Gobernando por Twitter

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Nunca me han gustado las redes sociales. Las opiniones destempladas, los insultos, la descalificación de quién no piensa como uno, las mentiras y la desinformación me producen pavor y me recuerdan al fascismo. Ahora tenemos a un tuitero -en jefe-, el Presidente de la nación más poderosa del mundo, Donald Trump. Los insultos personales y los mensajes de “política presidencial” han seguido arreciando por Twitter después que ganara la elección e incluso después que asumiera la presidencia.

En lo comercial, preocupan sus amenazas a una serie de empresas que han anunciado, o están estudiando, planes para invertir en México con el objeto de producir bienes para el mercado estadounidense y para otros mercados. En días recientes, le tocó a Ford, empresa que, presionada por el tuitero, se desistió de una inversión de mil millones de dólares en México; a General Motors, por el anuncio que movería una proporción de su ensamblaje de automóviles también a México, y a Toyota, empresa que ya tiene una planta en México y que tiene planes de expandirla, ni siquiera para el mercado al norte del Río Grande. También ha amenazado a que le colocará un arancel de 35% a las importaciones desde China.

Las amenazas de Trump de gravar con aranceles a las empresas estadounidenses y de otros países que osen invertir en México con el propósito de exportar a Estados Unidos, son actos de matonaje que directamente violan las normas del derecho internacional. Como también lo son sus amenazas comerciales a China, país harto más poderoso y más capaz de tomar represalias que México. Está por verse si el Congreso de Estados Unidos, quién tiene potestad sobre la política comercial, iría a aprobar medidas de esta naturaleza. Pero los anuncios por Twitter ya han enrarecido el ambiente comercial internacional y han desatado un conflicto con México.

Las reglas que el tuitero ignora son las NAFTA y de la OMC. Con respecto al NAFTA, ninguno de sus miembros (Estados Unidos, Canadá y México) puede aplicar unilateralmente aranceles, en forma inconsulta, a las importaciones desde otro miembro. Por otra parte, ni bajo el NAFTA ni bajo las normas de la OMC está permitido imponerle aranceles a empresas individuales. Y si llegara Estados Unidos a gravar con un arancel de 35% a las importaciones desde China, estaría en violación de las normas de la OMC (el principio de nación más favorecida) y por cierto desencadenaría una guerra comercial con ese país.

En corto, Trump está amenazando los fundamentos del orden comercial de la postguerra y socavando la obra de Estados Unidos como impulsor y protector de ese orden. No debemos engañarnos.

De una plumada, Trump está intentando destruir este sistema, con la intención de hacer valer la ley del más fuerte. “América First”, como dijo en su inauguración. Creámosle. Malas noticias para países pequeños como Chile, malas noticias para el mundo. ¿Qué hacer? En mi próxima columna esbozaré una estrategia para América Latina y Chile. (La Tercera)

Manuel Agosín

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