Ward: “Hay que mantener las puertas abiertas para liderazgos de la ex...

Ward: “Hay que mantener las puertas abiertas para liderazgos de la ex Concertación”

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Fue diputado UDI, jefe de bancada y protagonista, en el primer gobierno de Sebastián Piñera, de varios episodios en los que su partido se enfrentó a La Moneda, hasta que un día -en abril de 2012-, el entonces parlamentario gremialista diría que “la UDI quedó en deuda” con el Mandatario, luego de que este accediera a una histórica petición de ese partido sobre el impuesto a los combustibles. Hoy, en su nuevo rol como ministro de la segunda administración de Piñera, en la cartera de Bienes Nacionales, Felipe Ward aborda la gestión del Ejecutivo, el conflicto entre la UDI y La Moneda por el cambio de gabinete, y su nuevo rol, que lo tiene situado como uno de los secretarios de Estado mejor evaluados según la encuesta Cadem.

Usted apareció en esa medición como el segundo ministro mejor evaluado, empatado con Gloria Hutt (Evópoli). ¿A qué atribuye su posición, considerando que Bienes Nacionales no es una cartera con mucha visibilidad?

Entiendo la política como un trabajo en equipo, y aquí hemos trabajado en equipo en el gabinete, bajo instrucciones muy directas y precisas del Presidente. Entonces, ese es un factor que finalmente hace que, encuestas más, encuestas menos, uno esté en uno u otro lugar. También hay que considerar que este es un ministerio que entrega, en general, buenas noticias. Es un ministerio sectorial que tiene una presencia nacional y que recorre el país entregando buenas noticias. Y creo que hemos logrado conectar con la ciudadanía con temas que son bien relevantes, como la defensa del derecho de las personas a usar los bienes nacionales de uso público -por ejemplo, las playas- sin preguntarle a nadie. Entonces, ha habido temas que han logrado visibilidad.

Con la fusión que habrá entre Bienes Nacionales y Vivienda, uno se pregunta quién va a ser el elegido: si usted o Cristián Monckeberg…

(Se ríe). Sí, eso lo define el Presidente, pero hay una cronología que también hay que considerar. Esta es una idea que estaba en el programa de gobierno, así que no sorprende a nadie, es una muy buena oportunidad para trabajar más coordinadamente entre dos ministerios que perfectamente pueden hacer un trabajo conjunto, y es una idea que hay que transformar en proyecto de ley, estudiarla en ambas cámaras, y eso toma un tiempo… Quién se queda, si es uno de nosotros dos o es un tercero, lo resuelve exclusivamente el Presidente, y esa libertad no se coarta nunca.

Se declara disponible desde ya para hacerse cargo, me imagino…

(Se ríe). Me declaro totalmente disponible para aceptar gustosamente la decisión que tome el Presidente. Y sé que Cristián Monckeberg está exactamente en la misma línea.

Usted tiene una trayectoria como diputado, pero como ministro ha hablado poco de política. ¿Por qué?

Este es un ministerio sectorial que tiene una agenda bien contundente. Administrar el 53,7% del territorio no es una actividad fácil y consume mucho tiempo. Entonces, claro, yo hice un cambio de switch. En el trabajo parlamentario uno habla por uno mismo. Y en el trabajo de ministro uno habla por el gobierno cuando emite alguna opinión… Hay una gran vocera, hay un gran Presidente, hay un muy buen equipo político, y los ministerios sectoriales tenemos que coordinarnos cuando vamos a hacer ese tipo de declaraciones para estar 100% alineados con lo que está planteando el equipo.

¿Y cómo ve, en el ámbito político, la gestión del gobierno?

Lo veo bien. Este es un gobierno que está respondiendo a las inquietudes ciudadanas que fueron planteadas, sobre todo, en campaña. Hay que recordar el estado en que esta administración recibe al país, la sensación ciudadana, la inestabilidad económica y la sensación de inseguridad permanente que tenía la ciudadanía frente a lo que iba a ocurrir. El segundo gobierno de la Presidenta Bachelet resultó muy malo y terminó peor. Hay que tener buena memoria y acordarse cuáles eran las situaciones a las que se enfrentaba el país… El Presidente rescató al país de una sensación de inestabilidad. Y hoy, diferencias más, diferencias menos, proyectos más, proyectos menos, estamos en una agenda de estabilidad que a veces la damos por sentada, pero no es algo que se dé con tanta facilidad en otros países.

¿Qué tan distinto es al primer gobierno de Piñera, en el que la dinámica con la entonces Alianza era distinta? Había más ruido. Usted fue parte de eso, de hecho…

Exactamente, yo también fui parte de eso. Lo he reconocido públicamente y por eso he hecho llamados, las pocas veces que he hablado de política, a cuidar las formas y el tono, y a cuidar al gobierno. Y creo que eso se ha hecho con bastante claridad. Y esa es una de las diferencias profundas que uno puede advertir entre la administración número 1 y número 2 del Presidente. Hay una coalición mucho más madura y que se proyecta. Eso es lo interesante y es una diferencia profunda. Hay un interés, ganas y necesidad de proyectar a la coalición para seguir gobernando. Coincido con quienes han planteado que Chile Vamos es el heredero político de la Concertación, desde el punto de vista más de la estabilidad. Ahí hay una semejanza que permite, además, trazar un rumbo. Cuando se logran acuerdos como los que se han logrado con tanto éxito y en materias tan importantes -me refiero a lo que se ha logrado con la DC y el PR-, eso da para pensar que es perfectamente posible ampliar hacia el centro las fronteras de una coalición política que, en la práctica, se encuentra con personas que están dispuestas a entender que hay un consenso… Hay mucha gente que hace 10 o 15 años formaba parte de la Concertación, y hoy está en Chile Vamos. Eso es muy positivo y es un tránsito normal. Hay que mantener las puertas abiertas para liderazgos de la ex Concertación.

La llegada de Sebastián Sichel al gobierno es un ejemplo…

Claro, sí. Tensiones más, tensiones menos, eso te grafica que hay personas que, sintiéndose cómodas hace un tiempo en otro lugar, hoy tienen una cercanía que permite pensar que ese tránsito de personas va a seguir ocurriendo.

¿Qué necesita fortalecer Chile Vamos para asimilarse a un proyecto como el de la Concertación?

Enfrentarse exitosamente a escenarios electorales de forma unida. Esta coalición ha dado pruebas de madurez, los episodios individuales de fuego amigo duelen, creo que de a poco se van erradicando y se va comprendiendo que las discusiones internas hay que tenerlas puertas adentro. Pero yo creo que falta tiempo. Veo que están los elementos e insumos políticos para que esta coalición sea la heredera de la Concertación. Creo que es la única coalición que hoy le entrega estabilidad al país, que entrega consensos sobre los cuales se pueden avanzar, y que da gobernabilidad. Siempre se criticó a la centroderecha sobre ese punto: la gobernabilidad. Hoy no hay otra coalición que entregue gobernabilidad como lo hace Chile Vamos.

¿Y los últimos episodios? Por ejemplo, la UDI criticando el cambio de gabinete, RN cuestionando en su momento el proceso de instalación, el peso del partido en el gobierno y, últimamente, planteando la posibilidad de desechar la reintegración del sistema de la reforma tributaria. Todo eso no se condice con una coalición más madura…

Son episodios que uno quisiera que no se produzcan, pero es normal. Cuando las coaliciones van creciendo, cuando se representa a muchas personas, cuando hay muchos actores políticos, es normal que existan voces disidentes. Lo que se pide es que se respeten los espacios que ha abierto el gobierno para tener esas discusiones puertas adentro.

¿Cómo vio, en particular, los cuestionamientos de la UDI -que es su partido- al cambio de gabinete?

Prefiero ver el vaso medio lleno. Hubo una reacción política que se superó rápidamente, además, con una reunión muy pronta y útil, en la que los presidentes de los partidos se juntaron con el Presidente y resolvieron rápidamente las diferencias. Que existan tensiones entre los partidos es algo normal, que se resuelvan rápidamente es algo por lo que yo, por lo menos, me pongo de pie.

Usted fue diputado UDI, jefe de bancada más de una vez y jugó un rol de liderazgo en su partido. Me imagino que entiende la sensación que se generó en la UDI, ¿o no?

Cada uno juega su rol. Los partidos tienen que jugar su rol y quienes estamos en el gobierno también jugamos nuestro rol. Respetando los espacios de cada uno, uno puede comprender que es una discusión y una tensión normal. Si bien soy militante de un partido político, en este caso la UDI, soy miembro del gobierno y estoy muy contento. Y creo que la UDI tiene razones para estar contenta en el gobierno. La UDI hoy está en el corazón del gobierno.

¿El cambio de gabinete le dio un reimpulso al gobierno, como se buscaba?

No sé si lo que se buscó fue un reimpulso, pero sí el generar discusiones políticas y generar una dinámica distinta en algunas carteras que la requerían. Obviamente que la cartera de Economía es importante, obviamente que hay temas en los cuales se puede comunicar de mejor manera la política pública que quiere implementar el gobierno y, además, son cambios totalmente normales… Uno no puede sentirse sorprendido si el día de mañana es llamado también a dejar el gobierno y a permitir que otras personas ingresen. La dinámica política cambia para bien cuando se producen cambios de gabinete. Y eso lo resuelve únicamente el Presidente de la República y es absolutamente normal. Si uno analiza lo que ha ocurrido en los gobiernos del 90 a la fecha, es básicamente lo mismo: cuando hay dificultades, cuando hay que entregar señales o cuando hay que corregir algún rumbo, que salga un ministro y entre otro es parte de la normalidad.

La Tercera/Agencias

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