Burgos vs. Bachelet

Burgos vs. Bachelet

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No es claro hasta dónde llegará o cuánto durará este verdadero gallito entre la Presidenta y su ministro del Interior. En teoría, se supone que ambos deben ser un equipo, por algo a este último se lo llama el jefe de gabinete. Es su hombre de confianza, su escudero, el que está para protegerla. En teoría. Porque lo que vemos en la práctica es lo contrario. Bachelet y Burgos parecen estar en el juego de quién se hace más trampas. Y todo esto de cara al público, porque es una suerte de pelea abierta, por la prensa. En suma, una verdadera teleserie.

Esto es así desde el día mismo que lo nombró. Bachelet, en una entrevista señaló que si Burgos creyó que venía a cambiar el rumbo del Gobierno, se equivocaba. El programa seguía adelante, le gustara o no al nuevo ministro. La respuesta de Burgos fue inmediata. En el mismo patio de La Moneda, junto al también recién designado ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, refutaron a su jefa, advirtiendo que la situación requería ajustes. Que así no se podía seguir. Pero eso no fue todo. Semanas después, cuando la Presidenta estaba fuera del país, Burgos invitó a La Monada a Lagos, quien luego, en una improvisada conferencia de prensa, el expresidente señaló que la gente le pedía en la calle que volviera para poner orden. Así, desde el primer momento, quedó claro que se trataría de una relación compleja, por decir lo menos.

La réplica de Bachelet vino un tiempo después cuando literalmente bajó a Burgos de su visita a La Araucanía, un episodio que no sólo fue un desastre comunicacional, sino que terminó en una tensa reunión entre ambos, donde se dice que Burgos renunció, pero la Presidenta lo convenció de lo contrario. Le pidió perdón y la cosa no pasó a mayores, aunque la relación quedó dañada para siempre.

Esta semana, en un nuevo capítulo de la teleserie, fue el turno de Burgos. A propósito de la renuncia del administrador de  La Moneda, Cristián Riquelme, el ministro se encargó por la prensa en dar a entender que fue él quien le dobló la mano a Bachelet. Claro, era ella la que se resistía al cambio, pese a que todos lo pedían. Y Burgos tomó la delantera, primero dejando claro que él no compartía la presencia de Riquelme y luego señalando que se trató de un parto inducido. Por eso, no es raro que algunos señalaran que Burgos se dio un gusto que no corresponde.

Un gusto caro sin duda. Riquelme era muy cercano a la Presidenta. Burgos, le pegó donde más le duele. Por ello, parece claro que este no es el fin de la historia. Por mucho menos, Bachelet ha actuado con dureza. Por algo parecido, Peñailillo cayó en desgracia, pese a su cercanía original con la Mandataria. Nada de ello impidió que lo sacara casi de forma humillante, cuando anunció por televisión que le pediría la renuncia a todo el gabinete.

Puede ser, entonces, que los días de Burgos estén contados. Como sea, es claro que esta teleserie no puede seguir. Tener a la Presidenta en permanente conflicto con su ministro del Interior es malo para todos. Debilita aún más la figura de ella, al tiempo que hace aún más vulnerable a su principal ministro. Veremos cuánto más aguanta la cosa. No debe ser mucho.

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