Rodeo

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Elegidos los constituyentes, procede que se reúna la Convención: un paso más en el proceso aprobado el 15 de noviembre de 2019. El problema es si prevalecerá la racionalidad o la imposición por la violencia, “el rodeo”. No se debe olvidar que este proceso es hijo de la violencia que permitió desmantelar la institucionalidad más allá de haber concentrado la furia en la Constitución de 1980: primer ejemplo de rodeo. En aquel momento fue la primera línea la que impuso la tónica en el debate político. Frente a ella la oposición guardó silencio o la apoyó abiertamente. Y el Gobierno y Chile Vamos no conformaron una primera línea de defensa institucional y política, sino que, al revés, formaron en la última línea de destrucción institucional, más atrás de la primera, segunda, quinta y décima línea: el Gobierno y la derecha dieron los golpes de gracia.

Hoy estamos advertidos expresamente por el Partido Comunista de que la Convención será “rodeada” para conseguir sus metas. No interesa cuántos votos obtuvo, ni cuántos obtuvieron otros que también apuntan a la destrucción de toda tradición política: ya se sabe que mediante la violencia y la demagogia, hoy llamada populismo, se puede lograr cualquier objetivo. La inminente etapa deliberativa de la Convención constituye solo un episodio más en el proceso desencadenado hace veinte meses. Rodearla es un eufemismo de los comunistas para decir que harán prevalecer la violencia revolucionaria, la que conduce al “poder total”, o la meramente destructiva, cuando deriva de otros grupos que les son cercanos, pero que carecen de metas objetivas.

Hay que tener presente que el “rodeo” no terminará cuando la Convención concluya su labor y el nuevo texto sea aprobado en plebiscito. Por el contrario, si este no es del agrado de esos grupos, continuará la tónica de aniquilación, propia de estos veinte meses, hasta que se imponga el camino que señale el Partido Comunista.

Un problema grave, y que debilitaría aún más a los grupos moderados frente al “rodeo”, es la posibilidad siempre presente de las ambiciones electorales de los caudillos prodemocracia que puedan surgir entre tanto, o de algunos partidos que vislumbren la posibilidad de ganar el gobierno. En este caso caeríamos en la situación que afecta a Venezuela, donde los grupos opositores no lograron unirse para concretar su mayoría. En la Convención, y en el país entero, se necesitará solidez, coraje y desprendimiento de todos para reabrir una ventana de futuro. (El Mercurio)

Adolfo Ibáñez

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