Se trata, en la práctica, de conmemorar y celebrar la destrucción de un barrio completo, el fin del comercio que sustentaba sus vidas, la devaluación de sus propiedades y un empeoramiento generalizado en su calidad de vida.
Perpetuar un relato que glorifica la vandalización y captura del espacio público profundizará la herida de un sector que hoy necesita urgente apoyo estatal en su recuperación.
Los espacios conmemorativos de la ciudad deben reflejar los valores que celebramos transversalmente como sociedad y jamás la violencia como método de acción política.
Es momento de que el Gobierno decida de qué lado quiere estar.
Si con las víctimas de la violencia que pagan hasta el día de hoy sus consecuencias, o con quienes la ejecutaron y validaron. (El Mercurio Cartas)
Luciano Cruz-Coke C.
Jorge Alessandri V.