Un oscuro 2016

Un oscuro 2016

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Para algunos fue un buen año, para otros no. Pero para el país como organización, fue un mal año. Nuestro régimen institucional es presidencialista y centralizado. Controla un presupuesto nada menos que de un cuarto de todo el producto nacional, controla la agenda legislativa y también a los intendentes. Administra la salud y educación pública, y controla importantes empresas nacionales. Quien ocupa el cargo de presidente de Chile es sin duda alguna la persona más poderosa del país. Por ello, un buen o mal presidente se nota demasiado.

Es difícil dar cuenta de todo lo que pasa en un año. La pregunta es si podemos encontrar el “tono” del año. Para mí el tono lo anticipó el agudo humor político de Viña.

Hay ciertos eventos que resultan simbólicos para mostrar un año de muy pocas luces y mucha sombra. Los ejemplos abundan. Quizás la grosera muñeca de Fantuzzi, claramente valorada por Asexma que lo ratificó, es el epítome del año. Más que la muñeca en sí, es el revuelo nacional por un tema esencialmente irrelevante, que denota algo subyacente muy delicado. En un plano similar, marcaron el tono del año las groserías incalificables. El peor fue el diputado Rivas, que incluso está orgulloso. Pero anda por ahí con el diputado Schilling refiriéndose a las señoras que estaban en el templo de los honorables. Al menos se excusó. Sin duda destaca también la finura de la presidenta de la CUT, y de alguna manera se sumó el ministro de Justicia con “las bolas” del director de Gendarmería. No es la grosería de la calle, es el ejemplo de altas personalidades nacionales.

También tuvimos un escándalo familiar de un diputado que golpeó las noticias, especialmente al enterarnos que era miembro de la Comisión de Familia. Otro chascarro fue la absurda demanda de la Presidenta a los periodistas de un medio, de la cual se tuvo que finalmente retirar.

Las pensiones de Gendarmería fueron otro ejemplo de que algo anda muy mal. Que la señora de Andrade, presidente de la Cámara, recibiera una pensión a todas luces abultada, lograda con resquicios legales, habla de alguna manera del lucro de la política. También fue dada a conocer la larga lista de parientes de ministros y subsecretarios que trabajan en el sector público, y Caval siguió dando sorpresas.

Los escándalos del Sename, las diversas estafas de administradoras financieras truchas, los diversos escándalos de las colusiones, el “milico gate”, Cema, el fútbol, la crisis financiera de TVN o la incompetencia del Servel y el Registro Civil para las municipales, son todos síntomas de una grave enfermedad institucional.

El presupuesto público tiene un déficit enorme que va a seguir creciendo. El Banco Central entregó una proyección de crecimiento para el 2017 que ya es menor a la cifra del presupuesto.
En educación superior el gobierno ha sido completamente incapaz de hacer una nueva ley, de modo que avanza en base a resquicios legales produciendo estragos. Todas las entidades que entraron a la gratuidad tuvieron enormes déficits, lo que anticipa una caída en la calidad. El Cruch sigue actuando como cartel, avalado por el Estado, logrando ventajas discriminatorias incluso en relación a universidades de mejor calidad.

El 2016 sufrimos dos crisis de gabinete, una de marca mayor en que cambió el equipo político completo. Incluso tuvimos un subsecretario que no duró 12 horas. Fue un año lleno de protestas, con gran alteración y daño a las ciudades, incluso con un muerto. La crisis de la Nueva Mayoría llegó al grado de que el veto aditivo del gobierno no logró un solo voto en el Parlamento. Un récord.

Primero la DC se peleó con el gobierno y luego el PS. Algo no funciona bien ahí. La Presidenta, a su vez, vuelve a hacer un viaje semi escondida a La Araucanía.
Büchi denunció incerteza jurídica y se nos fue. La señora Pey creyó que la nueva universidad estatal era de ella, no del Estado. En La Haya perdimos 14-2. Militantes emblemáticos abandonaron sus partidos: Auth, Boric (expulsado), Saffirio, Martner, Kast, Ossandón. Y para qué hablamos de las encuestas. El tono del año fue más bien sombrío.

Es claro por qué se adelantó tanto la campaña presidencial y hay al menos 20 precandidatos. 2016 fue difícil, confuso, y de malos resultados generales para el país. El 2017, en mi opinión va a ser aún peor, y ojalá me equivoque. La economía seguirá a la baja, las elecciones serán sucias y polarizantes. El germen del populismo ya ha sido plantado y la cultura nacional es hoy fértil para ello.
Un mal gobierno se nota demasiado en nuestro país.

Sergio Melnick

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