El impacto tras el triunfo de Donald Trump en Estados Unidos, el fracaso del reajuste al sector público en el Congreso y la crisis política en la Nueva Mayoría que con ello se desató, desviaron el foco de un episodio del que varios en el oficialismo igual tomaron nota: la última declaración ante el Ministerio Público de Giorgio Martelli, en el marco del caso Penta, en la que vinculó la campaña presidencial de Michelle Bachelet con los aportes irregulares a la política. La señal del ex operador político fue clara: optó por la estrategia de la verdad, ante la soledad rotunda en que lo dejó la Nueva Mayoría al quedar hasta ahora casi como el único culpable de un sistema de financiamiento conocido y aplicado por prácticamente todos.
El Ministerio Público obtuvo información importante de cara a nuevas diligencias sobre el intercambio de correos electrónicos que lo vinculan a 50 millones de pesos que recibió Asesorías Credo. En La Moneda no pasó inadvertido el hecho, se instaló el convencimiento de que la estrategia de Martelli es “decir toda la verdad” y reconocieron –con bastante resignación– no tener muchos elementos para evitar que hable.
“Eso de llegar en bicicleta, tan tranquilo, fue la escena de alguien que no tiene nada que temer y que ya llegó a un acuerdo con la Fiscalía”, aseguró un asesor de Palacio.
En la Nueva Mayoría y en La Moneda coincidieron en que, como Martelli fue abandonado por el mundo político y se le dejó totalmente a su suerte, cargando con todas las culpas propias y ajenas, hoy no se le puede pedir ninguna lealtad ni menos que se preocupe por proteger a alguien. No hay que olvidar que ya fue formalizado por delitos tributarios en el caso SQM por su empresa Asesorías y Negocios, la que facturó 250 millones de pesos a SQM y que la minera de Julio Ponce Lerou rectificó ante el Servicio de Impuestos Internos (SII).
En el conglomerado oficialista y entre ex funcionarios de Gobierno recordaron que, una vez que estalló el caso Penta en toda su magnitud el último trimestre del 2014, a poco andar Martelli fue a la oficina en La Moneda del entonces ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, para advertirle que esa investigación sería una bola de nieve que traería problemas a todos. Quienes supieron de esa reunión, agregaron que la conversación fue subiendo de tono, al punto que llegó casi a los gritos, la ex autoridad PPD le dio vuelta la espalda a su operador, el que se retiró de Palacio. Fue ahí cuando se habría marcado el punto de quiebre de la relación entre ambos, como también el principio de la soledad política para Martelli.
La resignación palaciega pasa además por el hecho de que, en el estado actual que vive la actual administración, consideran que las cosas ya no pueden ir peor, por lo que el impacto de lo que pueda salir de la investigación de la Fiscalía no haría más daño del que ya se hizo a la figura de la Presidenta, pese a que no hay nada contra ella que la involucre personalmente. En el oficialismo agregaron que quien sí debe estar preocupado es Peñailillo, porque no son pocos los que creen que el otrora hombre de confianza de la Mandataria terminará “cayendo”.
Desde el mundo PPD –donde militó en su momento Martelli– saben que la estrategia del ex operador es decir toda la verdad, sobre la base de que él actuó de acuerdo a un sistema de financiamiento de campañas que había en ese momento, que solo se abocó a operar platas y que jamás se enriqueció ilícitamente con ello, no así como las sospechas que muchos mantienen sobre la rigurosidad de Peñailillo en ese punto.
La Fiscalía ya tiene en carpeta citar Rosenblut y en están analizando hacer lo mismo con Peñailillo, que está pronto a comparecer nuevamente como imputado en el caso SQM. Así, todo indica que Martelli terminará siendo un verdadero dolor de cabeza para el oficialismo y no serán pocos los que van a desear que se hubiera concretado la idea original que tuvo en su momento Enrique Correa y Juan Carvajal –quienes asesoraban a Peñailillo–: que la mejor solución era que Martelli se fuera cuanto antes de Chile, que usara su ascendencia italiana para radicarse en Europa, lo que claramente no sucedió.
Para el abogado querellante en los casos Penta y SQM, Mauricio Daza, si Martelli “desea contar con una atenuante de responsabilidad penal que le permita acceder a una situación procesal de mayor conveniencia, debe aportar de manera completa y veraz a la investigación, lo que puede explicar el contenido de sus recientes declaraciones. Esto, más allá de cualquier especulación sobre el supuesto estado de abandono en que lo habrían dejado las personas para quienes recaudó fondos de campaña”.
La verdad
Ante la Fiscalía, Martelli afirmó el lunes que Jorge Rosenblut lo contactó para que se acercara a Credo, empresa de Diego Perry, hijastro del ex asesor de la Presidenta en su primer gobierno, Juan Carvajal, y no dudó en vincular a la campaña de Bachelet con dichos 50 millones de pesos: “Cuando finalizaba la campaña presidencial de Michelle Bachelet, yo ya no estaba participando mucho, sino que estaba dedicado a mis actividades particulares. Jorge Ronseblut me pidió contactar a la gente de Diego Perry con la gente de Ripley, que me parece que era un señor de nombre Miguel Núñez. Jorge Rosenblut estaba en ese tiempo en Estados Unidos y no tenía los contactos directos y por eso me pidió a mí que los contactara”.
Pero Martelli además detalló el rol de Peñailillo para los aportes legales a la campaña.
Si en el caso SQM hablaba del ex ministro como uno de los fundadores que AyN para crear informes para un eventual programa de Gobierno, ahora, consultado en el caso Penta, el ex operador declaró que el otrora hombre de confianza de la Presidenta también fue uno de los que los convocó para recaudar dinero para la campaña: “Las personas que me pidieron participar en el tema del financiamiento fueron Jorge Rosenblut y Rodrigo Peñailillo. Mi función era cómo operativizar los aportes de campaña que hacían tanto las empresas como personas. En el caso de personas es menos compleja la operatividad porque son montos menores. Había aportes públicos y anónimos”.
El operador político del oficialismo añadió, asimismo, información respecto de los aportes reservados ante el Servel. “En este caso mi rol era orientar a las empresas para canalizar los aportes, la operatoria del aporte tiene ciertas complejidades, es bastante engorroso. A veces me entrevistaba con las personas que estaban a la cabeza de la empresa y en otras ocasiones con personas que estaban en rangos inferiores. Eso lo definían Jorge Rosenblut y Rodrigo Peñailillo. Mi rol no era obtener que las empresas aportaran, sino que una vez que ese aporte se decidía, mi rol era la operatividad. Explicar cómo hacerlo, ver los límites que existían” relató.
En el Ministerio público afirmaron que no esperaban que Martelli declarase algo importante que vinculara tan directamente a Ripley con la campaña de Bachelet, de hecho les sorprendió este giro, debido a que pensaron que guardaría silencio. Es más, en la Fiscalía queda instalada la sensación de que finalmente “se comenzó a decir la verdad” y que, si bien por ahora no fue completa, sí hay atisbos claros.
“Efectivamente puedo deducir que esta operación podría haber tenido que ver con el financiamiento para la campaña presidencial de Michelle Bachelet, pero no me consta tampoco”, fue la frase que lanzó ante los fiscales, Calos Gajardo y Pablo Norambuena.
La estrategia de la verdad adquiere sustento bajo la premisa de que Martelli a estas alturas no tiene nada que perder y que entre sus cercanos aseguran que en el caso Penta no existe nada relevante que complique judicialmente y de forma concreta al operador político del oficialismo, al tiempo que su defensa no se pone en un eventual escenario de formalización por este nexo entre Ripley y Credo por el cual compareció como imputado.
En el caso, eso sí, de que se le comuniquen cargos en esta arista del caso Penta –que en marzo de 2017 finaliza su plazo legal de investigación–, lo lógico, según cercanos a la defensa de Martelli, es que los antecedentes de dicha indagatoria se unieran a los del caso SQM, donde fue formalizado por el Ministerio Público, con el que ya ha tenido conversaciones sobre un eventual juicio abreviado para el recaudador.
Para Daza, la declaración de Martelli viene a confirmar el sistema de financiamiento que existía con la empresa de Martelli y otras firmas, ya sea con SQM u otras grandes firmas que son indagadas. «Todos los antecedentes de la investigación apuntan a que la empresa Asesorías y Negocios era un fachada para triangular dineros de grandes grupos económicos a campañas políticas, en especial la última presidencial de la Nueva Mayoría. La declaración del imputado Martelli refuerza esa hipótesis, y hace más necesario y urgente que exista una actuación decidida de la Fiscalía para esclarecer cuál fue la ruta real del dinero, además de poner de manifiesto la necesidad de que declaren quienes tuvieron una participación relevante en esa campaña, tales como los ex ministros Rodrigo Peñailillo y Alberto Arenas”, sentenció el abogado.
La Fiscalía ya tiene en carpeta citar Rosenblut y en están analizando hacer lo mismo con Peñailillo, que está pronto a comparecer nuevamente como imputado en el caso SQM. Así, todo indica que Martelli terminará siendo un verdadero dolor de cabeza para el oficialismo y no serán pocos los que van a desear que se hubiera concretado la idea original que tuvo en su momento Enrique Correa y Juan Carvajal –quienes asesoraban a Peñailillo–: que la mejor solución era que Martelli se fuera cuanto antes de Chile, que usara su ascendencia italiana para radicarse en Europa, lo que claramente no sucedió.
El Mostrador/La Tercera