de los nuevos cocineros. Si el gobierno quiere conversar con la oposición y construir un acuerdo, el asunto es con ellos. Más que mal, ambos hasta ahora no habían logrado un gran despliegue en su gestión senatorial. Ossandón, que fue pacificado después de haberle dicho al Presidente que no cayó reo por lindo, se había convertido en una figura menor de la derecha ante la arremetida de Lavín. Incluso, Felipe Kast, a quien superó en la primaria, le está pasando por encima en las encuestas.

Para Allamand el desafío es distinto. Siempre ha sido un influyente senador, pero con poco arraigo popular. El riesgo de hundirse después de terminado el ciclo piñerista es demasiado alto, y por ello ha apostado por la diferenciación. El senador del otro lado de la región, con quien competirá en la reelección, es un buen aliado para estas lides. Y, sin duda, si logra ser el nuevo cocinero en las reformas previsionales y tributarias, puede anotarse en la historia, aunque no tenga resultados electorales en la papeleta presidencial.

Hasta ahora, la dupla de ambos senadores sonaba más a un grupo de WhatsApp que a una alianza con riesgos directos. Pero lograron ambos llevar a su redil al presidente del partido, que en una entrevista radial rompió la regla de no criticar al Mandatario. En general, en los regímenes presidencialistas, los partidos oficialistas juegan con la cadena, pero no tocan al mono. Esto obligará a Piñera a la peor de sus pesadillas: sentarse a negociar con la nueva dupla del Senado y, al igual que en el primer gobierno, cederles poder a los partidos. (La Tercera)

Carlos Correa

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