Ambiente revuelto-Rolf Luders

Ambiente revuelto-Rolf Luders

Compartir

El ambiente económico-social está revuelto, qué duda cabe.  No sólo nos referimos a Brasil y a Venezuela en América Latina, o a Siria e Irak en el Oriente.  El fenómeno también nos afecta en Chile y, desafortunadamente, también a países desarrollados, entre ellos los EE.UU.  En suma, se trata de un fenómeno global.

Tome como ejemplo la política comercial.  Hace unos días el presidente de los EE.UU. visitaba Inglaterra y Alemania para apoyar a aquellos que no desean que el Reino Unido se salga de la Unión Europea y para avanzar en un Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP), ambas acciones orientadas a favorecer un mayor comercio.  Simultáneamente dos de los tres candidatos presidenciales norteamericanos, Donald Trump y Bernie Sanders, representando quizás a una mayoría en los EE.UU., pregonaban políticas comerciales proteccionistas.  

¿Cómo es posible que suceda esto último, si el actual proceso de globalización ha estado acompañando de un progreso económico y social sin precedentes en la historia de la humanidad?  El crecimiento benefició a moros y cristianos, ricos y pobres. Y de acuerdo al Banco Mundial, entre 1981 y 2012, unos 1.100 millones de personas salieron de la pobreza.  Asia fue la región que relativamente más se abrió al comercio exterior y en su caso la pobreza se redujo de un 80 a un 7 por ciento de la población.  Espectacular.  En América Latina el fenómeno se tradujo en una fuerte expansión de la clase media.

A pesar del generalizado progreso que ha estado acompañando a la globalización, nos encontramos frente a una reacción negativa en algunos segmentos importantes de la población.  Las causas son varias y me gustaría destacar acá el hecho -conocido- de que dicho progreso, si bien generalizado, no ha sido parejo.  Por ejemplo, según la Oficina del Censo de los Estados Unidos, mientras desde 1967 el 5 por ciento más rico de EE.UU aumentó su ingreso real en un 91 por ciento, el quintil del medio lo hizo sólo en un 23 por ciento y el más bajo en un 18 por ciento.  Algo parecido, pero no necesariamente en el mismo grado, sucedió en prácticamente todo el mundo, en gran parte porque, como lo demostró Paul Samuelson, el comercio libre tiende a igualar los precios de los factores de producción.  Esto quizás explique en buena parte la indignación de muchos.

En momentos como estos, de ambiente revuelto, se diferencian los estadistas de los populistas.  Los primeros, aún a costa de perder popularidad, se resistirán al proteccionismo y a otras intervenciones en la economía que puedan, en el corto plazo, mejorar la suerte de algunos, pero a la larga perjudicar a todos.  Sería el caso si en los EE.UU. se aplicaran políticas comerciales proteccionistas, como las favorecidas por Trump y Sanders, que resultarán ser fatales para la economía mundial si es que son emuladas por otros países.  El equivalente chileno de políticas públicas erróneas son, entre otras, la gratuidad en la educación superior, la titularidad en materia laboral, y la propuesta de nacionalización de SQM. (La Tercera)

Rolf Luders

Dejar una respuesta