Puertos, el tema país que sigue pendiente

Puertos, el tema país que sigue pendiente

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Hablar de “puertos” es hablar de Chile, un país conectado con el mundo. En un contexto de comercio global, si no estamos integrados al resto de los mercados, no hay desarrollo. El rol de los puertos, desde esa perspectiva, es esencial.

Pero ha habido una gran confusión: nunca podría decirse que algo que ocurre en el mundo de los puertos es materia solamente entre privados. Por algo las recientes movilizaciones se extendieron por más de un mes en Valparaíso a fines de 2018, nos falta como territorio entender qué abarca el sector y quiénes tienen atribuciones y obligaciones.

Hay que pensar en éste como un todo, donde naturalmente hay varios actores, como los sindicatos, los trabajadores permanentes y eventuales, las empresas, las concesiones públicas, el Estado, las municipalidades y las agencias aduaneras. En ese sentido, que se establezcan mesas de trabajo con todos los actores involucrados ayuda mucho a la buena gobernanza del sector. Es un tema relevante y el gobierno tiene una misión país de cuidar esos puertos y su buen funcionamiento.

Ahí hay un fuerte grado de responsabilidad. Claramente, en los últimos años ha habido un enfoque muy aséptico de los gobiernos de turno. Está bien que los mercados se desarrollen, que los actores jueguen su rol y compitan bajo un cierto marco, pero de alguna forma —quizás con una especie de complejo de que lo que hacemos no vaya a tener un carácter de política industrial— hemos terminado siendo tímidos. Y nos hemos quedado cortos.

Los grandes modelos de desarrollo asiático, que son un ejemplo para Chile, han puesto un tremendo énfasis en infraestructura. Acá da la impresión de que ésta cayó en terreno de nadie, como si proveerla fuese obligación del mercado. El mercado se moviliza ante oportunidades y el Estado es el que debe construir la institucionalidad. Las reglas de juego están muy bien, pero deben agregarse bases normativas que establezcan claramente lo correcto y incorrecto. Asimismo, modelos mentales en base a lo que deciden y actúan los actores son también objeto del market-craft que se espera de gobiernos modernos y orientados al desarrollo.

Tiene que haber un diseño y un rol más activo de los gobiernos, que están absolutamente al debe. Por lo tanto, habrá que ver qué disposición tiene cada parte a cooperar y qué arrojan los debates.

Gobiernos que apunten a un progreso económico, social, y que nos quieren llevar al desarrollo, no pueden soslayar el diseño institucional cuidadoso, dialogado y constructivo en materia de puertos. Tal como en otros sectores clave del país, sin mirar más lejos, el ferroviario, enlace estratégico de la industria portuaria y logística nacional. Esperemos que el acelerado aprendizaje de la reciente crisis ayude al actual gobierno a jugar por adelantado en este otro sector, también “al debe” desde hace casi tres décadas, para así avanzar en el desafío nacional de convertirnos —¡por fin!— en un país desarrollado. (DF)

Gonzalo Jiménez Seminario

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