Dèjá vu-Pilar Lizana

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“El mayor desafío para el próximo Presidente de la República será restaurar la estabilidad y devolver la anhelada seguridad que muchos piden”. Esto lo escribí el 26 de noviembre del año pasado en «El Líbero», justo después de la primera vuelta presidencial. La seguridad se tomaba la agenda y el entonces candidato Boric hablaba de solucionar las problemáticas derivadas de la violencia. Hoy contabilizamos una periodista fallecida en disturbios en barrio Meiggs, el ataque a una subcomisaría en Tirúa y el llamado que hizo Héctor Llaitul a organizar la resistencia armada mapuche en respuesta a la propuesta de protección de rutas.

A más de cuatro meses, sigo sosteniendo lo mismo. La seguridad sigue siendo el mayor desafío para el gobierno, que, de no abordarlo satisfactoriamente, podría transformarse en una gran piedra en el zapato que mine su credibilidad y legitimidad.

Mostrar indignación por los hechos ocurridos en el barrio Meiggs y que terminaron con la muerte de la periodista Francisca Sandoval no es suficiente. Hace meses que se habla del descontrol de vendedores ambulantes en esa zona. Se enfrentan con estudiantes y encapuchados y no temen dispararles.

En el sur los ataques van en aumento, los más recientes fueron contra una subcomisaría en Tirúa. Allí, más de 50 personas llegaron para “rescatar” a dos sujetos detenidos por transportar cartuchos de municiones calibre 12.

El poder de fuego de las orgánicas radicalizadas es de conocimiento público, todos hemos visto en medios de comunicación o redes sociales imágenes de ellos portando fusiles o hemos sido informados de la incautación de armamento. Ante esto, la vocera de gobierno dice que su “camino es el diálogo” y que las medidas que están adoptando “en relación a la Araucanía, el territorio Wallmapu”, están relacionadas con la seguridad y la libre circulación.

¡El territorio Wallmapu! ¿¡Cómo van a avanzar en soluciones de seguridad si siguen refiriéndose al Wallmapu!? Las palabras tienen valor en sí mismas y son claves en los mensajes; hablar del Wallmapu es validar un concepto usado por las orgánicas radicales que dicen encontrarse en conflicto con el Estado.

Entonces, volvemos a noviembre del año pasado: el mayor desafío sigue siendo la seguridad y si es que el gobierno quiere volver a los niveles de aprobación que tenía su líder antes de asumir, debe ser el tema prioritario. Pero ahora en serio. Dialogar siempre es bueno, sólo que se hace cuando se tiene un contexto que lo permite. Actualmente no existe claridad de que estén dadas las condiciones, menos con las amenazas de Llaitul.

Entonces, Presidente, no tema en reaccionar con fuerza. Sabemos que los problemas de hoy requieren de soluciones de largo plazo, pero en un corto período de tiempo se pueden desarrollar acciones directas que permitan avanzar en la construcción de un contexto de paz y que sólo el Ejecutivo puede realizar. No hay que demorarse, pues el delito se mueve rápido y, tal vez, sin darnos cuenta podríamos llegar a un momento crítico que las respuestas de hoy podrían evitar. (El Líbero)

Pilar Lizana

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