¿Por qué fracasan las reformas al estado?-Ernesto Silva

¿Por qué fracasan las reformas al estado?-Ernesto Silva

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Transformar el estado es uno de los desafíos fundamentales de los países de ingresos medios que aspiran a avanzar en mayores niveles de bienestar. La modernización del estado es una forma concreta de proveer de mejores servicios públicos -calidad de la educación, acceso a la salud, seguridad ciudadana, innovación en el transporte, mayor tecnología y menos trámites- para una ciudadanía cada vez más interconectada y ansiosa de mejorar su calidad de vida en el diario vivir.

Así lo reconoce el Presidente Piñera en su cuenta pública del viernes pasado, al referirse a la agenda del futuro. Lo señaló como un tema en sí mismo, incluyendo iniciativas como la Plataforma Digital Chile Atiende, el proyecto Chile sin Papeleo, el aumento porcentual de trámites que se pueda realizar a través de un teléfono inteligente, la creación de un Consejo Permanente para la Modernización del Estado, la presentación de un proyecto de Ley de Transformación Digital, entre otras iniciativas. Pero además de considerarlo como un tema en sí mismo, la modernización del estado cruzó el resto del discurso, a través de anuncios sectoriales en los cuales se compromete a modernizar procesos y estructuras para lograr proveer mejores servicios a los ciudadanos. Así, por ejemplo, se incluye a Chile sin Barreras, el Sistema de Alerta Temprana de la Infancia, el Plan Nacional de Telemedicina, la modernización de FONASA, todas iniciativas que implican una transformación en el estado para lograr atender de mejor forma a sus ciudadanos.

En síntesis, se declara la modernización del estado como algo relevante. Aún cuando no sea el tema que genere manifestaciones ciudadanas o movilización social, la modernización del estado es un tema crítico en la etapa de desarrollo en la que se encuentra Chile. Por ello, su relevancia en el discurso presidencial es una buena noticia para el país. Lo positivo, además, es que en muchos temas existe consenso sobre posibles soluciones para enfrentar los complejos problemas de transformar el estado. El libro recientemente publicado por el Centro de Estudios Públicos es uno más de varios ejemplos de trabajo sistemático para sentar las bases de una transformación profunda y consistente.

Si todo se ve avanzando bien, ¿por qué cuesta tanto transformar el estado? ¿por qué fracasan las reformas del estado?

Hace algunos años atrás Acemoglu y Robinson publicaban su famoso libro “¿Por qué fracasan las naciones?”, y fundamentaban su caso en el rol de las instituciones en el progreso económico de los países. Lo interesante es que se preguntaban por qué fracasan los países, no por qué son exitosos. Pareciera que es más fácil identificar las razones de los fracasos que las explicaciones para el éxito en este tipo de procesos.

Algo parecido sucede en los procesos de modernización y transformación del Estado.

¿Qué pasa con la modernización del estado? Las explicaciones más clásicas para el fracaso y lentitud en los procesos de modernización del estado son las siguientes: la resistencia de grupos de interés incluyendo a los gremios de trabajadores del sector público y a los partidos políticos, los altos costos de transacción para aprobar leyes y normas, la limitación de recursos que compiten con otras iniciativas gubernamentales, la falta de foco estratégico y de capacidades para la gestión de los cambios.

Sobre los primeros temas se ha dicho ya mucho. Asumamos por un momento que nuestros líderes políticos son capaces de enfrentar los grupos de interés, coordinarse para reducir los costos de transacción, y destinar los recursos necesarios. En ese escenario, ¿tenemos las capacidades y las herramientas para gestionar los cambios?

Un estudio recientemente publicado por el McKinsey Center for Government de la consultora Mckinsey & Company, titulado “Delivering for Citizens: How to triple the success rate of government transformations”, analizó a casi 3.000 funcionarios en 18 países, en 80 casos de transformación en el estado.

El informe indica que el 80% de las iniciativas fracasa en el intento. Sólo 1 de cada 5 iniciativas logra salir adelante con éxito. Los expertos identifican 5 factores clave -que cuando se logran simultáneamente- triplican la probabilidad de éxito de la reforma. Estos factores son: liderazgo comprometido, prioridades y propósitos claros, coordinación y ritmo en la ejecución de la reforma, comunicación vinculante, y capacidad de gestión del cambio.

McKinsey concluye que en la ausencia de estos elementos, la probabilidad de fracaso es muy alta. ¿Tenemos esas capacidades? ¿Qué podemos hacer para lograrlas?

La modernización del Estado es un desafío muy complejo, y para tener éxito se requiere liderazgo político, pero también capacidades técnicas y experiencia para la gestión del cambio. En nuestro estado contamos con muchos directivos con experiencia y trayectoria que pueden colaborar en la ejecución de los cambios. Es buen momento para que todo ese talento y experiencia “salte a la cancha” y se la juegue para darle contenido y estrategia a la transformación del estado. (La Tercera)

Ernesto Silva

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