El 18 de mayo de Cristina y 27 de octubre de Alberto

El 18 de mayo de Cristina y 27 de octubre de Alberto

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La sorpresa fue total. En un video grabado el día anterior, colgado en las redes sociales a las 9 de la mañana de ese sábado, CFK hizo un anuncio espectacular: Alberto Fernández será el candidato a la presidencia de su sector relegándose ella a un más discreto segundo lugar. Fue una decisión muy mayor, de esas que pueden cambiar el curso de las cosas. Es además un hecho que lo resolvió prácticamente sola, consultando solo con su entorno más íntimo y sobre todo con su almohada. Algo así no se discute en asamblea. Y Cristina no es mujer que se deje presionar.

Su decisión tiene de todo: dramatismo, lucidez y grandeza. Como ella misma lo dijo, Alberto puede unir allí donde ella divide. Por otra parte, gesto raro, renunció a la posibilidad cierta de un triunfo que le habría significado una gran reparación luego de tanta persecución.

El gobierno de Macri ha precipitado a la Argentina a una nueva y muy profunda crisis. La combinación de altas tasas de interés, dólar contenido, bajos salarios, alto desempleo y fuerte endeudamiento configura un círculo vicioso difícil de romper. Un gobierno que hizo campaña con el eslogan de “pobreza cero” termina con un tercio de la población en esa condición. Su posibilidad de reelegirse es muy baja, aquí sí casi cero.

La responsabilidad que recae sobre Alberto Fernández es gigantesca. Lo conozco bien. Reúne todas las condiciones para sacar adelante la tarea. Tiene una vasta experiencia política, es firme en sus convicciones pero dialogante, conoce el mundo, sabe de leyes, es recto y decente, y cuestión crucial, Cristina Fernández lo respeta.

Esta decisión ha sido bien acogida. Las encuestas así lo demuestran . La designación de Alberto Fernández permite superar la lógica de la polarización entre los “dos miedos”, el miedo a la decepción que encarna Macri y el miedo a la revancha que se le endosa a Cristina. La esperanza de Macri para conseguir su reelección se basaba en estrujar a fondo el sentimiento anti Cristina. Esta decisión anula en buena medida esa estrategia. Reinan hoy día en el oficialismo perplejidad y confusión. Algunos presionan para que Macri desista de su reelección. Si termina haciéndolo es probable que agrave la crisis de su sector frente al reconocimiento del fracaso. Su posible sucesor o más bien sucesora, cargaría con un pesado fardo.

El intento de hacer aparecer a Alberto como simple instrumento de Cristina no prosperará. Su trayectoria lo avala. Cuando entró en contradicciones con las decisiones de la expresidenta, no se doblegó y renunció. Sus críticas a las “insuficiencias y desaciertos” de esa gestión son conocidas y documentadas. Fue elegido por ella justamente por eso, porque tiene personalidad y es creíble.

El 18 de mayo fue el día de la decisión de Cristina. El 27 de octubre, fecha de la elecciones, será el día de Alberto. Así lo creo y espero.

Carlos Ominami/La Tercera

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