El triunfo del Rechazo en el plebiscito de salida del pasado domingo 4 de septiembre dibujó un nuevo escenario político, donde el Gobierno del Presidente Gabriel Boric debió rápidamente entregar una señal y reestructurar su gabinete, equilibrando fuerzas a favor de Socialismo Democrático. En ese contexto, el centro político vuelve a emerger como un espacio empoderado, con liderazgos que podrían desempeñar un rol clave en la nueva discusión constituyente, tales como los senadores de la Democracia Cristiana (DC) Ximena Rincón y Matías Walker.
Pero más allá de la DC –partido que por estos días profundiza su crisis interna, tras la salida de su presidente, Felipe Delpin–, entre quienes pertenecen a estos sectores de centro, con evidentes conexiones con la ex Concertación o la ex Nueva Mayoría, y que apostaron por el Rechazo en el plebiscito de salida, existe la creciente voluntad de convocar a la formación de un nuevo espacio político, que participe activamente en el nuevo proceso constituyente y que apueste a consolidar un proyecto de transformaciones graduales y moderadas, que –a su juicio– busquen atraer a una parte importante de la población, particularmente aquella que votó Apruebo en el plebiscito de entrada y se inclinó por el Rechazo en el referendo del pasado domingo.
Uno de los actores convocantes a la formación de este nuevo espacio político es el exsenador y exconvencional Felipe Harboe (con pasado militante en el PPD), quien explica que «el principal efecto del plebiscito de salida, desde el sistema político chileno, es que permitió estar en la misma vereda a personas que históricamente hemos pensado distinto, en función de un objetivo común. Pero también permitió descubrir la posibilidad de que, así como el PS, el PPD y el PL cruzaron la vereda y abandonaron el mundo de centroizquierda para irse de compañeros de ruta del Frente Amplio y del neocomunismo, mi percepción es que surge la posibilidad de tener un espacio político distinto que rompa el clivaje que viene del Sí y el No”.
Ante esa intención, Harboe detalla que solo han existido conversaciones y se han deslizado intenciones, pero no se han llegado a concretar negociaciones formales para dar pie a la formación de un partido. En tal sentido, aclara que no es la intención intentar reeditar la Concertación, debido a que, si bien piensa que fue una coalición exitosa en un momento político específico del país, cualquier partido o momento nuevo debe –en su opinión– necesariamente expresar la nueva sociedad que tenemos hoy día.
Sin embargo, otra de las voces involucradas en este naciente sector, la otrora ministra de Educación en el Gobierno del ex Presidente Ricardo Lagos, Mariana Aylwin –quien cumplió un rol activo en la campaña del Rechazo como parte del movimiento Amarillos por Chile–, advierte que anteriormente han existido voluntades, las cuales finalmente han fracasado. «No lo veo fácil, porque siento que hasta ahora nunca ha resultado, porque ha habido muchos egos, muchos generales que han querido ser los jefes de tropas, y ha faltado una cierta generosidad para poder hacerlo, porque no creo que se pueda construir algo en que todos piensen exactamente igual», advierte Aylwin.
Al respecto, la exmilitante de la DC plantea que la formación de un espacio de dicha naturaleza debe abordarse desde un proyecto más global y menos identitario. Mariana Aylwin cree que se debe adoptar una mirada de futuro compartido que se diferencia de las posiciones más extremas y también dé respuesta a la necesidad de representación de un sector de centro, que –según su parecer– se manifestó en dos elecciones: en el 80% del plebiscito de entrada y en el 62% del reciente plebiscito de salida. «Ni allá eran todos de izquierda ni acá son todos de derecha. Allá votó gente de un mundo de centro progresista que quiere cambios, y acá votó un mundo de centro que quiere que esos cambios sean realistas, y que sean transformaciones con seguridad y no respondan a un país imaginario”, agrega.
LIMITES POLÍTICOS DEL NUEVO ESPACIO DE CENTRO
Pero la verdad es que la idea de formar un nuevo partido que aglutine liderazgos del centro político no es algo que sea simplemente el resultado del empoderamiento de este sector tras el triunfo del Rechazo. En julio pasado, el diputado Miguel Ángel Calisto (DC) –en medio de la crisis que se profundizó en la falange después de que la Junta Nacional decidiera apoyar al Apruebo– deslizó la idea de convocar a la creación de un nuevo referente, pero se mostró abiertamente favorable a sumar a dicha discusión a sectores de derecha, como RN, Evópoli, y el Partido de la Gente. La pregunta que surge ahora es, precisamente, sobre los límites políticos de este emergente partido y si, tal como se arriesgaron a apostar por el Rechazo, ahora estarían dispuestos a asumir los riesgos de sumar a actores vinculados a la derecha tradicional.
Ante dicha discusión, Harboe sostiene que la intención prioritaria es convocar al mundo de la centroizquierda progresista, que –puntualiza– «es un mundo que está acá y no al otro lado de la vereda». No obstante, advierte que «si después, más adelante, alguien de otro sector se quiere sumar, bienvenido sea, pero hoy día hay que pensar en cómo canalizar ese mundo que no vota por la derecha, que votó por Bachelet o Lagos, pero que no se siente representado con lo que está ocurriendo hoy día”.
Quien no cierra las puertas a eventuales puentes hacia sectores de «centro derecha», es Mariana Aylwin, quien cree que esta discusión requiere conversaciones entre sectores del mundo de la centroizquierda, donde piensa que también pueden caber personas de derecha que no tienen partido, como por ejemplo el sector que apoyó a Sebastián Sichel en su fallida candidatura presidencial y del que la exministra fue parte.
En ese sentido, el exconvencional Fuad Chahin (DC) señala que necesariamente este nuevo espacio debe definirse de centro, pero advierte que «así como hay gente de la centroizquierda que quiere participar con nosotros, por cierto que si hay alguien desencantado del rol de la derecha que quiera sumarse, bienvenido sea. Acá, lo importante es que este nuevo espacio tenga una definición clara: que sea un centro de cambio, donde lo primero es definir los límites programáticos al respecto, y quienes se sientan identificados con esa propuesta se puedan sumar, sin vetos a priori”.
De esta forma, en medio de la discusión de la continuidad del proceso constituyente que por estos días se inicia en el Congreso Nacional, quienes se definieron como «la centroizquierda a favor del Rechazo», con rostros como el de Chahin, Carlos Maldonado (con su militancia en el PR suspendida) y los senadores Ximena Rincón y Matías Walker (DC), buscan evidentemente capitalizar su triunfo en el plebiscito de salida, asumiendo el diagnóstico de que la ciudadanía prefiere cambios graduales, por sobre una lógica refundacional que –en su opinión– colmó la fallida propuesta constitucional que fracasó en el reciente referendo. Es por esto que la idea de crear un nuevo espacio que aglutine a dichas voluntades cobra fuerza, incluso pensando en fortalecer liderazgos, con miras a una eventual carrera presidencial a corto plazo. (El Mostrador)