En una reciente entrevista, la senadora Jacqueline van Rysselberghe manifestó que su modelo de liderazgo era el de Eva Perón. «No quiero ser Margaret Thatcher, quiero ser Eva Perón porque lideró a los descamisados», dijo. Todos sabemos que el movimiento peronista significó para Argentina pobreza, clientelismo, opacidad y retroceso. En Chile, la presidenta de la UDI ha venido sosteniendo la tesis de que ella representa preferentemente a un sector del partido, asumiendo que el resto estaría en su contra. A este sector que no la apoya lo denomina el establishment que es, al menos, el 48% del partido.
En reciente carta a este medio, su asesor principal, el ex alcalde de Recoleta Gonzalo Cornejo, que presta actualmente servicios remunerados al partido, aporta más antecedentes sobre esta nueva tesis, al señalar que la senadora fue elegida «con el apoyo mayoritario de los militantes de a pie y dirigentes de base». Es decir, según la senadora y su asesor, se estaría produciendo en la UDI una especie de lucha de clases, entre los militantes «de a pie», por una parte, y el resto, por la otra.
Profundo y grave error. La UDI es un partido transversal en que han convivido armónicamente personas de todas las condiciones: trabajadores y empresarios, mujeres que trabajan y dueñas de casa, jóvenes y adultos mayores, militantes del campo y de las grandes ciudades, ciudadanos que efectivamente andan a pie y otros que han logrado adquirir un automóvil. Todos caben y nadie sobra.
Otra falacia que se sostiene en la carta del ex alcalde y actual asesor de la senadora Van Rysselberghe es que la actual presidenta de la UDI habrá recibido a la UDI «en la UTI». Eso simplemente es falso, porque al asumir la senadora se había logrado el mejor resultado de la historia en las elecciones municipales, con el mayor número de alcaldes de todos los partidos políticos, el partido estaba unido y había logrado sortear duros momentos.
El proyecto de futuro que encabezó Javier Macaya, que perdió por un estrechísimo margen, es unitario. Ello explica que subiera 12 puntos porcentuales en su apoyo, la misma cifra en que cayó el apoyo a la actual presidenta. La campaña de futuro de Javier Macaya buscaba que la UDI creciera, para recuperarse de la perdida de parlamentarios que sufrió durante el período de la senadora que ahora quiere emular a Eva Perón. Y fue limpia por nuestra parte.
El gran desafío es despejar si queremos un proyecto político individual, como el tristemente recordado de Eva Perón, o uno moderno, integrado y de futuro, como el que necesita la UDI. (El Mercurio)
Juan Antonio Coloma/ María José Hoffmann
