La Administración del presidente estadounidense, Donald Trump, declaró «zona militarizada» una gran sección de la frontera sur entre California y México. Esta medida, amparada en la emergencia nacional decretada en enero, facilitará la actuación del Ejército en la zona.
La declaración permitirá a los militares detener directamente a los migrantes que intenten ingresar al país de forma irregular. El Departamento del Interior indicó que la medida transferirá la jurisdicción de la frontera californiana a las Fuerzas Armadas.
El Departamento justifica la decisión señalando que el objetivo es que el Ejército desempeñe un «papel histórico en estas tierras y salvaguarden la soberanía nacional». A pesar de esto, se refirió al área como una «zona de gran tráfico» de cruces ilegales.
Sin embargo, reportes de la cadena CBS indican que la Guardia Fronteriza ha señalado un descenso en los intentos de cruzar. El flujo migratorio en esa zona ha alcanzado mínimos históricos desde la década de 1960.
La medida adoptada sitúa esta zona fronteriza bajo la supervisión directa de las bases militares cercanas, favoreciendo las detenciones. Los migrantes que ingresen ilegalmente al país podrán ser imputados e incluso condenados por la justicia estadounidense.
Esta estrategia de despliegue militar se inició en abril pasado en otras áreas de la frontera, específicamente en Nuevo México. Posteriormente, la militarización se extendió a los estados de Texas y Arizona, sumando ahora a California.
Se estima que aproximadamente 7.000 efectivos serán desplegados en el conjunto de la frontera sur. Los uniformados contarán con el apoyo de helicópteros, otras aeronaves, equipos de vigilancia y drones para sus operaciones de detención. (NP-Gemini-Bio Bio)
