Hace algunas semanas el Consejo de Defensa del Estado se convirtió en tema de debate. La Presidenta Michelle Bachelet designaba a la ex ministra de Justicia, Javiera Blanco, como consejera del organismo -cargo inamovible en el que podrá estar hasta los 75 años ganando sobre $7 millones-, y ocasionaba una lluvia de críticas de distintos sectores. Tanto fue así, que un grupo de diputados de la DC y el PPD ingresó un proyecto de ley para limitar la facultad presidencial para la nominación de los consejeros. En esa oportunidad, el diputado PS Juan Luis Castro dijo a T13 que “la fórmula actual está desgastada”.
Días después se hizo público que Juan Ignacio Piña renunciaba a su cargo de presidente del CDE y asumía en su reemplazo María Eugenia Manaud. En tanto, la presidenta el lunes designaba a Rául Letelier Wattenberg como nuevo consejero completando la nómina de 12 juristas establecido para el funcionamiento del organismo.
Letelier fue abogado del CDE en Punta Arenas y es desde el 2011 Asesor del Comité Contencioso-Administrativo del Consejo de Defensa del Estado. Quienes lo conocen dicen a “El Líbero” que es una persona “muy inteligente y preparada”, pero que también se caracteriza por tener una personalidad bastante “polémica”, ya que le gusta expresar frontalmente sus ideas políticas, criticar a la oposición, y “lo hace a través de distintos medios”. En la interna del CDE cuentan que una vez sus superiores le habrían pedido que si “escribía en diarios, ya sea cartas al director o columnas de opinión, se auto describiera como abogado” y que no “involucrara al CDE” firmando como asesor del organismo. Es por eso que para ellos no es novedad el “perfil twittero” que tiene el nuevo designado de la Mandataria, que no sólo ha hablado de contingencia, sino también de lo que sería su bandera de lucha: el rechazo a la Constitución.
A comienzos de abril de 2016, lanzó junto a otros académicos el proyecto “Puentes”, que es un movimiento de profesores de derecho liderado por Fernando Atria –quien lo saludó de inmediato a través de Twitter por su nuevo cargo-, abogado constitucionalista y precandidato presidencial del PS, con el fin de contribuir con el proceso constituyente.
“Este no es mi Tribunal Constitucional. Esta no es mi Constitución. No es mi casa, ni mi norma fundamental. Es solo la regla del capital”, escribió Letelier en su cuenta el 27 de abril de 2016, explicitando que no reconoce la tutela de la Constitución. Sin embargo, su nuevo rol de consejero es posible gracias a las facultades que le da a la Mandataria el ordenamiento vigente y deberá cumplir sus funciones bajo la carta magna de la que reniega. En la página del CDE se señala que “el Consejo es el órgano colegiado interno que, en uso de sus atribuciones legales, resuelve accionar judicialmente o asumir la defensa de los entes públicos, dentro del ámbito legal que le compete a la institución”. Un abogado constitucionalista comenta a este medio que “él como consejero tendrá que litigar en base a las leyes vigentes y a la misma Constitución, por lo que, a pesar de su intención de cambiarla, no puede sino respetarla y no desconocerla como lo hace en la red social”.
Pero s
u intención de cambiar la carta fundamental viene desde hace un tiempo. En 2013, justo el día de Navidad pidió: “Viejo, sólo quiero una nueva Constitución”. Ese mismo año, en abril, había ido un poco más allá escribiendo que “lo que más me gusta de la discusión de una nueva Constitución, es el temor que infunde”.
En noviembre del año pasado, cuando los diputados Camila Vallejo (PC), Gabriel Boric (Movimiento Autonomista) y Osvaldo Andrade (PS) “desafiaron” la Constitución -el artículo 60 indica que se sancionará con el cargo a los parlamentarios que intervegan en conflictos laborales- al reunirse con los trabajadores de Home Center Sodimac que estaban en huelga, el académico escribió: “Es increíble esto. En qué universo paralelo solidarizar con los trabajadores es una cuestión que no puede corresponderle a los diputados?”
El nuevo consejero, quien asumirá en su cargo el próximo 21 de marzo, también se desempeña como profesor de Derecho Administrativo en la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile. Hoy, es director de Investigación de la misma facultad.
LOS POLÉMICOS «TUITS»
Letelier se caracteriza por ser frontal en su cuenta de Twitter -que usa desde octubre de 2012 y que hoy tiene 559 seguidores- y por hablar profusamente de los temas de contingencia. El académico de la Universidad de Chile le da “retweet” a la mayoría de los mensajes de Fernando Atria, ya sea sobre la Constitución o sobre su candidatura presidencial. “Para que vuelvan las ideas Fernando Atria, candidato”, escribió el 25 de septiembre pasado.
En otra oportunidad “alabó” el rol de los diputados Gabriel Boric, Camila Vallejo y Giorgio Jackson y dijo, entre otras cosas, que “mientras más frontal y debatiente es la política más interesante es. Acuerdos mediocres destruyen el diálogo”. De la misma forma escribió que “despertar con la noticia que C. Larraín se va… No tiene precio”. Sobre la senadora Lily Pérez señaló: “que Lily Pérez le pregunte a cualquier profesor de Der Adm por E. Rajevic. Infórmese! Pida Antecedentes! Deje de desprestigiar la política”. En 2013, cuando varios hijos de parlamentarios en ejercicio quisieron postular por un escaño en el Congreso sentenció en su cuenta: “Cómo no les da ni siquiera un poco de vergüenza poner a sus hijos de candidato a diputado”.
Así las cosas, el año 2015 escribió sobre los que denominó “usos reales de la palabra “política” en la clase política” y dio tres definiciones: ” ‘Eso fue un acto político, tu no lo entenderías’ significa: en esto no se usa la racionalidad normal”; ” ‘Esto es política’ significa: en esto no importa la legalidad, esto tiene sus propias reglas”; ” ‘La política es sin llorar’ significa: en esto todo vale, si te cagas te aguantas”.
Pero no sólo se refiere a temas políticos. Sobre las isapres escribió en 2012: “las isapres dando recomendaciones para una vida sana. Lo único sano es un vida sin isapres”; también se lanzó indirectamente contra el Canal del Fútbol diciendo que “pensar que alguna vez los goles eran de todos. Hasta que una empresa se apropió de ellos y fuimos lo suficientemente estúpidos para creerle”. (El Líbero)
