La hora oscura de la oposición- Roberto Méndez

La hora oscura de la oposición- Roberto Méndez

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Si aquí afirmara que la oposición y la centroizquierda (que no son lo mismo) atraviesan por una situación de desorden o incluso caos, no estaría más que repitiendo el diagnóstico que sus mismos dirigentes hacen. Desde que se conformara la Concertación, cohesionada por una misión épica, nunca la centroizquierda chilena había sido lo que es hoy: un archipiélago de partidos aislados, con pocos o ningún propósito común, para no hablar de propuesta, con la total ausencia de aquello que alguna vez denominaron su “proyecto histórico”.Nada de eso existe ahora, ni siquiera alguna pálida promesa capaz de convocar y aglutinar.

No resulta sorpresivo constatar que tan disgregada tropa no sea capaz de alcanzar los acuerdos mínimos para, al menos, lograr alguna efectividad en su rol opositor. El gobierno, legítimamente, aprovecha la debilidad del adversario y avanza en su proyecto; incluso, en la proyección política de su sector.

La niebla es evidente en el conjunto de lo que alguna vez fue la Concertación y luego Nueva Mayoría, pero la desorientación se mantiene, o se magnifica, cuando el foco penetra al interior: al Partido Socialista, la DC, el PPD o ese inefable complejo en que ha devenido el Frente Amplio. Incluso, el otrora monolítico Partido Comunista pareciera hoy vacilante frente a una realidad que a todas luces lo incomoda.

¿Por qué se ha producido esta situación? Sería un simplismo atribuirlo a la derrota política de 2017, o al fracaso político de la Nueva Mayoría, por contundentes que ambas cosas sean. Esta visión llevaría a concluir que, para la centroizquierda, bastaría recuperar el poder para que todo vuelva a la normalidad. No es así.

El problema es mayor, radica en el profundo distanciamiento de la izquierda con una sociedad que cambió, y con una estructura social nueva y diversa que ese grupo rechaza, o simplemente ignora. Sucede que se han redefinido las identidades históricas relacionadas a clases, se han transformado los conflictos que, precisamente, dieron origen a esa izquierda nítidamente reivindicatoria que se desarrolló en Chile durante el siglo pasado. Sucede que ahora los trabajadores enfrentan nuevas amenazas y la dinámica social supera con mucho el conflicto clásico entre oprimidos y opresores. Los conflictos y la dinámica que explicaron la aparición de las izquierdas se han diluido, mutado o derechamente han sido reemplazados por otros.

Hay un enorme desafío para la izquierda en este mundo de intereses atomizados, donde la “modernización capitalista” ha expandido y convertido decisivamente la economía, pero mucho más profundamente ha transformado los anhelos, expectativas y temores de lo que alguna vez asumieron como propio, pero hoy está lejos; lo denominaron, el pueblo. (La Tercera)

Roberto Méndez

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