Sebastián Piñera, un recuerdo

Sebastián Piñera, un recuerdo

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Hoy se cumple un año desde la partida del Presidente Piñera, con quien trabajamos de cerca en sus dos gobiernos. Por eso hoy se mezclan los recuerdos y el cariño, junto con el deber de escribir algo que sea más que una aproximación personal a su figura.

En estos días abundarán opiniones sobre sus atributos de gestión, su energía y perseverancia, y su compromiso con la democracia y los DD.HH. Se recordarán muchas de sus grandes obras: la reconstrucción del 27-F, el rescate de los mineros, los Liceos Bicentenario, la creación de un millón de empleos, el posnatal de 6 meses, la PGU y el manejo de la pandemia.

¿Qué es lo que había detrás de todo eso? Su amor por Chile y por el trabajo bien hecho.

Era metódico y riguroso. Tenía visión estratégica y exigía planificación y objetivos claros; seguía un proceso de toma de decisiones basado en información cualitativa y cuantitativa. Siempre decía que uno puede tener opiniones propias, pero no datos propios. Era conocida su frase “¿usted lo cree o lo sabe?” cuando no se estaba seguro de algo. Era tremendamente estudioso. Nunca dejaba minuta o documento sin leer. Siempre con sus lápices rojo y negro y su regla, para subrayar y tomar notas.

Naturalmente, tenía virtudes y defectos. Era consciente de aquello y se esforzaba por superarlos.

Consideraba que la gestión eficiente de los recursos públicos era una cuestión moral y, por eso, sus equipos debían ser eficientes y tener gran capacidad técnica. Si bien confiaba, también “se metía en todo”, pues sabía que su empuje nos haría trabajar más rápido y mejor.

Era un reformista que creía que Chile requería cambios. Detestaba el statu quo. Su pensamiento político estaba fuertemente influido por el socialcristianismo de sus raíces familiares. Pero lo promovía desde sus ideas de centroderecha, construyendo sobre lo hecho, con gradualidad y sin refundaciones.

Para Sebastián Piñera el crecimiento económico era esencial, no solo como economista, sino porque veía en ello una dimensión ética: generar oportunidades y libertades para que las personas desarrollaran sus proyectos de vida.

Fue un firme defensor de la integración comercial y de la apertura de Chile a los mercados internacionales; de su primer mandato surgió la Alianza del Pacífico. Además, era un apasionado de la innovación, la ciencia y la tecnología.

Por otro lado, fue un político de tomo y lomo. Para ser senador, presidente de partido y Presidente de Chile dos veces, recorrió muchas veces el país, conoció a innumerables dirigentes, asistió a decenas de consejos generales y apoyó a centenares de candidatos de Chile Vamos, muchos de los cuales hoy siguen sirviendo a Chile desde distintas posiciones.

Demostró una fortaleza única para no amilanarse en los momentos difíciles. Hoy se valora aún más su decisión de privilegiar el diálogo político durante el estallido social. Una decisión distinta podría no solo haber traído consecuencias humanas muy graves, sino que habría impedido que la centroderecha, tal vez por muchos años, volviera a ser alternativa de gobierno.

En sus últimos días le preocupaban los incendios en Viña del Mar y la crisis en Venezuela. Pero sus preocupaciones no se limitaban al corto plazo; lo desvelaban los efectos de la inteligencia artificial y la crisis de la democracia representativa en el mundo.

Son muchas cosas las que podríamos decir, pero la más importante es agradecerle por habernos permitido servir a Chile en momentos especialmente difíciles. (El Mercurio)

Juan José Ossa
Gonzalo Blumel
Hernán Larraín
Fundación Presidente Sebastián Piñera E.