¿Qué hacemos si gana el rechazo?

¿Qué hacemos si gana el rechazo?

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¿Estrategia para subirle el costo al Rechazo, amenazando con un proceso eterno? Solo el comité político lo sabe. En todo caso, una muy mala estrategia, pues el efecto inmediato fue que se vio al Presidente «tirándole la cadena» al Apruebo, y matando el cuco de que, si gana el Rechazo, nos quedamos con la constitución de Pinochet.

Sea como sea, es evidente que la posibilidad de que gane el Rechazo es cada vez mas alta. Ahora bien, ¿si gana el Rechazo inmediatamente se gatilla un nuevo proceso, con elección de constituyentes de la misma manera que se hizo en este que va camino al fracaso? Según el Presidente, ese sería el único camino, y pretende sustentar su postura con argumentos que no se sostienen.

En primer lugar, es bueno recordar que esta idea fue planteada en esa noche del 14 al 15 de noviembre de 2019. Esto es, que, de ganar el Rechazo, se gatillaba inmediatamente otro proceso hasta llegar a una nueva Constitución. La propuesta, planteada desde el Frente Amplio (el PC se había ausentado de la mesa de negociación), fue rechazada de plano, incluso por buena parte de la entonces oposición, y por ende, quedó fuera del acuerdo que suscribimos esa noche, el que dejó establecido que de ganar el Rechazo, continuaba vigente la constitución de 2005. Así, la reforma constitucional que dio inicio al proceso constituyente cerró la puerta a esa posibilidad, fijando el término del proceso en el plebiscito de salida.

Pues bien, desde el punto de vista de lo estrictamente jurídico (aún con las alambicadas fórmulas que se pudieron leer en los medios el fin de semana pasado), la idea de un proceso constituyente permanente no se sostiene. Frente a esto, el presidente agregó consideraciones de hecho, esto es, que una gran mayoría ciudadana había mandatado una nueva Constitución, y que se había decantado porque la hiciera un órgano 100% electo, por lo que ese debe ser el camino.

Surge entonces una pregunta obvia. ¿Es efectivo lo que plantea Boric?, y para responder, creo que hay que efectivamente distinguir lo estrictamente jurídico, donde la respuesta es un no rotundo, de lo que se desprende de los hechos y lo sucedido en el plebiscito de entrada.

Así, creo que es efectivo, que la enorme mayoría de personas que votamos apruebo, establecimos un mandato al mundo político, para llegar democráticamente a una nueva Constitución. En este punto, coincido con el primer mandatario.

El problema es la otra patita de su tesis, donde sostiene que el mecanismo también está zanjado por la misma vía, lo que no es efectivo por lo siguiente:

En primer lugar, se votó solamente que el órgano fuera 100% electo y con los antecedentes que la ciudadanía tenía a la vista el día del plebiscito. Esto es que, en la elección se usaran las mismas reglas y criterios que la elección de diputados, pues a la fecha, las fórmulas que establecieron los escaños reservados para pueblos originarios y la de la participación de independientes no estaban sobre la mesa. Los escaños reservados se aprobaron en la ley 21.298 de 21.12.2020 y el mecanismo de patrocinios (lo central) en el caso de los independientes, por la ley 21.296 de 4.12.2020. Como se puede ver, ninguno de estos dos aspectos fue plebiscitado, y, por ende, no se puede pretender que estas reglas están dentro del mandato ciudadano.

En segundo lugar, está el factor subjetivo de si la ciudadanía, conociendo cómo funcionó la convención, esté dispuesta a repetir el ejercicio. En este sentido, todas las encuestas de opinión coinciden en una muy mala evaluación a la convención misma. Esta mala evaluación supera con creces al rechazo y demuestra que incluso, muchas personas que votarán apruebo tienen una mala opinión respecto del órgano que elaboró la propuesta constitucional. Dicha mala evaluación incluye el funcionamiento de la norma de los escaños reservados de PPOO, e incluso la de los independientes, no así la de paridad de género, donde creo que hay consenso en su necesidad y buena evaluación. Acá radica la negativa y el temor del gobierno a consultar a la gente, pues siente que la fórmula tal como está favorece al PC y al FA, y si se pregunta, el portazo los puede perjudicar.

En resumen, más allá de las consideraciones jurídicas, es efectivo, y lo reconoce y apoya Chile Vamos, existe un claro mandato ciudadano para llegar a una nueva constitución que reemplace la de 2005. ¿Qué hacemos si el 4 de septiembre gana el rechazo? Como no tiene ni sustento jurídico, ni en los hechos lo que intenta imponer el Presidente de la República, lo correcto es consultar a la ciudadanía, y en un plebiscito proponer 2 o 3 alternativas. Para esto debe haber un amplio acuerdo político que debe ser liderado por La Moneda, para lo cual debe cambiar su actitud interesada, dejar de lado las avivadas y asumir una actitud de Estado que le permita sentar a la mesa y poner de acuerdo a la mayor cantidad posible de actores políticos (siempre, como ocurrió el 15N, habrá algunos que se opongan a todo). Equivoca el camino S.E. cuando desafía a la oposición a jugarse por alguna fórmula, pues no se trata de iniciar un tironeo de propuestas que hará luego muy difícil un acuerdo, ese desafío podría entenderse en algún parlamentario, pero no en el Presidente de la República. Sobre el camino a seguir, hay varias opciones para llegar a la nueva constitución de ganar el rechazo, pero ¿Cuál de ellas es hacer una eventual consulta ciudadana?, eso da para otra conversa. (El Mostrador)

Mario Desbordes