La Moneda octubrista en acción-Pilar Molina

La Moneda octubrista en acción-Pilar Molina

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La semana pasada fue la pauta de La Moneda por los dos años de gobierno: que Chile está mucho mejor que como lo recibió Gabriel Boric, aunque todo lo desmienta, partiendo por sus alcaldes que piden militares en las calles y todas las encuestas.

Esta semana acordaron otro mensaje a la opinión pública: tratar de instalar que el escándalo desatado por la filtración de información de la cabeza de la PDI, Sergio Muñoz, al penalista Luis Hermosilla, es un problema para la derecha. Y que llega a constituir una “red de corrupción de cuello y corbata”, como acusó con toda gravedad la vocera Vallejo en los patios de La Moneda.

El domingo, el vocero legal del Presidente, el ministro de Justicia, Luis Cordero, instaló que la filtración era gravísima, pero, advirtió, “esto está recién comenzando”. Lo repitió en la radio (T13) al día siguiente, cuando aventuró que “la situación es muy grave y en la medida que la investigación avance es probable que podamos conocer otros hechos que son más complejos”. Cuando le preguntaron qué antecedentes tenía, se disculpó, “no, no sé nada. El gobierno no tiene información porque la investigación es secreta” (vaya contradicción).

A la otra vocera, la de Palacio, le tocaba abrochar la acusación en la opinión pública. La misma que ha llamado repetidas veces a la oposición a tomar acuerdos, ahora que descubrió que no funciona gobernar cuando la oposición niega la sal y el agua a todos los proyectos del Ejecutivo.

Sin inmutarse, desde la casa de gobierno, Camila Vallejo abundó el tono enfático sobre los alcances de estas pericias al celular de Hermosilla: “Estamos hablando de una posible red de corrupción de cuello y corbata que implica no solamente al ex director de la PDI, sino que también a ex personeros de gobierno y líderes políticos, hasta el momento, de la oposición”. Añadió que esta red “se habría posiblemente organizado para entorpecer la labor investigativa de distintas causas asociadas a corrupción por parte de la fiscalía”, lo cual produce mucho escozor, repitió dos veces.

Sus parlamentarios del 20% incondicional de Apruebo Dignidad hicieron el resto de la pega, echando al ruedo al ex ministro del Interior Andrés Chadwick y al ex Presidente Piñera. Bien curioso, porque se supone que la investigación es secreta, lo cual le hizo ver de inmediato el Fiscal Nacional, Ángel Valencia, al que le cayeron las ráfagas de la izquierda por preguntarse “no sé que información tiene la ministra Vallejo para hacer una afirmación de esa naturaleza”.

Y más sorprendente aún es que tuviera antecedentes de los cuales carece la Fiscalía. Esta no formalizó a Sergio Muñoz por delitos de corrupción, sino que por la violación de secreto al entregar información reservada a Hermosilla respecto a un puñado de causas por delitos comunes y en otras dos, donde sí hay obligación de reserva, porque acusan lavado de activos (de gastos reservados del anterior director de la PDI Héctor Espinosa y de fondos municipales en el caso del ex alcalde Raúl Torrealba).

Por eso el Fiscal Nacional le pidió a la autoridad de La Moneda que “si efectivamente ella tiene información sobre la existencia de una red, debería aportarla a la fiscal a cargo de la causa”.

Por supuesto que ella no tiene pruebas de nada, pero nunca eso le ha impedido a Vallejo encajar calumnias o difamaciones. Su especulación convirtió en delito cometido por Chadwick que éste recibiera información del entonces director de la PDI, Sergio Muñoz, cuando ya no era ministro, sobre una diligencia en la investigación sobre la venta de la minera Dominga por parte de la familia de Piñera a Carlos Alberto Délano. Y el otro motivo para hablar de “red de corrupción” es que Muñoz le hizo un alcance por WhatsApp sobre otra causa donde la Contraloría descartó que Piñera hubiera cometido una infracción al fideicomiso ciego al firmar un decreto durante la pandemia, el que extendía los plazos de obra a algunos casinos y que fue sobreseída por la justicia.

Lo cierto es que a pesar de la red de “cuello y corbata” que, según la portavoz comunista, se armó para “entorpecer la labor investigativa de distintas causas asociadas a corrupción”, la Fiscalía ha admitido que ninguna de las filtraciones comprometió las investigaciones.

Pero la evidencia no le importa al octubrismo instalado en La Moneda. La estrategia es desviar la atención de los graves problemas propios que tienen, partiendo por el caso de corrupción de Comunes (con Oliva y la disolución del partido) y de Revolución Democrática con los convenios. Allí sí hubo una red, porque se trata de fraude con platas fiscales a lo largo de todo el país y por parte de diferentes autoridades, como seremis de diversos ministerios y también de gobernadores.

Asimismo, es estratégico distraer cuando en medio de la crisis de seguridad el octubrismo torpedea llegar a acuerdo sobre las RUF para el uso de la fuerza en el orden público y el combate al crimen organizado. E, igualmente que, no obstante la delincuencia, insiste en descabezar Carabineros, a pesar que la acusación por la cual será formalizado el general Director es por responsabilidad de mando y no por filtrar información reservada. Apruebo Dignidad también empuja hacia una crisis sanitaria, buscando eliminar las isapres, lo cual no comparten sus aliados del Socialismo Democrático

Igual de conveniente es mover los focos hacia otro lado cuando hoy iluminan cómo nadie se responsabiliza porque la reconstrucción en Valparaíso sencillamente no avance o que miles de escolares no puedan iniciar sus clases porque no tienen matrícula o porque sus colegios siguen sin reparación.

Ignoraba el octubrismo de La Moneda que terminarían la semana buscando cotillón para distraernos de otra derrota. Esta semana, junto a sus aliados de izquierda, pasaron a ser minoría en el Senado, lo cual hará aún más difícil aprobar sus malas reformas previsionales y tributarias. (El Líbero)

Pilar Molina