Además, nadie sabe muy bien cuál o cuáles serían las preguntas del caso. Ante la necesidad de construir esa definición, y luego por el solo hecho de efectuar esa consulta a la ciudadanía (no antes de marzo o abril según los plazos señalados por el Servel), el itinerario constituyente se alargaría de forma perjudicial, aumentando la incertidumbre. Más aún, dicho itinerario inevitablemente se toparía con el nuevo ciclo electoral que se abre en 2024, reiterando las dificultades ya observadas en los comicios de mayo de 2021, cuando se votó de manera simultánea por autoridades municipales, regionales y convencionales.
Por último, cabe recordar que una promesa muy extendida entre las fuerzas políticas que empujaron el Rechazo fue dotar a Chile de una nueva y buena Constitución, con vistas a zanjar definitivamente este problema y así favorecer la estabilidad del país. Es momento, entonces, de evitar la tentación plebiscitaria y articular desde el sistema político un camino transversal, democrático e institucional que logre estar a la altura de esa promesa, aprovechando el vasto aprendizaje constitucional de los últimos años.
Volver a partir de cero y renunciar a la mediación política sería repetir los mayores errores de la fracasada Convención. (El Mercurio Cartas)
Claudio Alvarado R.
Director ejecutivo IES