Una alternativa válida y democrática

Una alternativa válida y democrática

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Genaro Arriagada plantea que un quorum de 4/7, en una Convención en que parte de sus miembros fueran elegidos por el Congreso, es inaceptable. Dada la composición de ambas cámaras esto “significa que el próximo borrador de la Constitución sería elaborado por la derecha”. Quiero expresar una opinión diferente.

Que la redacción de un borrador de texto constitucional se entregue a una comisión designada por el Congreso, ni siquiera parcialmente, es una alternativa válida, democrática y representativa. De hecho, es la que lo es en mayor medida, por una razón muy simple: los actuales parlamentarios son plena expresión de la soberanía popular, fueron elegidos recientemente e incluso bajo las reglas electorales y de financiamiento que la mayoría de la centroizquierda diseñó.

Es incomprensible que se atribuyan las bondades de la democracia a un órgano elegido ad hoc, que no forma parte de nuestra institucionalidad permanente y cuyo intento reciente fue un fracaso resonante, pero se le nieguen esas cualidades a la institución que encarna por esencia los valores de la democracia y la participación.

El problema de fondo —lo dice explícitamente Genaro— es que la combinación de quorum e integración del Congreso obliga al concurso de los representantes de la derecha para redactar la nueva Constitución. No es efectivo que el “borrador sería elaborado por la derecha”, pues es obvio que, por sí mismo, ese sector no alcanza los votos. Que el amplio arco de la izquierda no pueda escribir la Constitución por sí misma es lo que algunos llaman “el veto de la derecha” y yo lo llamo democracia.

Porque esos parlamentarios a que se refiere Genaro representan a millones de chilenos, que tienen una visión del orden social y de las políticas públicas igual de legítimas que las de los que votan a los otros sectores políticos. Escribir la Constitución ignorándolos es lo que intentó hacer el grupo ideologizado que tenía mayoría en el ejercicio anterior y ya sabemos como terminó. (El Mercurio Cartas)

Gonzalo Cordero M.