¿Control de daños… o algo hay?- Pilar Molina

¿Control de daños… o algo hay?- Pilar Molina

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¿La Democracia Cristiana bajó la postulación de Gabriel Silber a la presidencia de la Cámara de Diputados por control de daños, o porque sabe que la acusación de violencia intrafamiliar contra su mujer tiene algo de verdadero? Como sea, si no hay sospechas de que sea cierto el cargo, la decisión de la falange fue injusta con el camarada, y dejó al descubierto que hoy nadie tiene piso frente a estas acusaciones que no requieren ser probadas ni su autoría, pero caen como tsunamis sobre los denunciados, convirtiendo en víctimas a los supuestos victimarios.

Es tal el perjuicio de estas imputaciones de abusos o violencia contra la mujer (o de abuso sexual contra los hombres), que las instituciones están obligadas a tratar de desembarazarse de inmediato de cualquier relación con el acusado, independiente de si es o no inocente. Feministas incluso han insistido en que, ante la sola denuncia a un académico, éste sea inmediatamente suspendido de la universidad sin derecho a que se pruebe primero la falta. La verdad es que llegamos a un punto en que la sola acusación, sea verdadera o falsa, provoca el mismo daño a la persona y a la institución involucrada. Pero lo que no habíamos visto antes era que también produjera el mismo descalabro una denuncia anónima.

Por eso sorprende la rapidez con que actuó la DC para aceptarle a Silber el miércoles pasado la renuncia a postularse a presidir la Cámara por un año. El hecho que los medios dejaran de inmediato de martillar con lo que el diputado le hizo o no a su ex mujer y con cuál sería la actitud del partido demuestra que la movida de la directiva fue estratégicamente adecuada, aunque ello haya sido a costa de sacrificar a su parlamentario.

Pero la velocidad con que el partido de Fuad Chahín validó una denuncia anónima frente a la candidatura a un cargo político tan importante dejó también en el aire la duda de si saben algo que pueda llegar a demostrar que la acusación es efectiva. Es cierto que su esposa, Cristina Orellana, lo acompañó a hacer la denuncia ante la PDI por la “información mañosamente tergiversada”, pero ella nunca fue explícita acerca de si alguna vez fue o no agredida por su marido, de quien estaría separada. Que optara por el camino de no querer desmentir denuncias anónimas dejó dando bote la pelota. A eso se sumó que circulaban rumores desde enero en el mismo sentido entre parlamentarias feministas del Frente Amplio, quienes esta semana reeditaron tuits acusatorios. El caldo se espesó cuando se reflotó que Orellana, en el día internacional de la mujer el 8 de marzo, instó por twitter a no seguir “escondiendo el abuso bajo la alfombra”. Su mensaje tuvo una rápida respuesta personal de su amigo y conductor de televisión Francisco Saavedra: “Bien @cporellana, tú no estás sola”.  Y luego, en otro mensaje, que fue anexado al correo anónimo, el periodista exhorta a las mujeres: “atrévanse a denunciar, no tengan miedo, frente a hechos de violencia, no teman”.

Las consecuencias que produjo esta imputación anónima enviada a todos los diputados y senadores por mail son graves. Tanto en términos personales como institucionales. El diputado había estado haciendo esfuerzos en el verano por conseguir el apoyo de parlamentarios del Frente Amplio para votar por él, en medio de la renuencia de personeros de extrema izquierda a respetar el acuerdo administrativo firmado por la oposición al inicio del mandato de Sebastián Piñera, objetando entendimientos puntuales de la DC con el Gobierno.

El acuerdo político por la mesa de la Cámara quedó en ascuas. Hoy, lunes, la bancada DC votará por su carta para presidir la alta institución y veremos cuál va a ser la respuesta del Frente Amplio: si eliminado Silber hay mayor voluntad de actuar como oposición con la DC, o seguirán las trabas si es electo el diputado Iván Flores, quien tiene una postura más centrista que el candidato que complace a la izquierda, Víctor Torres.

Lo que sería insano para la democracia es que nunca se investigue quién o quiénes hicieron la denuncia anónima, que originalmente la DC calificó de “operación política deleznable para hacer caer el acuerdo administrativo” de la ex Nueva Mayoría con el Frente Amplio. Porque es muy distinto validar una operación política sucia que un lío de faldas o una acusación verdadera. (El Líbero)

Pilar Molina

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