El histórico director de Adimark, piensa en cambios importantes, no solo en el escenario político-electoral, sino también a nivel personal. Adelantó que tiene contemplado dar un paso al costado luego de los más de 30 años dirigiendo estudios de opinión y marcando la contingencia con dichos sondeos, que su objetivo es buscar otros rumbos –al alero de una oficina personal– donde pueda abocarse más a lo académico, a sistematizar y analizar toda esa montaña de datos recopilados en estas tres décadas: “Ya llega un momento en que uno tiene que cambiar, las instituciones, las personas necesitan esos cambios (…) puede ser a fines de este año, no hay un plazo fijo”.
Pero antes de que llegue ese momento, Méndez analizó la campaña presidencial de noviembre, que –según él– es “la más impredecible, la más inusual” que se ha visto desde el regreso a la democracia, producto de factores como la eliminación del sistema binominal, el voto voluntario, pero también “de una opinión pública muy enojada y hastiada con lo que ha sido el comportamiento de los políticos. Quizás el dato más significativo es justamente ese rechazo a la política en general que afecta al Gobierno, a las coaliciones, a los partidos, que no sabemos cómo se va a manifestar, si como una abstención enorme, que es lo que vimos en las elecciones municipales del año pasado, o con un voto imprevisto. Todo eso puede pasar. Esta es una campaña muy abierta a cualquier resultado”, sostiene.
-Sebastián Piñera está en el promedio del 25% en las encuestas, ¿está estancado?
-Mirando con cuidado los datos, este nivel actual, alrededor de los 25 puntos, está desde el último trimestre del año 2016. Antes la gente no se pronunciaba tanto la verdad. Ahí llegó a este nivel donde se ha mantenido estable. Lo más probable es que, en esta forma de preguntar que hoy se ocupa, que son las preferencias espontáneas en las principales encuestas, Piñera está en el nivel en el que va a mantenerse, porque, si uno saca a la gente que no responde y que probablemente no va a ir a votar, con ese 25% está probablemente sobre el 40% de los votos y eso es lo que todos los analistas estiman para la primera vuelta. El resultado de Piñera debería ser entre 40% y 45%, más cerca del 40% que del 45%, eso es lo que va a obtener.
-Ese 40% a 45% es la votación histórica de la derecha desde 1988, ¿entonces Piñera no está captando voto nuevo?
-Él y la derecha nunca han sacado más que eso en la primera vuelta. En nuestro sistema, si un candidato tiene sobre el 40% y si entre los que restan hay una votación muy dividida, es casi seguro que ese candidato va a salir elegido. Le asigno una altísima posibilidad a que Piñera, en definitiva, sea el próximo Presidente, la veo hoy más alta (esa opción) que hace unos meses.
-¿Manuel José Ossandón y Felipe Kast no le generan ningún daño electoral?
-Tomada en su conjunto, la presencia de Ossandón, de Kast, y que se realizarán primarias es algo positivo, le da una validación a la candidatura de Piñera, les da importancia a los partidos. Obviamente las primarias tienen riesgos, hay discusiones, peleas que van a aparecer, pero creo que el balance final, con costos y beneficios, será positivo. Son parte de la necesidad de unir distintas sensibilidades de la derecha. En cierta manera estas candidaturas de Ossandón y Kast aseguran una votación después, votos que habría que sumarlos, serán 4 a 5 puntos adicionales. En definitiva, lo ayudan, no son una amenaza.
-¿Mantenerse estable en las encuestas es lo mismo que estar estancado? ¿En cuál está realmente Piñera?
-Yo digo estable porque está en un máximo, porque esa probablemente será su votación final, cuando se lleve a los que efectivamente votan. ‘Estancado’ suele tener una connotación de una persona que no sube desde una posición muy abajo, pero cuando se está en el nivel en que se encuentra Piñera, el término más adecuado es decir que está ‘estable’.
-Bajo esa definición, ¿la candidata DC, Carolina Goic, está estancada?
-Ella ha estado estancada hasta ahora. Lo que debiéramos ver en los próximos meses es que suba, no sé cuánto, pero evidentemente sube, porque hace muchos años que no se veía a la DC tan preocupada de marcar su propio espacio político. Representa a una parte de la sensibilidad chilena, en las últimas municipales sacó el 13% de los votos, ese voto existe y eso se va a reflejar en los próximos meses.
-El 2009 Piñera hizo una campaña muy enfocada a un discurso de centro, ¿Goic neutraliza a Piñera en el voto de centro?
-Creo que en el margen puede haber alguna parte del crecimiento de Goic que afecte a Piñera, pero la mayor parte de ese crecimiento viene del voto concertacioinista histórico, de la Nueva Mayoría. Puede que una parte sí, pero el mayor origen del apoyo a Goic va a venir en desmedro de Alejandro Guillier. Sin duda, él es el gran perjudicado. Hay un sector hoy que no responde, que están indecisos, y es probable que Goic crezca un poco desde ahí también, no creo que sea espectacular, pero sí va a ser significativo.
-¿Guillier el más perjudicado?
-Su candidatura es la que veo más complicada, porque tiene un frente interno complicado, entre él y los partidos que lo apoyan, pero también tiene estas amenazas de Goic y del Frente Amplio. Tengo la impresión de que ni el candidato ni su entorno de campaña, que hasta hoy es bastante difuso, han planteado cómo se soluciona esa ecuación tan compleja, con tantos frentes. Es una cuestión que requiere una flexibilidad y experiencia política que, creo, le pasan la cuenta a una persona que no viene de la política, pero que en este caso es cuando más se necesitan.
-¿Cómo ve a la Nueva Mayoría?
-En mayo se produjo esta situación nunca antes vista en que lo que denominamos Nueva Mayoría. Hoy son cuatro entidades enfrentadas: la candidatura de Goic, la candidatura de Guillier, los partidos y el Gobierno. Esos cuatro actores tienen intereses contrapuestos de aquí a la elección, objetivos propios, y veo que no hay mecanismo de manejo de esa situación. Eso puede ser muy destructivo para las candidaturas, los partidos y el Gobierno, nunca se había visto un desencuentro tan grande, no hay liderazgo, no hay estructura para solucionar los problemas, esto será muy problemático para ambas candidaturas.
-En ese río revuelto del oficialismo, ¿se beneficia más Beatriz Sánchez, recogiendo el voto descontento de la Nueva Mayoría, o Piñera por la división de la centroizquierda?
-Los dos se benefician, por eso es que es tan destructivo para la Nueva Mayoría este escenario, porque está haciendo agua por los cuatro costados.
-¿Cuánto más puede seguir subiendo Beatriz Sánchez en las encuestas?
-Creo que tiene un techo. Cuando uno observa los números de donde vino este crecimiento tan explosivo entre fines de marzo y fines de abril, muestra que es un público joven, de nivel socioeconómico alto y medio alto, es típicamente un estudiante de educación superior, representa a ese grupo que está personificado en Giorgio Jackson, esa generación, es una elite y, por tanto, tiene un tamaño acotado. El desafío que tiene es si puede construir un mensaje atractivo para un sector más adulto, para los sectores medios, con menos recursos, no veo que sea fácil continuar con ese crecimiento en las encuestas tan automático.
-¿Con quién pasa Piñera a segunda vuelta?
–(Se sonríe y respira) Creo que hoy está la duda, la primera opción la sigue teniendo Alejandro Guillier, la historia de los partidos de la Nueva Mayoría finalmente funciona, pero obviamente hoy no se puede descartar que el Frente Amplio logre pasar a segunda vuelta, pero para eso tienen que solucionar el problema de discurso y si pueden trascender a la clase media amplia chilena, la gente más adulta, trabajadores. Tienen que superar la extraordinaria heterogeneidad del Frente Amplio, es un grupo muy indefinido, nadie sabe mucho quiénes son los que lo componen y quizás lo más orgánico es Revolución Democrática. Eso va a crear dificultades para organizarse, para armar la campaña, el programa, hay un desafío para Sánchez que no es menor y ahí le puede pesar a ella la falta de experiencia política, porque ordenar una coalición de ese tipo es una tarea política titánica.
-¿Hay dudas de que habrá segunda vuelta?
-He estudiado con detalle los números de las encuestas y hoy la posibilidad de que Piñera gane en primera vuelta es casi nula, imposible, no veo eso en el escenario de hoy. Tengo la impresión de que la abstención no será tan extrema como lo fue en la elección municipal, será alta, pero estimamos que habrá un 50% de participación, bastante más de lo que fue en la municipal, que estuvo cerca de un 35%.
-Con esa estabilidad en las encuestas, ¿Piñera corre el riesgo de pecar de triunfalismo anticipado?
-Ese es el gran riesgo, el exceso de confianza, para cualquiera, pero especialmente para una candidatura que va con ventaja, porque eso puede hacerlo cometer errores, es un riesgo que la candidatura de Piñera tiene que enfrentar, no dejarse llevar por un exitismo, una confianza en que esto está decidido. Hay bastantes señales en la opinión pública respecto a que la gente cambia en plazos relativamente cortos: en septiembre del año pasado Guillier casi no existía, en enero había pasado a Piñera y ahora viene bajando, además apareció esta opción de Beatriz Sánchez. Eso nos muestra una extraña volatilidad de la opinión pública y, faltando seis meses para la elección, nadie puede dar por cerrado este proceso ni decir que todo está decidido.
-Siguiendo con la estabilidad de Piñera en las encuestas, ¿por qué nunca le afectan las acusaciones en su contra, como Bancard, las críticas a su patrimonio, las acciones reñidas con la ética?
Llegamos ahí al gran tema de qué es lo que va a elegir la gente y qué está en discusión. Para muchos el tema de la elección, la agenda, es generar empleo, inversión y volver al crecimiento del país que hubo en los últimos 20 años. Si esa es la agenda, eso favorece a Piñera, tiene las mejores credenciales para eso. Si uno piensa que lo que se está decidiendo es sobre la transparencia, la relación de la política con el dinero, obviamente que no.
Hoy hay una visión sobre la relación de la política y el dinero sumamente escéptica y negativa respecto de toda la clase política, de gran desilusión, pero también de gran enojo, entonces hay como un gran empate y lo que sale, lo que importa, es cómo volvemos a crecer, a tener inversiones y, por eso, ya no afectan a Piñera estas acusaciones, no le agregan nada nuevo a la visión que ya se tiene de los políticos y de él, no hay novedad, ya está incorporado, probablemente desde su primer Gobierno. La gran disputa comunicacional ahora es entre crecimiento económico y la transparencia de la relación del dinero y la política, ese es el gran tema sobre la mesa y creo que lo que está predominando es lo económico. La agenda que prevalezca va a determinar en gran medida el resultado de la elección. (El Mostrador)