Jeannette Jara, la candidata presidencial del Partido Comunista -que insiste en decir que es la abanderada de una coalición amplia de centroizquierda- ha acuñado un nuevo concepto que probablemente la sobrevivirá en el debate político nacional. Al criticar lo que ella llamó «tendencia a la literalidad», Jara en realidad quiso decir que, a veces, mentir un poco no está tan mal.
El martes 12 de agosto, Jara había declarado que ella, después de apoyar los dos primeros retiros de dinero de los fondos de pensiones durante la pandemia, se opuso al tercer retiro porque le preocupaba la inflación que se podría producir. El mismo día, varios medios publicaron evidencia de que Jara había apoyado también el tercer retiro. Porque la huella digital es imborrable, Jara quedó rápidamente como mentirosa al haber dicho que se opuso a algo que en realidad apoyó. El miércoles 13, en vez de reconocer su error y pedir perdón, Jara buscó salir de la polémica asegurando que sus críticos estaban demostrando una “tendencia a la literalidad” que ella no compartía.
La palabra literal significa que es algo fiel al original. Le pregunté a la inteligencia artificial que me explicara qué es la tendencia a la literalidad. La respuesta fue decidora: “tendencia a interpretar las palabras y expresiones de manera directa, sin considerar matices, ironías, metáforas o dobles sentidos”. Hay ocasiones en que la gente dice algo, pero el contexto, la tonalidad, la mirada o el lenguaje corporal dejan en evidencia que quiere decir otra cosa. Por eso, en algunas ocasiones, un “no” tal vez pueda significar otra cosa. Lo complejo que resulta para algunos o en algunas ocasiones entender lo que realmente quiere decir alguien cuando dice otra cosa hace inconveniente alejarse de la tendencia a la literalidad en algunos contextos sensibles. Pero en otros contextos, resulta saludable e incluso necesario entender cuándo alguien hace uso de alguna figura retórica (como una hipérbole, metáfora, hipérbaton o incluso una ironía).
La declaración de Jara sobre su apoyo a los dos primeros retiros y su supuesta oposición al tercer retiro no parece haber estado asociada a ninguna figura retórica. Jara no estaba siendo irónica cuando dijo que se había opuesto a un nuevo retiro por su preocupación con la inflación (aunque uno podría pensar que es una ironía creer que los dos primeros retiros no iban a producir inflación, pero sí el tercero). Por eso, no corresponde reclamar contra la tendencia a la literalidad cuando su declaración no podía ser tomada de ninguna forma que no fuera literalmente.
Ahora bien, pudiera ser que, al reclamar contra la tendencia a la literalidad, Jara quisiera en realidad decir que en algunas ocasiones se justifican las llamadas mentiras blancas. Hay muchos padres que mienten a sus hijos diciéndoles que existe el viejito pascuero o políticos que mienten a sus potenciales electores diciéndoles que ellos nunca van a mentir. Jara puede pensar que mentir sobre su supuesta oposición al tercer retiro cabe en esa categoría de mentiras blancas. En otras palabras, Jara puede pensar que su mentira no justifica el escándalo que se produjo ni las reacciones viscerales que se produjeron por parte de sus rivales o de varios medios de oposición. Si ese es el caso, resulta preocupante que una candidata que voluntariamente decidió convertir la frase “no mentir jamás” en la frase central de su campaña televisiva para las primarias nos dé a entender ahora que hay algunas mentiras que no debiesen ser tomadas en cuenta.
Es verdad que, en política, especialmente en campaña, abundan las verdades a medias, las omisiones, las exageraciones y otras figuras retóricas. No por nada siempre se dice que la campaña se hace en poesía, pero se gobierna en prosa. Pero cuando una candidata decide centrar su discurso en no mentir, cada vez que la pillan en una mentira, la respuesta no puede ser que las mentiras no importan tanto.
Al insistir en justificar su mentira como una verdad, Jara demuestra lo difícil que resulta para un político cumplir la promesa de no mentir que, erróneamente, algunos políticos relevan como un especial compromiso de campaña. La candidata Jara, cuando explicó su postura frente a los retiros, estaba hablando literalmente. No usó metáforas, hipérboles, ironías u otras figuras retóricas. En sus palabras, no hubo indicio alguno de ironía, doble sentido o metáfora. Por eso, más que alegar que los demás la interpretan mal o se confunden, al reclamar contra la tendencia a la literalidad, Jara en realidad nos está diciendo, tácitamente, que ella es una mentirosa. (El Líbero)
Patricio Navia



